21.FELIZ AÑO NUEVO

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Cassandra

Lo miro y no soy capaz de creer que lo tengo delante.

Siento una tensión en mi abdomen que no me deja respirar. 

En un principio creí estar alucinando, pero es que es él; la voz paralizante, el rostro indescifrable junto al voluminoso cuerpo que me hace sentir diminuta y su apariencia diabólica de siempre.

Sus ojos ambarinos me observan inquietos de pies a cabeza, haciéndome sentir desnuda.  

Un pequeño temblor se instala en mis manos y las entrecruzo para no mostrar la debilidad que siento. 

¡Está aquí! Dean está aquí. 

—¿Señora Di Lauro, sigue ahí? —la voz de mi secretaría al otro lado de la línea se escucha muy distante al igual que el barullo de la fiesta. Estoy como en una especie de trance—. ¿Doctora? 

Cuelgo sin responder sin siquiera tener consciencia de mis actos. Creo que he dejado de respirar. 

—¿Cómo...? 

—Feliz Año Nuevo, my love —no me deja terminar—. ¿Me echaste de menos? 

Quiero hablar, pero mi boca se niega  a moverse. ¿A qué ha venido? 

—Yo... —soy interrumpida por el llamado de mi esposo y entonces, soy atacada por una corriente helada, la cual me deja clavada en mi sitio como una estatua. 

Si ambos hombres se encuentran, ¿qué sucedería?

Mis dientes comienzan a vibrar de manera involuntaria y aprieto la mandíbula con todas mis fuerzas para impedirlo. 

Mi ex sigue mi mirada para encontrarse con la misma imagen que yo. Luego regresa a su posición anterior para mostrar esa sonrisa que secunda su seudónimo.

—Por mucho que corras, no podrás escapar de mí, Cass —declara con un tono que consigue estremecer cada hueso de mi cuerpo. Mis piernas se han vuelto débiles de repente y temo no poder sostenerme—. Tienes una deuda conmigo, amor. No me extrañes demasiado, pues nos veremos muy pronto. 

Permanezco en la misma posición en tanto le veo alejarse. No tengo tiempo para reflexionar mucho, puesto que Adriano me alcanza enseguida. 

—¿Por qué tardaste tanto? —la mirada ardiente unida a la voz seductora me mata y el desconcierto se multiplica por mil—. Tienes algo aquí —besa mi hombro sin previo aviso, consiguiendo cortarme el aliento.

No puedo con tanta intesidad. Tengo un nudo de sensaciones instalado en el estómago y temo colapsar una vez estalle. 

—Listo —cubre la marca de su hazaña con la manga de mi vestido, para luego extenderme el tazón con las uvas junto a la copa de vino tinto y guiarme hacia el exterior de la casa. 

Yo no puedo hacer otra cosa sino dejarme llevar por él en modo automático. 

Siempre fui consciente de que en algún momento tendría que enfrentarme a mi ex prometido y lidiar con las decisiones de mi pasado..., pero no así, tan de repente, sin aviso y con mensajitos de mal gusto.

¿Qué pretende? 

¿Por qué me busca ahora después de casi tres años? 

El conteo regresivo comienza y me quedo embelesada contemplando los fuegos artificiales. 

—Feliz Año Nuevo, cara —el italiano me acaricia la piel sensible del oído con su nariz antes de introducirme una fruta en la boca y entrechocar nuestras copas. 

Mastico en cámara lenta al mismo tiempo que me llevo el líquido rojo a los labios y trago todo sin dejar de mirarle. 

—Feliz Año Nuevo, esposo —siento como si hablara por primera vez en mucho tiempo. 

La Esposa del ItalianoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora