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QUIZÁS UNO DE SUS LUGARES PREFERIDOS ERA LA CAPITAL, PERO ESTAR AHÍ le era algo asfixian así que estar lejos de donde creció hasta cierto punto era realmente relajante y aun más al saber que sus hijos crecen lejos de la corte o sus reglas.
Incluso su futuro hijo o hija crecerá de esa manera al menos por unas lunas mientras ella se recupera para poder viajar de nuevo a Desembarco del Rey, hace algunas lunas había ido solo para visitar a su padre debido a que enfermo y ella se ofreció para ir a los viajes reales en el Valle de Arry.
- ¡Muña! - habla un pequeño Baelon de dos años
Volteo sonriente cuando ve a sus hijas traer a sus hermanos.
- Mis bellos hijos - dice besando la mejilla de los cuatro menores
Estaba rodeada de varias sirvientas dadas por Lady Jayne Arryn para que puedan atenderla en cualquier momento debido a su embarazo ya avanzado.
- ¿Dormiste bien mamá? - pregunta Baela sentándose cerca suyo
- Si dormí - responde
- ¿Pero bien? - pregunta esta vez Rhaena
El embarazo había sido algo duro al principio debido a sus dolores constantes en sus piernas o pies, sus mareos constantes y ahora más que su hijo o hija comenzó a patear.
- Dormí al menos cuatro horas - responde
- Deberías hacer que todos ellos se aseguren de tu salud - sugiere Baela refiriéndose a las sirvientas - Eres una princesa mamá, ellos te sirven -
Baela era un dragón, tan fiera como una bella rosa con espinas, era su querida guerrera siempre dispuesta a defender a su familia.
- No hace falta que me cuiden tanto mis niñas, ese es mi deber -
- Un deber demasiado incomodo madre - cometa Rhaena
- Esta incomodidad es como sirvo al reino mis niñas, los guerrero tienen sus propios campos de batalla y esta es la nuestra -
- Prefiero servir al reino montando mi dragón con hermana oscura en mano trayendo la victoria de una guerra - comenta Baela
Aquello la hace reír ocasionando que sus dos hijos imitan su acción.
- Estoy segura que lo harás mi niña y yo estaré ahí esperándote para verte orgullosa, da igual lo que hagan ustedes yo siempre me sentiré orgullosa -
Rhaena sonríe acostándose a su lado mientras que Baela lo hace del otro lado, cada uno con uno de los mellizos en sus brazos quienes recargan su cabeza en el vientre abultado de su madre.
Daemon entra a la habitación notando como sus hijos están dormidos al igual que su esposa así que simplemente sonríe besando la mejilla de cada uno para luego cubrirlos como una manta y acostarse a los pies de la cama donde su hijo Baelon se movió para poder dormir mejor.
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AEMMA GRITA DE DOLOR, DE NUEVO TENÍA QUE PASAR POR EL DOLOROSO PROCESO DE parto donde sentía como sus huesos se abren, su sangre abandona su cuerpo, el sudor es abundante y suelta lágrimas aunque debía de admitir que el resultado era hermoso.
Quería tener a su hijo o hija en brazos, saber como son sus ojos, el color de su cabello o como será ese calor que sus hermanos mayores le brindaron cuando los tuvo en brazos por primera vez.
- ¡La cabeza! - anuncia la partera
Suelta un grito más fuerte, su mano derecha era sostenida por Daemon quien besa sus nudillos hasta que después de unos pocos minutos se escucha en la habitación el grito de un bebé.
- Es una niña - anuncia una sirvienta
En seguida suelta una risa de felicidad, era una niña, era una preciosa niña.
- Visenya - dice en cuanto la toma entre sus brazos
No era tan grande como Baelon cuando nació o pequeño como Viserys, tenía un ojo violeta y otro verde, cabello rubio casi platinado además de unas bellas pecas que adornan todo su rostro.
- Nuestra bella hija - sonríe Daemon en cuanto tiene a la menor entre sus brazos
Ambos ríen de felicidad al ver como la bebé parece calmar su llanto cuando ve el rostro de sus progenitores quienes están encantados con la recién nacida.
- ¿Es Visenya? - dice feliz Rhaena
- Así es mis niñas, vengan a verla - anima la Targaryen
Las dos princesas se acercan hasta ver a la pequeña bebé que está viendo todo con mucha curiosidad y cuando las ve muestra una pequeña sonrisa.
- Ya las quiere - habla su padre
- Es muy linda - halaga Baela
Las puertas se abren dejando ver al septo Malthus quien carga con algo de dificultad a las dos mellizos quienes parecían emocionados de conocer a su hermana menor.
- Ven Malthus, ven a ver a Visenya - anima Rhaena
El joven deja a los menores en la cama donde los niños van en seguida hasta su madre para ver mejor a la bebé.
- Ella es Visenya, su hermana menor y es su deber cuidarse entre sí - habla Daemon a sus hijos menores
-Nya - balbucea Baelon
- Si mi dulce niño, ella es Visenya - sonríe Aemma besando la mejilla gorda de su hijo mayor
- Fe- Felicidades mi princesa, la madre la ha bendecido una vez más - dice nervioso el joven septo
- Te lo agradezco Malthus - sonríe con dulzura la princesa
No había mujer en los siete reinos más bendecida que la princesa Aemma Targaryen quien a pesar de estar ya casada no perdía su belleza, de hecho se tenía previsto que jamás la perdería ni aunque fuese ya una mujer con arrugas será aun bella, pero no solo era su belleza si no también era su buen corazón que provocaba mariposas en el estómago de cualquiera ya sea de alta o baja cuna e incluso mujer u hombre.
Una princesa sin rumores que provoquen una mala imagen, con una gran belleza, con una gran fertilidad debido a sus ahora tres hijos en solo tres años y ni hablar del amor que le tiene su esposo el príncipe Daemon, no se había visto ese tipo de amor desde los primeros hijos del Rey Jahaerys quienes vivieron un buen matrimonio como ambos Targaryen lo están viviendo en esos momentos.
