19. Softcore (Maratón 3/4)

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Gunther

Lucas quería asegurarse de que lo que había visto no fuera producto de su imaginación, pero no podía adentrarse en ese lugar porque solo permitían el paso a Alfas. Realmente esperaba que Lucas estuviera equivocado y que en este lugar no estuvieran utilizando a niños para propósitos tan viles.

- Disculpé, señor, -me detuvo un guardia cuando intenté ingresar-. Debe elegir el plato que desea ordenar para poder ingresar -informó el hombre de seguridad.

Saqué mi tarjeta y el hombre me pasó su tableta para que eligiera lo que quería comer... Aunque no entendía muy bien las palabras, todas indican claramente que se trataba de comida.

Reconocí la palabra "espaguetis" y fue la que elegí. Pasé mi tarjeta y el hombre se apartó de mi camino. El lugar olía a feromonas de alfas, aunque por mi parte normalmente controlo mis propias feromonas. Esa es otra de las razones por las que me permiten trabajar en un instituto con Omegas.

Dos hombres me acompañaron por un pasillo y luego me indicaron que debía ingresar a una sala. No tuve que observar mucho para darme cuenta de que algo no estaba bien. Desde el principio, había hombres jugando a las cartas mientras tenían en sus regazos a omegas que no alcanzaba ni la mitad de sus estatura. 

Quise vomitar al ver cómo estos hombres, sin el menor disimulo, manoseaban a los omegas mientras jugaban. Lo peor era que no eran los únicos; había hombres sentados con uno o dos omegas como si estuvieran en una cita con ellos. Estos  no estaban vestidos de manera apropiada, llevaban prendas que los dejaban expuestos, incluso había algunos disfrazados de gatos y otras cosas que simplemente me causan repulsión.

Quería salir de ahí, quería llamar a la policía y enviar a todos esos pedófilos a la cárcel.

- Disculpe, señor. Esta noche seré su acompañante -un pequeño omega, que prodria tener la misma edad del menor de mis sobrinos, se inclinó como saludo. Noté que llevaba un collar que decía "espaguetis".

Claramente, aquí no estaban vendiendo comida, estaban vendiendo a estos omegas. 

No podía permitirlo. Agarré al omega del brazo, dispuesto a sacarlo de allí, a salvarlo y luego llamar a la policía.

- ¿A dónde crees que vas? Ellos no salen de aquí -un hombre de seguridad con una cicatriz en su rostro empezó a emitir sus feromonas con la intención de asustarme.

- Diese Kinder sollten nicht hier sein, das ist ein Verbrechen, das ist falsch (Ellos no deberían estar aquí, esto es un delito, esto está mal)

No tenía tiempo para conjugar palabras en su idioma. Hablé en alemán, lleno de rabia y asco. Dejé que mis feromonas salieran y mantuve firme mi agarre en el omega. Iba a sacarlo de allí.

El hombre me observó con confusión, parecía que mis palabras no habían sido entendidas. En ese momento, estaba a punto de gritarle en cualquier idioma, pero alguien se interpuso entre nosotros.

- Disculpe a este hombre, no sabe las reglas, yo se las explicaré -el alfa actuó como si me conociera, intentando quitarme al omega, pero lo empujé

- ¿Qué...? -el guardia iba a interceder por el alfa que había empujado, pero este lo detuvo.

- No sabe manejar su fuerza, no te molestes en intervenir -señaló rápidamente.

- Entiendo, señor, pero si se vuelve problemático, estoy al pendiente -avisó el hombre antes de retirarse.

- Lass dich nicht darauf ein (No te metas en esto) - puntualizó con rudeza.

El alfa dejó salir sus feromonas y se agachó para decirle algo al Omega que tenía sujeto, esté con unas cuantas palabras del desconocido se soltó de mi agarre y salió corriendo.

THE GUILTY PLEASURE (CUARTO LIBRO DE LA SAGA AES)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora