Capítulo 3

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Dima Voronin Sminorv

Una semana. Siete días habían transcurrido desde que me mudé a Japón y me decepcionaba decir que Jun no mostraba ningún interés en permanecer cerca de mi persona. Huía de mí como si tuviera alguna peste de la que no había sido consciente. Había sido amable y atento, tal como me sugirió mi madre, pero eso no estaba funcionando.

En las pocas ocasiones que logré que Jun saliera a caminar conmigo por los jardines de la mansión siempre permanecía en silencio. Apenas si me miraba. Su dama de compañía, Aiko, permanecía cerca de ella en todo momento. Las pocas veces que escuché hablar y reír a Jun fue con ella. Tal vez se sentía intimidada por mi presencia, no buscaba gustarle, solo llevarme bien con ella, tal vez incluso hacerme su amigo.

Así que hoy cambiaría de estrategia. Específicamente, cambiaría de ambiente. Sabía por mis hermanas y sobrina que a las mujeres les encantan las compras y salir a divertirse. Tal vez eso era lo que necesitaba Jun. Un poco de soltura y diversión para que vea que no soy un idiota.

Me detengo frente al shoji de Jun por dos motivos. Uno, no se escuchaba ningún sonido detrás de este y a estas horas, en la tarde, Jun y Aiko siempre se encontraban tomando la merienda y riendo a carcajadas. Y dos, la mujer frente al shoji.

Aún no sabía nada sobre ella, solo que era la guardaespaldas de mi prometida. Su mirada se encuentra con la mía y es como ver una cáscara vacía. Al parecer, todas sus emociones y reacciones se encontraban bajo llave. Lo que la hacía más intrigante para mí. Por supuesto, en un aspecto profesional. Quería saber más sobre la mujer que protegería a mi futura esposa con su vida si es necesario. Necesitaba saber si podía confiar en ella. Aunque no le manifestaría mis dudas de que ella sea la adecuada para el trabajo a Shinoda, eso sería un gran golpe a su ego.

—¿Cuál es tu nombre? —decido preguntar.

Igual que como todas las veces que se lo pregunté durante la semana, no responde, lo que me hace suspirar de frustración. Doy otro paso hacia ella.

—¿Tengo que decirte quién soy para que respondas a mi pregunta? Esta falta de respeto está siendo muy imprudente de tu parte si aprecias tu vida —La verdad era que me importaba una mierda su falta de respeto o imprudencia. Pero quería que respondiera a mi pregunta.

Por primera vez obtengo la más mínima expresión facial de ella. La esquina de su ojo derecho se contrae, como si fuera un pequeño tic nervioso.

—Sé quien eres. Y no me importa lo que puedas hacerme. No eres mi jefe —alza la barbilla desafiante. Bien, era bueno que no se intimidara fácilmente, pero mi paciencia con esta mujer estaba pendiendo de un hilo.

—No seré tu jefe, pero eres la guardaespaldas de mi prometida. Así que quiero tu maldito nombre —Doy otro paso más cerca de ella, hasta que tiene que alzar la cabeza para sostenerme la mirada—. Ahora. O no te gustará como terminará esto.

Mi tono no dejaba espacio a discusión y aun así, se atrevió a desafiarme de nuevo, guardando silencio por unos minutos más de lo necesario.

—Izumi Nakamura —dice entre dientes —, señor Voronin —escupe con desprecio.

Sí, había pensado hace tan solo unos segundos que no me importaba que esta mujer me respetara, pero ahora quería hacer de mi misión personal que me hablara con respeto. Era insolente e iba a enseñarle que yo no era alguien que soportara ese tipo de actitudes.

—Nakamura —digo, dejando que el veneno se deslice en cada una de las letras de su apellido—. ¿Mi prometida se encuentra desocupada? —pregunto alejándome algunos pasos, sintiéndome satisfecho por ahora con lo que había obtenido de ella.

Fascinada por un mafioso © [Libro 4] | [Próximamente en Físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora