31.LUNA DE HIEL

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Cassandra

—¿Oakland? —cuestiono con una cara poco amigable. Pensé que habíamos superado esta etapa—. ¿Qué significa esto, Adriano? Y por favor que no sea lo que estoy pensando.  

—He comenzado a invertir en el sector hotelero y la ciudad parecía una buena opción. 

—Sí, claro —río y bufo al mismo tiempo—. ¿Sabías que yo tengo la edad de Ella y me chupo el dedo? 

—No hay necesidad de utilizar el sarcasmo, cara.

—Solo te sigo el juego —indico mientras el enfado crece con mayor rapidez. Tenía que estropearlo todo...—. Se te ha pasado por alto el destino que has escogido para nuestro intento de Luna de Miel —comienzo a despotricar en tanto desempaco las maletas con movimientos bruscos—. O tal vez lo has hecho a propósito.

Me detengo a contemplarle por unos instantes. Él permanece recostado en la pared con los brazos cruzados y su gesto impertérrito habitual. No se le da bien mentir, no es su estilo. La respuesta resulta evidente. 

—Lo has planeado todo —me restriego la cara con las manos mientras una amarga sonrisa salta a la vista— y yo caí como una idiota. 

—¿Pero qué estás diciendo? 

—¡La verdad! —aunque exclamo, me cuido de no levantar demasiado la voz para no alertar a los niños—. Tus intenciones son otras completamente distintas a las que me dejaste creer. Esto no es una Luna de Miel, sino de Hiel y el regalo no es para mí, es para él. 

—Una cosa no tiene nada que ver con la otra —habla por fin—. No te he mentido en ningún momento, solo te oculté algunos detalles insignificantes. 

—Insignificantes —río una vez más para esconder las inmensas ganas de llorar que luchan por dominarme—. Bonita palabra, deberías buscar su significado en el diccionario, de paso léete el de mentir y ocultar. Están justo al lado de ¡gilipollas

Estamos en pleno invierno y apenas es medio día, pero de igual forma me meto bajo la ducha sin pensarlo. 

Grito, lloro y pataleo. 

Idiota, ilusa, ingenua...; se me ocurren un montón de adjetivos para describir cómo me siento, sin embargo, ninguno supera al término "adolorida". Me duele porque desafiar a mi ex prometido es más importante para él que yo. Me duele porque lo amo y cada vez se me hace más difícil ocultarlo. 

—Cassandra —escucho su llamado a través del cristal y reprimo un sollozo. 

—¡Vete! 

—Abre la puerta —el tono gélido con el cual maneja la situación me pone los pelos de punta, pero mantengo mi posición. 

Entonces, golpea la puerta hasta lograr colarse dentro del cuarto de baño para meterse bajo la ducha con ropa y todo.

—¡¿Te has vuelto loco?! —profiero seguido de un agudo gritito. 

—¡Tú me has vuelto loco! 

Su declaración me vuelve un ser inservible. Los brazos me cuelgan de los costados más laxos que la gelatina, mi boca se abre de par en par en tanto lucho contra el temblor en las piernas para no caer. 

—¿Y...yo...? 

— ¿No me ves? —se señala a sí mismo—. Ese psicópata te ha acosado con mensajes, te ha amenazado y perseguido. Eres mi mujer —se acerca a mí con cautela—. Meterse contigo es hacerlo conmigo y a mí el que me jode, lo paga con creces. 

—¿Para eso me haz traído? —inquiero en un hilo de voz—. ¿Para restregarle en la cara el triunfo? ¿Eso es lo que soy para ti? ¿El premio de un desafío entre titanes? 

La Esposa del ItalianoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora