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LA REINA VERDE SE DESPLOMÓ SOBRE LA CAMA QUE LE PERTENECE A SU HIJA MAYOR mientras soltaba varias lágrimas y se aferraba al colchón del mueble sintiendo como su corazón se había roto en mil pedazos cuando su hija se despidió de ella.
Su querida hija, Daemon, sus hijas y sus amados nietos junto con sus dragones abandonaron la capital para irse a Roca Dragón donde estarán un tiempo en compañía de la princesa Rhaenyra y los príncipes para luego ir viajando por varios lugares.
Sabía que ese momento llegaría, pero no quería aceptarlo y ahora ella estaba ahí llorando en la cama de su hija donde cada noche la visitaba para besar su mejilla para darle buenas noches, pero ahora su amada hija estaba lejos.
- ¿Como pude permitir esto? - se pregunta a ella misma entre llantos
Aegon se encontraba en el marco de la puerta con los ojos llorosos, amaba a Aemma ¿Quién no lo haría? Su bella hermana era todo lo que cualquiera quisiera en este mundo no solo por su belleza si no por su manera tan encantadora de ser, por eso la amaba tanto ya que no importaba lo estúpido que llegaría a ser sabia que ella nunca podría llegar a odiarlo en su lugar trataría de entenderlo así que saber que ella se fue, era algo doloroso debido que a pesar de insultarla, ella lo sigue viendo como su hermano, como Egg.
- Dos joyas se alzaron, una verde y otro lila con plata al rededor y con espinas cubriéndolo, del fuego se hicieron - murmura Halaena viendo la cama de su hermana mayor
No estaba triste, sabía que su hermana regresaría aunque eso no evitaba que cierta parte de su corazón se sintiera vacía debido a que ya nadie se interesará en sus insectos.
- Alicent - dice su abuelo entrando
A cambio recibe las sábanas blancas que cubren el colchón en su rostro.
- ¡Lárgo! - grita la mujer - ¡Fuera todos! -
Nadie nunca podrá explicar el amor que siente la reina Alicent Hightower por su querida hija la princesa Aemma, la mujer amaba de sobremanera a la joven Targaryen quien siempre fue su orgulloso y nadie lo entendía, era obvio que todos amaban a la princesa debido a su encanto, pero nadie entendía como la reina amaba a su hija incluso sobre sus otros hijos.
- Pude haberme casado con Aemma, así ella hubiera seguido aquí - habla Aemond con un ceño fruncido
- Sigues siendo un niño idiota, no hables como si hubieras tenido una oportunidad con ella - regaña Aegon para luego marcharse del lugar
Aemond estaba furioso, simplemente recibió un beso de despedida por parte de su hermana quien cargaba a su gordo sobrino Baelon para luego verla montar a Drogon e irse, hubiera suplicado que no se fuera o algo más en cambio estaba ahí con los brazos cruzados.
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RHAENYRA ESTABA MAS QUE FELIZ TENIENDO A SU HERMANA MENOR A SU LADO Y MAS CUANDO está cargado a sus dos sobrinos, niños hermosos que le recuerdan a sus propios hijos cuando eran pequeños.
- Viserys me recuerda mucho a ti cuando eras bebé - dice viendo al menor
Aquello la hace sonreír contenta a la joven quien tenía en sus piernas al pequeño Lucerys.
- Un bebé hermoso - comenta Daemon acariciando el cabello de su esposa
- ¡Mamá! - grita Jacaerys hasta llegar a la mujer mayor
- ¿Qué sucede Jace? - pregunta Rhaenyra
- Baela me dijo que escucho de Halaena que escucho de su majestad sobre un posible compromiso entre Hela y yo ¿Es verdad? - pregunta con un brillo en los ojos
En seguida Rhaenyra no supo exactamente que decir así que voltea hacia Aemma en busca de alguna respuesta a lo cual ella simplemente se encoje de hombros sin saber que decir.
- Puede que sea solo una posibilidad en discusión, pero no hay nada confirmado mi niño - responde
En seguida el pequeño se desanima para luego caminar hacia su tía.
- ¿Puedes por favor convencer al rey de que me case con Halaena, tía? Se que él tomara en cuenta tu opinión y... - se queda callada unos segundos - Realmente me gusta-
Aquello hace que la princesa sonría para luego besar su frente con cariño.
- Haré lo posible, se que Halaena será feliz con un príncipe como tu -
Aquello hace que el Velaryon sonría contento abrazándola.
- ¡Gracias! - grita contento
Los adultos sonríen ante la felicidad del menor.
- ¿Yo me podría casar contigo tía? - pregunta Lucerys con inocencia
Aquello hace que el corazón de Aemma se derrita a lo cual simplemente suelta una dulce risa.
- Dulce Luke, es muy amable de tu parte, pero yo ya estoy casada -
- ¿Y? El maestre me contó que Aegon el Cosquistador tomó dos esposas -
- Así es, pero yo no soy Aegon y tu eres aún muy pequeño -
Aquello desanima al niño que recibe un beso en su mejilla para luego ser entregado a su madre.
- Nos veremos mañana - se despide Daemon tomando la mano de su esposa
Los niños eran cuidados por criadas mientras ambos se alistan para poder dormir, aunque en cuanto estuvieron en su habitación en seguida el hombre abraza a su esposa para luego besar sus labios con desesperación.
Era como si la fuente de la vida fuese Aemma y Daemon así lo siente así que cada beso o caricia por parte de ella se siente como mil años más.
- Daemon - ríe la Targaryen cuando al fin pudo respirar
- Me distes dos niños, mis preciados hijos - susurra el hombre dejando sus manos en la espalda de su esposa - Fuiste sumamente valiente y te debo mi gratitud -
Antes de que Aemma pregunte siente como su esposo comienza a quitarle el vestido provocando un pequeño sonrojo, esa noche en Roca Dragón según algunos sirvientes pudieron escuchar jadeos de ambos al igual que cierto ruido de la cama moviéndose y ciertamente muchos sintieron celos del príncipe, después de todo Aemma era la belleza de los siete reinos y no solo hombres estaban detrás suyo si no también algunas mujeres entre ellas las más conocidas eran mujeres de la calle de seda que no se avergonzaban en decir que si un día la princesa llegará ahí se podrían pelear entre ellas con tal de ser elegidas.
