Capítulo 18

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Dima Voronin Smirnov 

Observo la pantalla del ordenador detallando todo en la imagen, estábamos en mi habitación revisando las grabaciones. Los de seguridad habían protestado un poco cuando les pedí muy amablemente me dieran acceso a todas las cámaras de la mansión.

A Shinoda no le haría mucha gracia, pero en cuanto supiera mis motivos me dejará hacer lo que quiera con tal de no perder el arreglo matrimonial.

A mi lado, Izumi observaba la pantalla sin parpadear. Había estado en silencio más de lo normal y no había dejado salir ninguno de sus comentarios ingeniosos. Quizá recordaba de una vez por todas quién era yo y del poder que tenía en mis manos.

Esta situación también había puesto mis pies sobre la tierra; había estado a punto de echarlo todo a la basura por una follada y eso no debía suceder de nuevo.

—Ahí —digo poniendo en pausa una grabación de varias semanas atrás.

—¿Qué? Solo están los guardias de seguridad —la voz de Izumi sonaba apagada, como si estuviera muy lejos de aquí.

—¿Ves el leve parpadear en la imagen? —niega sin apenas prestarme atención—. Alguien entró al sistema de seguridad y congeló la grabación para que la persona que instaló las cámaras pudiera entrar a mi habitación sin ser vista.

Suspira ruidosamente.

—Bueno, ya descubriste el misterio de como entraron. ¿Puedo irme? —Sus palabras salen a regañadientes, como si el pedir mi permiso fuese peor que flagelarse ella misma.

—¿Tienes un lugar mejor en el que estar?

—¿En realidad? Sí.

Arqueo las cejas.

—Parece que el mentirme se está volviendo una costumbre, ¿o me equivoco, pequeña mentirosa?

Cada músculo de su cuerpo se tensa. Estábamos sentados uno al lado del otro frente al escritorio, por lo que el espacio entre nuestros cuerpos era mínimo.

—Deja de llamarme así. Y no soy una mentirosa, tengo trabajo que hacer.

—No. Tu trabajo se encuentra durmiendo ahora mismo, así que no tienes nada que hacer.

Ríe, haciendo el sonido más peculiar al final de la risa. Era tal y como haría un puerquito.

—Es muy ingenuo de tu parte creer que mi único trabajo es cuidar de Jun.

—Estás con ella todo el día, el único tiempo libre que tienes, y eso en ocasiones, es la noche.

—La noche es muy larga y recientemente Shinoda me dejó a cargo de otra tarea. Así que, con tu permiso o no, me retiro.

Mi mano es más rápida que mis pensamientos porque sale disparada y la toman por la muñeca evitando que se vaya.

—Voy contigo.

Las palabras salen antes de que incluso pueda ordenar mis propios pensamientos y aunque sé que va en contra de lo que pensé hace tan solo unos momentos atrás, no puedo evitar la necesidad de saber en qué más está trabajando.

—Bien.

***

—No me jodas.

—Nunca lo haría.

No tenía palabras para lo que tenía frente a mí. Estábamos en un circuito improvisado de carreras ilegales y por como miraban a Izumi, quien se encontraba a mi lado con una sonrisa en el rostro, era muy respetada y admirada aquí.

Fascinada por un mafioso © [Libro 4] | [Próximamente en Físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora