Mei Yoshida
Lo observo salir de la habitación con el corazón martilleándome el pecho. No sabía qué demonios había estado a punto de hacer. Y lo que me preocupaba más todavía era el hecho de si lo hubiera detenido.
Me encontraba inestable, fuera de mí misma, y odiaba sentirme así. Creo que el exponerme a una misión de rescate había sido demasiado para mi subconsciente, porque me traía recuerdos que no eran para nada agradables. Me hacían sentirme atrapada de nuevo ahí, bajo su merced.
Una de las razones por las que me habían enviado a esta misión era porque me habían encontrado apta para ello, pero si alguno de mis compañeros se enteraba de que estaba teniendo episodios otra vez, me sacarían. No importaba el método, lo harían, porque esta misión era más importante que cualquier otra cosa.
Shinoda me dejará ausentarme por el resto del día y de no ser así, tampoco me presentaré a mi turno. Jun estaría segura siempre y cuando no saliera de estos muros. Saco el teléfono desechable de debajo de una de las tablas que se encuentran bajo la cama y le envío un mensaje a Himari, una de mis compañeras asignadas, preguntando por Shun.
Su respuesta es casi inmediata.
Número desconocido: Se encuentra bien. La bala no dañó ningún nervio. Katashi está furioso por lo que James hizo. En cuanto puedas, quiere hablar personalmente contigo. Bien hecho.
Su mensaje me ponen los nervios a flor de piel. No significaba nada bueno que el jefe quisiera hablar conmigo, no después de lo que había sucedido hoy. Le respondo con un «De cuerdo», apago el teléfono y lo guardo de nuevo. Teníamos un horario a la hora de enviarnos mensajes, por lo que no me perdería de ninguna información mientras el teléfono estuviera apagado.
Deambulo por mi habitación por lo que parecen ser horas hasta que termino sentada en una esquina. Ahora que todo se había resuelto en cuanto a Shun, debía concentrarme en algo más o me volvería loca. Dima seguía sin decir alguna información importante, tal vez poner micrófonos y cámaras en su habitación no era suficiente. Debía encontrar una manera de intervenir su teléfono. Había conversaciones que no podía escuchar por completo y tal vez en ellas podrían decir algo que para mi fuera crucial.
Tenía los materiales para llevar a cabo tal estrategia, lo que no tenía era el momento correcto y ahora mucho menos lo tendría después de lo que había sucedido entre nosotros. Aunque no sabría definir muy bien qué había sucedido. ¿Quería besarme? ¿O solo quería follar hasta el olvido y luego seguir como si nada?
No sabía si me molestaba mas el hecho de esto último o de que no me molestara tanto la idea. Tal vez, al igual que él, me encontraba algo frustrada sexualmente. No por él, sino por todo lo que había estado sucediendo últimamente. El boxear no era desestresante suficiente, pero era lo único que tenía.
Por ahora.
***
Golpeo el saco de boxear con fuerza haciendo vibrar todo mi cuerpo por el impacto. Llevaba alrededor de dos horas en el gimnasio, pero no era suficiente. Mi mente todavía era presa de esas semanas que pasé secuestrada.
Tenía solo diecisiete años cuando mis padres me ofrecieron para una misión. El problema era que la manera en que querían infiltrar agentes en esa misión era todo menos ortodoxo.
Querían atrapar al jefe de un cartel de México. Su producto principal y más demandado era la compra y venta de niñas. Y la Interpol no tenía a nadie que pudiera hacerse pasar por una pequeña de dieciséis años o menos, pero lo que sí tenían era a padres con hijas entrenadas, física y mentalmente desde que pudieron caminar. Yo y otras cinco chicas fuimos enviadas a esa misión luego de cuatro meses estudiando el caso.
Pero ninguna preparación habría sido suficiente para lo que nos enfrentamos en ese lugar y mucho menos cuando nos estaban esperando, porque alguien en la Interpol nos había traicionado.
De las cinco solo tres, incluyéndome, logramos salir vivas ahí. Aunque nuestro mayor anhelo en esa entonces hubiera sido haber muerto en vez de vivir con las secuelas que nos había dejado esa misión.
Solo mi psicólogo y el director de la Interpol sabían lo que me había sucedido a mí y a esas otras chicas. Si mis padres lo supieran, no podrían vivir con la culpa. Para ellos solo había sido enviada al campo a una muy temprana edad y algunas de las cosas que había visto me dejaron traumada y esperaba que siempre creyeran esa historia.
Me quedo en el gimnasio hasta que cae la noche luchando contra mi propia mente, pero incluso después de irme y darme una larga ducha, puedo escuchar sus insultos, gritos, sentir sus golpes y mis huesos rompiéndose... Aun en la oscuridad y en la seguridad de mi habitación vuelvo a sentirme como una niña de diecisiete años a la que llegaron a salvar muy tarde.
Porque así había sido.
Cuando los agentes llegaron ya era muy tarde para todas, en especial para dos de nosotras. Y el rescate; los disparos, el alboroto y la muerte, solo habían sido el botón de oro a la situación.
Por supuesto, podía disparar un arma y escuchar disparos sin querer salir corriendo, pero el simple hecho de participar en rescates me volvía loca. Porque me recordaba que yo no pude ser salvada.
Decidiendo no dejarme caer en un círculo vicioso con mis pensamientos, tomo mi laptop de la mesa de noche y la enciendo, de inmediato comienzo a revisar las grabaciones guardadas de las últimas horas de la habitación de Dima. Cuando termino regreso a la transmisión en vivo; lo encuentro profundamente dormida en su cama.
Las cámaras tenían un lente de visión nocturna, así que podía verlo por completo a pesar de que tenía todas las luces de su habitación apagadas.
Lo observo dormir por lo que parecen ser horas, pero cuando comienza a balbucear y a retorcerse y veo la hora, solo han transcurrido unos veinte minutos. Sin saber por qué, me inclino en dirección a la pantalla cuando el sonido de su respiración acelerada llega a mis oídos.
Bueno, mierda, si sabía el porqué de mi interés por escuchar su respiración acelerada y cuando su gemido se filtra a través de las bocinas de mi laptop mi corazón se detiene por unos breves segundos.
¿Acaso estaba teniendo un sueño húmedo...?
Me sobresalto cuando se sienta abruptamente en cama jadeando. Enciende la lámpara en su mesa de noche y se pasa ambas manos por el rostro pareciendo frustrado. Y como si no hubiera sido suficiente escucharlo gemir, se quita las sábanas de encima, dejando ver su miembro erecto a través de su bóxer.
—Esto no puede estar pasando —susurro sin poder apartar la mirada de la pantalla. Siempre adelanto las grabaciones cuando se está desvistiendo o cambiando de ropa, pero ahora que lo veo casi completamente desnudo no puedo obligarme a apartar la mirada.
Era hermoso, por no decir que sexy y la personificación del sexo. Su pecho estaba, en su completa totalidad, tatuado. Los tatuajes se perdían por debajo de la liga del bóxer, dejando muy poco a mi imaginación. Sus muslos eran gruesos y estaban bien tonificados como resultado de pasar largas horas entrenando, al igual que su pecho y brazos. No había ni un solo lugar de su cuerpo que no pareciera estar duro, ya fuera por los músculos, oh, bueno, una erección que, a pesar de que lo estaba viendo a través de una cámara, dejaba cero dudas a lo complaciente que debía ser la cama...
Tal pensamiento me devuelve a la realidad. Estaba viendo a un hombre casi desnudo, sin su consentimiento, a través de unas cámaras que tenían como única función vigilarlo. Estoy por apagar y cerrar todo e irme a dormir cuando toma su teléfono de la mesa de noche y comienza a marcar el número de alguien.
Pero son las palabras que le dice a la persona al otro lado de la línea lo que me hace detenerme por completo.
—Me casaré antes de los tres meses. Sí, estoy seguro —cuelga y vuelve a acostarse—. Pero no lo haré sin antes saber como se siente realmente esa boca tuya, pequeña mentirosa —Todo el aire en mis pulmones me abandona cuando escucho sus palabras dichas por el ruso más excitante que le hubiera escuchado.
Y como si supiera en qué dirección se encuentra una las cámaras, mira hacia ella.
Sí, definitivamente necesitaba irme a dormir.
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Fascinada por un mafioso © [Libro 4] | [Próximamente en Físico]
Romance[BORRADOR] ≼Dinastía Criminal-Libro 4≽ Dima Voronin, heredero de un imperio criminal, está comprometido con Jun, la hija del líder de la mafia yakuza, en un intento de unir dos poderosas facciones. Sin embargo, su corazón es robado por Mei Yoshida...