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YA ERA EL ÚLTIMO DÍA PARA ELEGIR ENTRE UNO DE LOS SIETE CANDIDATOS DE SU posible esposo y cuando despertó esa mañana nunca creyó que lo primero que vería al salir de su habitación era a su tío esperándola.
- Supe que tienes un caballo ¿Qué opinas de sacarlo del establo? - dice el hombre
Aquello la hizo sonreír en seguida mientras el hombre la lleva lejos del lugar agarrando su mano para poder estar más rápido donde se encuentran los caballos.
- ¿A donde iremos? - pregunta al estar ya encima de su caballo
- Pensé que sería buena idea dar una vuelta - responde con una sonrisa
Aquello la hace sonreír mientras comienza a cabalgar hacia las afueras del pueblo donde al pasar varias personas la saludaron emocionados, sobretodo los niños quienes gritaban su nombre y la saludaban a lo cual ella hacia lo mismo.
- El pueblo te ama - susurra cuando estuvieron dentro de Pozo Dragón
- Solo soy servicial con ellos - responde con una sonrisa
Corrió hacia su dragón que la estaba esperando muy emocionado al sentir como abraza su hocico para luego elevarlo haciendo que ella también lo hago.
- Aemma - voltea viendo al Targaryen
Cuando se acerco el hombre tomó su mano para luego dejarla en el hicico de Caraxes quien parecía encantado con la presencia de la chica quien reí contenta al sentir el calor de la criatura.
- Es hermoso - admite
Ambos se sonríen mientras se ven a los ojos. Al final cada uno va hacia sus respectivos dragones mientras sienten el aire en su rostro a lo cual Daemon sonríe feliz mientras la observa.
La belleza no está en la preocupación, tristeza, frustración o enojo si no en una expresión de relajación o algo parecido como ahora se ve mientras esta montando en el dragón color carbón o ríe sintiendo como la criatura vuela de un lugar a otro.
Observarla con esa felicidad era una honor ¿Quién no daría todo por ver a la mujer que ama feliz? Pues él haría lo que sea con ver esa sonrisa en el rostro de Aemma cuanto tiempo sea posible porque verla se esa manera también lo hace feliz y mucho a decir verdad.
- Caraxes es precioso - revela siendo ayudada para tener los pies en tierra
- Igual que Drogo - dice el hombre teniéndola a su lado - Igual que su ginete -
Sonríe ligeramente para luego ir en camino hacia su caballo, pero antes de hacerlo se queda viendo el pueblo haciendo que una pequeña idea cruce en la mente del Targaryen.
- ¿Qué tal si vamos caminado? - cuestiona a sus espaldas
- Mi madre nunca permite que este sin protección-
- Por algo estoy aquí-
Con esas palabras comienzan a avanzar hacia las calles de Desembarco del Rey donde obviamente las personas la reconocen provocando que varios la saluden emocionados y por supuesto los niños corran para estar al menos cerca suyo.
- Mi princesa- dice un hombre acercándose para luego extender un ramo de flores- Para usted -
- Se lo agradezco mucho señor, son muy bellas - habla con amabilidad
- Princesa - dicen unos niños caminando hacia ella
- Hola pequeños - saluda
- Es mucho más bonita de cerca - admite una niña de quizás siete años
- Tu igual eres bella, dulce niña - acaricia la mejilla de la menor
Varios se atreven a darle varios regalos a pesar de que ella quiere darles dinero ellos se niegan y mientras avanza hacia los muros de Desembarco del Rey sabe con más seguridad que decisión tomar con respecto a su futuro.
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EL DÍA DE DAEMON TARGARYEN ESTABA MUY BIEN HASTA QUE RECIBE LA NOTICIA DE QUE la reina verde desea verlo así que con disgusto camina hacia los aposentos de la mujer quien lo esperaba de una manera muy dramática a su parecer viendo hacia la ventana.
- ¿Me llamo? - cuestiona
- Así es - afirma la mujer - Iré directo al grano ¿Qué quieres con Aemma? -
Aquello lo hace sonreír.
- La quiero a ella - revela
- No, di la verdad, se sincero una vez en toda tu vida así que dime ¿Qué quieres con mi hija? -
- Ya te lo dije, la quiero a ella, como una esposa, compañera, amiga, madre de mis hijas, todo-
- Eso decías con Rhaenyra y ahora mírate-
- Rhaenyra era una ilusión, ella representaba lo que alguna vez quise, el trono, pero ahora lo que me importa es tener una verdadera compañera de vida que ame - responde con sinceridad
Alicent no quería aceptar esas palabras, en su mente el Targaryen lo único que quería era corromper a su dulce hija.
- Espero que encuentres alguien que ames, de una manera genuina solo para que sientas el dolor de cuando te la arrebaten- susurra - Aemma es mi hija y me la estas arrebatando -
- Ya encontré ese amor en mis hijas y en la tuya, me aseguraré que no me quiten a ninguna de las tres -
- ¡Es mi hija! - grita furiosa, pero con las lágrimas a punto de caer - ¡Es mía! ¡Yo la di a luz, la alimente, la crié y la amo! No me la puedes quitar -
- No puedes retenerla para siempre aquí-
- Claro que puedo, soy su madre y más importante soy la Reina -
- Y mi hermano el Rey así que si él lo cree conveniente me casaré con Aemma y aunque no me lo permita luchare para que eso suceda, porque la amo -
No, no quería perder a su hija, ella la dio a luz, la cuido, alimento, protegió y amo, aun la ama y demasiado así que no dejará que alguien como Daemon se la quite con tanta falicilidad sin antes luchar para que su hija se quede a su lado, para siempre si es posible.
Era una lastima que Alicent pensara eso, su tan solo viera los ojos lilas de su hija quien observa con un brillo a Daemon y el deseo que crece día con día en su corazón para poder unir su vida con la del hombre ya que ve en él un verdadero compañero que la amara más que por su físico y que le dará esa libertad que tanto había buscado en su vida además de una felicidad que a palabras de su hermana menor se harán realidad.
