Capítulo 13

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Mei Yoshida 

El auto se encontraba en completo silencio, lo que era escalofriante. Había tratado de explicarle a Shun lo mejor que pude el plan que tenía mientras lo desataba de la silla y ponía otra cuerda alrededor de sus manos. Sabía que no haría nada, él no era estúpido, pero los demás no sabían que no intentaría escapar, así que por las apariencias tenía que hacerlo.

Shun estaba sentado en el asiento trasero del auto. No llevábamos escoltas con nosotros a pesar de lo que había sucedido ayer. Dima era un hombre muy confiado de sí mismo por lo que había visto de él, así que tal decisión no me sorprendía.

Lo observo por el rabillo de ojo, apenas si había dicho más de dos palabras desde que salimos de la mansión de Shinoda. Aun su conversación con Shun persistía en mis pensamientos, los había escuchado hablar a escondidas. ¿Todo lo que le había dicho era verdad? De ser así, estaba en más problemas de los que creí. Solo esperaba que el plan que tenía borrara la desconfianza que sentía por mí.

***

Mantengo el arma firme contra la espalda de Shun a pesar de mi reticencia a apuntarle. Dima mira a su alrededor estudiando los edificios sucios y con apariencia de estar abandonados. Estábamos en uno de los barrios más pobres de Tokio, casi nadie se atrevía a venir por aquí, solo los que estaban muy desesperados para salir de un apietro. Como yo.

—¿Dónde estamos? —el marrón de su mirada me escruta, tratando de ver lo que hay mi cabeza. Podía sentir la desconfianza que desprendía, pero aun así, su expresión era completamente serena.

Shun, por otro lado, permanece en silencio, si sabía lo que le convenía seguiría así. Aunque en cuanto se diera cuenta del resto de mi plan, comenzaría a protestar de alguna manera. O no.

—Anoche pedí un par de favores a algunos conocidos y al lugar que me guiaron fue a este. Aquí se encuentra el hombre que le puso precio a tu cabeza, al menos eso fue lo que me dijeron. Como ninguno de ellos lo ha visto, Shun nos lo señalará cuando lo veamos.

Dima vuelve a mirar a su alrededor.

—La persona que está pagando millones por mi muerte, ¿vive en esta pocilga?

—No. No vive aquí. Este es el lugar que tiene designado pare reunirse con sus compradores.

Inclina la cabeza mirándome y parece darse cuenta, pero ya es tarde. Alejo el arma de Shun y con una rápida llave tengo a Dima de rodillas en segundos, con mi arma apuntándole en la sien.

—¡Kosei, tengo a tu hombre! ¡Así que sal de donde sea que estés! —grito.

Sin duda era un plan de mierda para recuperar la confianza de Dima, pero había tenido que trabajar sobre la marcha.

—Y la hija pródiga vuelve a casa —dice una voz desde las sombras en japonés.

Que comience el show.

***

James se detiene a unos cuantos pasos de distancia frente a mí con una máscara cubriendo su rostro. Era blanca con rayas rojas y doradas. Su cuerpo, y estaba segura de sus armas, estaba oculto gracias a una túnica negra. Casi pongo los ojos en blanco ante su atuendo, pero debía reconocer que era ingenioso.

A su lado se encontraban dos siluetas más con el mismo atuendo. Le había hecho creer a James que eran agentes de la Interpol, pero en realidad ambos le debían un favor a Tanaka, quien muy amablemente había accedido a ayudarme. El motivo por el cual no había solicitado más agentes en el frente era porque no confiaba en que no intentarían matar a Dima. Sí, prefería trabajar con dos criminales que eran muy conscientes de que si metían la pata no dudaría en ponerlos tras las rejas.

Solo había dos agentes más en la zona, estaban ocultos y armados con un rifle. Confiaba plenamente en ellos y se encargarían de armar un caos para que Shun pudiera "escapar".

—¿Hija pródiga? ¿Estuviste trabajando para ellos desde un principio? —gruñe Dima temblando de la ira—. Joder ¿Intentaste matarme?

—Cállate —le escupo en ruso, lo que detiene de inmediato su sarta de amenazas e insultos. Que fuera una "asesina por encargo" justificaba que hablara varios idiomas—. Te lo he traído vivo —le digo a los tres hombres en japonés—. Así que quiero un poco más de lo que estaban ofreciendo por él estando muerto. ¿Quién es el jefe? —le pregunto Shun con una corta mirada en su dirección.

Tal y como esperaba, señala a James con la barbilla, este ladea la cabeza como si estuviera considerando mi propuesta.

—Debería matarte por lo que hiciste la última vez que estuviste aquí.

Siento como Dima se tensa bajo mi agarre, pero lo ignoro.

—Quiero cinco mil más por entregártelo vivo —digo, también ignorando sus anteriores palabras. Debió ser actor en vez de agente.

—No —la ira burbujea dentro de mí. Eso no estaba entre lo que habíamos acordado que diría.

—Me das lo que quiero o no te lo... —Un disparo rompe el aire y me hace tirar al suelo a Dima y cubrirlo con mi cuerpo.

Miro por encima del hombro a donde Shun había estado de pie, ahora se encontraba en el suelo con sangre saliendo de su hombro. Sus ojos estaban cerrados y estaba tan quieto que cualquiera pensaría que estaba muerto.

—¡Me dijiste que no vendría nadie más! —le grito a James metiéndome en mi papel—. ¡Eres un cobarde de mierda!

—Solo te devuelvo lo que tu una vez me hiciste.

Me levanto, alejándome de Dima y corro con la intención de pelear con él, pero uno de los hombres que lo acompañan se interponen en mi camino y arremete contra mí. La pelea entre ambos es real, si alguno de los dos media sus golpes existía la posibilidad de que Dima se diera cuenta y no correría ese riesgo. Cuando lo dejo inconsciente en el suelo, el otro hombre lanza un puñetazo contra mi cara. Gimo cuando siento que me rompe la ceja.

Joder, ese me tenía coraje.

Me toma varios movimientos dejarlo en el suelo, cuando comienzo a caminar en la dirección en la que se suponía que debía estar James, me detengo. No estaba. Giro sobre mi eje encontrándolo en un combate cuerpo a cuerpo con Dima.

Mierda. Mierda. Mierda. Eso jodidamente no era parte del plan.

Me apresuro en llegar a donde están y quito a James de encima de Dima, empujo al primero al suelo con fuerza, no sin antes darle un puñetazo en las costillas. Cuando me volteo para ver como está Dima, este abre los ojos de par en par, arroja sus brazos sobre mí para alejarme de la bala que James había disparado en mi dirección, pero ya era demasiado tarde.

—Mierda —creo que digo cuando la bala impacta contra mi espalda.

Dima me da la vuelta con sus brazos rodeándome, así que aprovecho la oportunidad. Saco otra de mis armas de la cinturilla trasera de mi pantalón y le disparo dos veces en el pecho a James antes de que el dolor en mi espalda se vuelva insoportable.

Apenas soy consciente cuando Dima me lleva al auto y nos saca de ahí, dejando en nuestra retirada a cuatro hombres inconscientes.

Lo había conseguido.

Es lo último que pienso antes de quedarme dormida a causa del estrés, ansiedad y dolor. 


Fascinada por un mafioso © [Libro 4] | [Próximamente en Físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora