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SU HIJO VISERYS A PESAR DE SER MAS CALMADO QUE EL RESTO DE SUS HIJOS TAMBIÉN tiene ambiciones y ese era ser el mejor guerrero que Poniente a visto así que era común verlo entrenar con su padre, tío o hermana Baela aunque para el niño el mejor entrenamiento era cuando estaba con su madre a pesar que solo jugaban con espadas de madera siempre le fue divertido hacerlo ya que era un momento especial donde solo estaba su madre y él sin él resto de sus hermanos.
Y era algo claro, Baelon al ser el mayor seria un día Rey así que le pertenecía a la corona, pero él como segundo hijo sería completamente de sus padres así que quizás entre todos los hijos de su madre él era el más apegado a ella siempre buscando su protección o atención e incluso siendo un poco celoso.
- ¡Mamá! - grita cuando ella lo abraza comenzando a hacerle cosquillas
- Y es así como derrotas a tu rival - ríe divertida
El niño sonríe mientras abraza a su madre quien acaricia su cabello con suavidad para luego besar su mejilla.
- Te amo mamá - murmura
- Yo te amo a ti mi dulce hijo - la mujer acaricio su mejilla - El día que naciste las aves cantaron de felicidad y el sol brillo ante tu llegada -
Aquello lo hizo sonreír, pero lo hizo aun más cuando vio a su padre así que no dudo en correr hacia él quien lo cargo revolviendo su cabello.
- Veo que estas entrenando con la mejor hijo mio - sonríe el hombre
- Así es padre - sonríe el menor - ¿Cuando podremos ir a volar? Caníbal se pone ansioso si no estira sus alas -
- Quizás mañana - responde el Targaryen
- ¿Puede venir Alyra? - te atreve a preguntar viendo a su madre - Visenya puede ir con padre y Alyra contigo madre, por favor -
- No lo sé mi niño - habla la mujer tomando la mano de su esposo - Alyra es valiente, pero no se si le guste estar montada en un dragón -
- Puede venir conmigo entonces para que la pueda cuidar - propone una vez más
En seguida su madre le sonríe para luego besar con cariño su mejilla al entender las intenciones tan lindas de su hijo mientras que Daemon simplemente ríe para luego revolver su cabello aunque pronto esa tranquilidad se va cuando otros cuatro niños entran a la habitación, en seguida Aemma es abrazada por sus hijos menores mientras que Daemon por su hija mayor quien hace que la cargue por su espalda.
- No entiendo como guardan tanta energía estos niños - dice Rhaena cansada
Baela simplemente suelta una risa tirándose al suelo donde en seguida sus hermanos menores corren para jugar con ella, los gemelos son quienes fingen ser dos osos mientras ella es una fiera guerrera.
Eran siete hijos, Baela y Rhaena no eran sus hijas por sangre sin embargo lo eran en su corazón así que no dudaba en llenarlas de besos cada que las veía, después estaban Baelon y Viserys quienes eran sus primogénitos por ende la adoración de ella, Visenya era su dulce guerrera quien siempre corría a sus brazos dejando a un lado la espada que sostenía para ir con ella y por último estaban Maegor y Maegelle ambos siendo una luz de la luna y una luz del sol siendo unos pequeños tesoros.
- ¿Podemos dormir hoy con ustedes? - pregunta Maegor en el regazo de su madre
- Bien, pero no dudaré en empujar a alguien de la cama si alguno me patea - amenaza Daemon - Sobretodo tu bestia -
Visenya solo frunce el ceño mientras deja ver sus pequeñas pecas haciendo que su madre bese una de sus mejillas.
- Esta bromeando - dice Aemma o al menos eso esperaba
Aemma y Daemon estaban en la orilla mientras que las gemelas en medio sosteniendo a los gemelos varones mientras que los gemelos menores estaban en los brazos de su padres Visenya estaba ya dormida en el pecho de su padre debido a que la historia del reina del Rey Jahaerys siempre le aburrió y más cuando se debía nombrar todos sus hijos.
- Mamá - murmura Rhaena
- ¿Si mi niña? - pregunta la nombrada acariciando el cabello de su hijo Maegor, le recordaba al cabello de su madre a veces rojo, pero con poca luz se podía ver ligeramente castaño
- ¿Crees... Que mi matrimonio con Luke será bueno? - se atreve a preguntar
- Lucerys es un buen niño y desde que nació siempre fue dulce - acaricia ahora el cabello platinado de su hija - Mi dulce Rhaena, no temas veras que todo estará bien porque he visto como él te observa con un amor puro... Además si llega a pasar algo no dudes en decírmelo, tu madre es la Reina -
La joven sonrío contenta para luego acurrucarse en el pecho de Aemma quedando dormida mientras que la mujer observa el rostro de cada uno de sus hijos tomándose el tiempo de observar cada característica suya, Baela tenía unos bellos labios, Rhaena tenia unas cejas finas, Baelon poseía hoyuelos, Viserys tenía una sonrisa dulce, Visenya tenía pecas que adornaba todo su rostros, Maegor tenía cejas abundantes sin embargo estas no sobresalen y finalmente Maegelle poseía labios pequeños y a la vez esponjosos.
- Solíamos hacer esto más tiempo antes ¿Recuerdas? - voltea viendo a su esposo quien le sonríe - Cuando cada uno era bebé pasábamos horas viéndolos sin cansarnos e incluso cuando Maegor enfermo pasamos toda la noche a su lado sin sentir sueño el día siguiente -
Aemma sonríe ante los recuerdos, sus niños ya no eran tan niños y eso era claro ya que pronto Rhaena cumplirá diecisiete por lo cual los preparativos para su boda con Lucerys empezará así que estaba algo nerviosa, quería detener el tiempo en ese mismo momentos para que sus hijos sean solo sus hijos, sus niños dulces que aún se aferran a ella en las noches de tormenta como la de ahora así que simplemente se quedó dormida admirando el rostros de sus niños.
El labor de la maternidad era el trabajo más hermoso, pero a la vez más dolorosos que existía así que agradecía que sus hijos fueran unos niños tan bellos y sonrío mientras se quedaba dormida teniendo a sus seres más amados con ella.
