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LA JOVEN REINA DESDE EL BALCÓN OBSERVA CON ENTUSIASMO COMO VARIOS nobles de distintas casas llegan de distintos lugares del reino e incluso de Dorn o el Norte, aunque lo que más le gustó fue ver a la casa Blackwood como Bracken juntos y sin disputas así que volteo viendo a su hija Baela, estaba orgullosa de su logro así que se acerco a besar su frente con cariños.
- Hiciste un gran trabajo mi niña - Aemma estaba orgullosa
- No fue muy complicado a decir verdad, Lord Oscar deseaba tanto un momento de paz como tú - dice la princesa
- Me alegra escuchar eso - sonríe
- Majestad, por favor quédese quieta - pide una de sus damas
La mujer simplemente sonríe quedando quieta en su lugar mientras varias sirvientas estaban acomodando su ropa, peinado y joyas.
Varios mechones de su cabello fueron trenzados como dejando varias joyas de oro en las trenzas, su vestido era de color perla con toques tanto rojos como verdes y finalmente sus joyas eran de los conquistadores, un collar de Aegon, anillos de Rhaenys y aretes de Visenya.
- Luces bonita madre - dice Rhaena
- Gracias mi niña - sonríe viéndose al espejo
Las puertas se abren dejando ver a Daemon también vestido de color perla con colores rojos y negros, tenía los anillos del príncipe Baelor y la espada hermana oscura a su lado.
- Lo sé, me veo apuesto - sonríe besando los nudillos de su esposa - Pero tu mi querida esposa, te vez maravillosa -
Además sonríe agradecida.
- Perfecto - murmura acomodando el cabello de su esposo - Luces como un rey regente -
- Y tu como una Reina - dice viéndola atentamente - El color perla te queda bien, resalta tus labios rojos -
Ambos se sonríen felices, las damas sonríen encantadas al ver un amor tan puro en frente suyo.
- Majestad - las puertas se abren revelando a Gwayne Hightower quien en seguida suelta una risa alegre cuando su sobrina mayor corre a abrazarlo
Quizás los años pasen, pero nadie puede olvidar a la joven Princesa Aemma que corría por los largos pasillos de la fortaleza siempre buscando los brazos de sus personas amadas.
- Tío - sonrío
- Mi querida sobrino, los Dioses han sido gentiles contigo y estoy orgullosa de que en unas horas pueda llamarte Reina - habla el pelirrojo observando detenidamente a su sobrina - Luces como mi madre, ella estaría orgullosa de ti si te viera igual que tu padre -
La mujer sonrío ante esas palabras, su padre, su amado padre.
- ¿Serás este día mi guardia? - cuestiona
- Así es - asiente - Mi espada esta a tu servicio -
- Creo que debemos de agregarla a la lista entonces - comenta Daemon con su hija Baela al lado
Parecía que Daemon se reproducía por si solo ya que su hija Baela, Visenya y su hijo Maegor eran idénticos a su padre.
- Vamos madre, ya nos estarán esperando - habla Rhaena tomando el brazo de la mujer
- Cierto - habla la Targaryen
Su esposo como ella caminaron lado a lado mientras se sostenían las manos, sus hijas detrás suyo y a cada lado guardias que custodian la seguridad de su querida monarca.
Cuando las puertas se abrieron todos voltearon notando la innegable belleza de la mujer que pronto le jugarán lealtad ya que a pesar de los años Aemma solo aumentaba su belleza con sus rasgos tan enigmáticos que posee gracias a la antigua valirya además de sus dulces gestos que llena de calidez los corazones de todos y esa vez no fue la exepción con su reluciente sonrisa que demostró durante todo el proceso.
La corona de Daemon estaba hecha de oro, bastante simple si no fuera por las joyas rojas como negras y pequeñas figuras de dragón hecha de acero valiryo, todo a petición de Aemma que por cierto su corona fue la misma que su padre el Rey Viserys el pacífico utilizó, así ambos voltearon hacia los súbditos quienes aplaudieron al ver a sus nuevos monarcas.
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Cada casa de los siete reinos se presentó ante la reina y por supuesto ya sea hombre o mujer al menos uno de ellos quedó sonrojado ante la amabilidad como belleza de su reina quien siempre se acercaba a quienes ya conocía como por ejemplo a los del Norte.
- Cregan Stark - sonrío la mujer levantándose - La última vez que lo vi era solo un joven y ahora es el protector del Norte, que orgullo -
En seguida el hombre se sonrojo profundamente ante las palabras.
- Se lo agradezco mucho Majestad y usted sigue igual de bella como la última vez que la vi - sonríe besando el dorso de su mano
Cuando la joven reina tomó asiento al despedirse del ahora hombre siente como su esposo toma su mano.
- ¿Crees que sería oportuno embarazarse de nuevo para que todos esos Lores sepan con quien estas casada? Porque todos ellos parecen anhelar ser tu consorte -
Aemma simplemente sonríe ante las palabras del hombre para luego besar su mejilla con cariño.
- No es necesario probarle nada a nadie querido, porque ambos sabemos que tu eres mio y yo soy tuya ¿Recuerdas nuestra boda? Esas fueron nuestras palabras -
Daemon sonrío para luego besar los nudillos de su esposa con suavidad y luego dejar ver una suave sonrisa.
- Su majestad - voltea viendo a los príncipes de Dorne así que sonríe
- Me alegra verlo aquí, espero y su viaje como estadía aquí sea de lo mejor - desea la joven reina
- Nos halaga majestad - dice el príncipe de Dorn
- ¿Es cierto que ustedes pelean con lanzas en vez de espadas? - pregunta Maegor emocionado
- Así es príncipe - asiente
- Me encantaría aprender, un día seré un gran guerrero como mi padre - sonríe con orgullo el niño
- A penas si puedes sostener una espada de madera Mae - murmura su melliza Maegelle a su lado
- Si, gracias hermana - susurra el niño con seriedad
Los adultos simplemente sonríen, Aemma besa la cabeza de su hijo con amor, le parecía divertido ver lo diferente que eran sus hijos uno del otro, pero a la vez compartían un gran amor entre ambos y eso siempre le recordaba a sus propios hermanos cuando eran solo unos niños.
