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EL REY VISERYS OBSERVA A LOS SEIS HOMBRES QUE HABÍAN PEDIDO LA MANO DE SU HIJA y solo eran seis ya que el séptimo se fue debido a su actitud tan poco apropiada hacia una princesa.
- Debo admitir que estoy muy halagado al saber que siete Lord de distintos lugares de los siete reinos vinieron hasta acá para poder casarse con mi hija, pero solo uno de ustedes podar casarse con ella así que después de días donde ella los conoció al menos un poco y también ordene que los observaran llegue a una conclusión.
》Así que el día de hoy, yo el Rey Viserys de la casa Targaryen declaró que mi hija la princesa Aemma de la casa Targaryen será prometida a mi hermano, Daemon de la casa Targaryen será el futuro esposo de mi hija.
Varios Lord ya lo tenían previsto y simplemente aceptaron su derrota en cambio algunas aplaudieron debido a la sonrisa de la joven quien voltea hacia el Targaryen quien sonríe orgulloso de sí misma para luego caminar hacia la princesa tomando su mano y besar el dorso.
- Tenemos que decirle a Baela y Rhaena - habla Aemma contenta
Ambos sonríen y con permiso del Rey se fueron del salón de trono con las manos entrelazadas ocasionando que todo el que los viera notará que ahora era ambos están comprometidos.
En cambio las dos niñas estaban con su prima Halaena que a pesar de ser un tanto extraña a su parecer es muy amable y dulce así que les gusta estar con ella, pero al escuchar que la puerta se abrió dejando ver a su padre tomando la mano de Aemma en seguida sonrieron felices corriendo hacia ambos.
- ¿Entonces si se casaran? - cuestiona Baela feliz
- ¿Serás nuestra madrastra? - pregunta Rhaena
- ¿De que color será tu vestido? -
- ¿Nos dejas ayudar a la decoración de la fiesta? -
- ¿Tendremos hermanos? -
- ¿Será niño o niña? -
- Yo quiero que sea niño -
- Yo también-
Ambas hablan con tanta rapidez que los dos adultos solo podían escuchar y sonreír ante sus palabras.
- Niñas - llama la atención el padre de ambas - El Rey me ha concedió casarme con Aemma, estaremos aquí por un tiempo mientras se prepara la boda -
- ¿Y luego a donde iremos? - cuestiona Baela
- A donde sea - dice Daemon volteando hacia Aemma - Quiero mostrarles el mundo entero -
Ambas niñas sonríen, a pesar de que amaban a su madre sabían que su padre nunca llegó a verla como lo estaba haciendo ahora con la joven Targaryen, les gustaba ver a su padre feliz y más aún con una joven que las trataba como si ellas fueran sus hijas.
- Me será un honor tener a su padre como mi esposo y a ustedes como mis hijas - dice amablemente
Las Targaryen no dijeron nada simplemente se acercaron a Aemma para luego abrazarla ocasionando que ella sonría copiando su acción.
- Te lo dije - dice Halaena con una araña en manos - Serán noches de felicidad -
Aemma observa a su hermana menor para luego sonreír y acercarse a ella besando su frente.
- Me alegra haber confiado en ti, mi dulce hermana -
Ambas se abrazan mientras que la menor sonríe viendo a su tío, sabía que él la trataría muy bien, aunque le daba miedo saber que su sobrino Maegor será igual que él, pobre de su hermana.
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ALICENT HIGHTOWER CORRE POR LOS PASILLOS DE LA FORTALEZA ROJA HASTA LLEGAR al cuarto de su hija mayor quien estaba sonriente mientras caminaba de un lugar a otro emocionada así que cuando volteo a verla en seguida la mujer recibió un abrazo.
- ¿Escuchaste la noticia madre? - habla sonriente
Podía jurar que en cualquier momento se pondría a saltar de la emoción.
- Así es, supe que el Rey declaró tu compromiso con Daemon - dice viéndola detenidamente
La Targaryen ríe feliz dando pequeños saltos de alegría.
- ¿No es maravilloso? Puede que el ya haya estado casado y que tenga dos hijas, pero él... Es muy caballero conmigo, se interesa sobre las cosas que tenga que decir o por las que me interesa, me ve como si fuera lo más preciado que existe en los siete reinos y... Él me entiende - habla con una chispa en sus ojos
La mujer la observa, nunca antes había visto a su hija tan feliz como lo es ahora, de hecho siempre la había visto con un sonrisa ligera o riéndose de una manera muy sutil, pero nunca como ahora quien muestra sus dientes, dando pequeños saltos o riendo sin parar.
Alicent tenía muchas razones para amar a su hija Aemma, pero una de las más claras era que se reflejaba en ella, era como ver a su versión joven de nuevo, era aterrador a veces porque varias veces su hija actuaba como ella, cuando era más joven o como estaba actuando ahora ya que antes pensaba que se casaría con un noble caballero y eso la emocionaba, pero los planes cambiaron como los que tenia ella para su hija.
La reina verde se acerco a la princesa para luego abrazarla suavemente mientras acaricia su cabello provocando que la joven imite su acción mientras esconde su rostro entre los brazos de su madre. Amaba demasiado a Aemma así que no le rompería esa ilusión que tiene en sus bellos ojos lilas, su corazón se rompe al pensar que se irá lejos, pero sabe que ella estará bien.
- Mi dulce niña - susurra aferrándose a su hija
- Estaré bien madre -
Aemma sabía muy bien el porqué su progenitora actuaba de esa manera así que dejo que ella la abrazara el tiempo que sea necesario, a pesar de ser su hija la entendía muy bien algo que siempre aprecio su madre ya que de cierta manera la veía como el único apoyo, después de todo sus hermanos menores eran aún unos niños que seguían dependiendo del resto, su padre a pesar de ser un buen hombre no era un gran esposo y su abuelo no era un buen padre así que ella era el único apoyo de su madre, por eso la amaba más que a nadie.
