cap 4: Obsequios y pesadillas

281 35 11
                                    

Después de que Zuko comenzó a caminar, solo lo seguí intentando retomar nuestra conversación para no aburrirme el tiempo que fuéramos a demorar.

—Sabes, siempre lo ví como un viejo sabio. Ya sabes: "Deja que tu corazón te guíe" o algo así.

Traté de imitar a alguna clase de anciano sabio, incluso cambie mi voz al momento de citar una frase inspiradora, lo cual causó una pequeña sonrisa en este príncipe amargado, fue chiquita pero la pude notar.

—Dejate de tonterías y camina, holgazana.

—Como diga, su amargada alteza.

Paseamos por aquí y por allá, pero no encontramos nada que nos llamara la atención, aunque estoy segura que mi tío estaría contento con cualquier tipo pero por algún motivo Zuko dice que debemos buscar algo bueno o nos regresarán sin importar qué.

Seguimos caminando por los puestos, de vez en cuando mi mirada se quedaba clavada en uno que otro collar, están realmente bonitos, los aretes también pero no me gustaría usar otros además de los que me regaló mi madre.

Justo estaba viendo uno cuando noté en el puesto de al lado el juego de té perfecto.
Opté por agarrar la manga de mi acompañante para detener su paso.

—¡Mira, este es perfecto!.

Lo solté para acercarme al puesto, por los pasos detrás mío puedo suponer que Zuko también.

—Disculpe, ¿a cuánto el juego de té con diseño de dragón?.

Se ve muy lindo y curioso, se ve que trabajaron mucho en el detalle de las tazas, ni hablar de la tetera.

Hablé un poco con la señora, se escuchaba agradable, luego de intercambiar un par de palabras me dijo el precio, el cual me pareció más que justo.
Miré al principe que estaba distraído mirando quien sabe qué, como no prestaba atención le dí un leve codazo.

—¿Qué?.

—¿Cómo qué "qué"?. Hay que pagar y por la prisa no traje dinero.

Lo ví voltear sus ojos mientras se acercaba a la vendedora para completar la compra.
Por algún motivo esta compra me hizo contenta, no es para mí pero la vasija es tan buena que me emociona.

Luego de ello dimos la vuelta en una esquina, solo bastaron unos pasos para que Zuko se detuviera con una cara de entre frustración y enojo.

—Espera aquí, me olvidé de algo.

—¿De qué? Si quieres puedo ir por el.

—Solo quédate aquí.

Me quedé parada a un lado de la calle observando como el principe regresaba al parecer al puesto de la señora, aunque no podía saberlo pues poco después lo perdí de vista.

No logro entender el porqué de su actitud, de hecho hoy no logro entender muchos de los comportamientos de las personas, espero ser solo yo siendo rara.
De todas formas no olvido lo sospechoso que actúan todos, ni bien llegue al barco averiguaré un par de cosas.

Pasaron un par de minutos en los cuales me dedique a apoyarme contra una pared mientras tarareaba una melodía cualquiera.
Esto es aburrido.

¡Por fin!.
Pude verlo regresar tranquilamente, aunque de cierta manera se sentía raro, su actitud parece no tener cambios pero me da la sensación de que si.

—¿Qué fue lo que olvidaste?.

—Nada que te importe, vámonos.

Se adelantó unos pasos mientras solté un suspiro pesado y alzaba mis hombros, supongo que no tiene sentido decirle algo sobre su actitud.
Para ser sincera, hoy está siendo mucho más tratable que de costumbre, así que todo está bien para mí.

La misión secreta-ZukoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora