7.CÁSATE CONMIGO

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Cassandra Reid

«Te encontré.»

«Sii mia moglie, cara.»

¡Ya van dos veces! ¡Las dos frases! No hay casualidades. Es de locos, pero Adriano Di Lauro ha dicho las palabras exactas que el hombre de mis sueños. Observo en derredor buscando alguna cámara oculta porque esto de verdad parece una broma de muy mal gusto. Sin embargo, no encuentro nada y el documento en mis manos lo vuelve todo más real. 

—¿Qué has dicho? —al fin encuentro las palabras para hablar. 

—Tienes un problema y yo la solución —expone—. Solo cásate conmigo y sé una madre para mis hijos. 

Ahora sí tomo asiento o de lo contrario, mis piernas temblorosas me harán caer al suelo. 

—¿Es en serio? —inquiero con cara de desconcierto. Al verle confirmar sus palabras con un asentimiento de cabeza, un profundo jadeo escapa de mi garganta—. ¡No entiendo nada! ¡Ni siquiera me conoce! ¿Cómo se le ocurre hacerme semejante propuesta? 

—Es fácil de entender, doctora —mi estupefacción aumenta al verle muy calmado, como si hablara del clima—. Usted necesita un trabajo y yo una figura materna en la vida de mis hijos. Podemos ayudarnos mutuamente. 

—Soy pediatra, no niñera —aclaro con el entrecejo fruncido. 

—Créame, lo sé. Ninguna niñera ha logrado lo que usted.

—¡Yo no he hecho nada! —salto a la defensiva.

Me ha tomado tan desprevenida que me cuerpo se escapa de mi control.

«Casarme con Adriano Di Lauro.»

—Créame cuando le digo que ha hecho mucho haciendo nada. Si acepta mi propuesta, mañana mismo tendría una vacante disponible en este lugar o en el centro de salud que desee. Incluso podría crearle un clínica privada en menos de un mes. 

—Permítanme dudarlo, señor —bufo—. Usted no sabe por qué... 

—Sí lo sé —me corta de sopetón—. Debo admitir que las influencias de su padre son bastante poderosas, pero yo soy el Magnate de Acero, doctora Reid y Florencia es mi territorio. 

¿Acaso podría ser esta mi única salida? 

Escapé de un matrimonio arreglado para caer en otro... aunque en esta ocasión sería bajo mis términos y podría continuar trabajando y quedarme en Italia... 

¿De verdad estoy considerando la propuesta? 

—¿Por qué yo? —me obligo a preguntar. 

—Puedo exponerle un montón de razones doctora, sin embargo, me limitaré a decirle que le bastó unos pocos segundos para ganarse la confianza de mis hijos —no sé la razón, pero sus palabras no me sorprenden. Los niños Di Lauro me parecieron especiales desde el primer instante en que les vi—. Algo que no ha logrado nadie fuera de mi familia y el servicio de la casa. 

Nos quedamos en completo silencio por lo que parecen horas. Decido leer por encima el archivo bajo su atenta mirada, encontrándome con varias cláusulas. 

“La parte A otorgará a la parte B varias tarjetas de crédito bancario para cubrir sus ingresos mensuales.”

“La parte B deberá acompañar a la parte A a eventos públicos o familiares en los que sea requerida su presencia.”

“Los encuentros íntimos o sexuales se llevarán a cabo solo bajo el consenso de ambas partes.”

“La parte B dispondrá de su propia habitación, espacio personal y cualquier otra exigencia por parte de la misma para garantizar su privacidad.”

La Esposa del ItalianoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora