Capítulo 21.Segundo ataque.

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La voz angustiada de Will me despierta. Abro poco a poco los ojos y me levanto, ando lentamente hasta el salón, donde se encuentran él y Peter.

Volvimos tarde de la fiesta y llevaba unas cuantas copas encima, pero estoy segura de que Peter no se vino con nosotros.

Will lleva el pantalón que usa como pijama y Peter lleva aún la ropa de la fiesta. Los dos me miran cuando entro al salón y puedo ver sus caras de preocupación.

-¿Va todo bien?-pregunto.

-No-contesta Peter-Nada va bien.

Paso mi mirada de Peter a Will, que está sentado en el sofá mirando al suelo con los codos apoyados en sus rodillas. Camino y me siento a su lado.

-¿Will?

-Vuelve a dormir.-dice sin mirarme.

-No, sabes que merece saber lo que ha pasado-discute Peter.

Los miro a los dos, desconcertada.

-Ha habido un segundo ataque de Escorpiones a la Agencia.

-¿Cómo que un segundo ataque?-pregunto, aún mas desconcertada que antes.

-El primero fue cuando te atacaron-continúa Will, que parece haberse decido a contármelo.-El segundo ha sido ahora. Dos miembros de los Escorpiones han vuelto a entrar en la Agencia. Han disparado a la subdirectora Jones, pero no la han matado, aunque sospecho que ese era su objetivo. El mayor problema es que han entrado. Usurpar la Agencia no es tan fácil como decirlo. Es prácticamente imposible entrar sin autorización o sin formar parte de la Agencia. Lo que nos lleva a pensar que...

-Hay algún infiltrado.-termino, dádome cuenta del problema.

-Chica lista.-dice Peter.

-¿Quién es?

Los dos se miran.

-No lo sabemos-admite Will-Pero tenemos que averiguarlo cuanto antes si no queremos más visitas inesperadas. Lo bueno de esto es que... el hombre que te atacó está aún en los calabozos de la Agencia. Según Peter, la subdirectora le ha dado luz verde para interrogarlo. Iré ahora mismo a la Agencia para ver que tiene que decirnos.

Volver a la Agencia. Volver a ver a Gabriel, a Logan y a Allison.

-No, Emma, tu te quedas aquí,-dice Will, adivinando mis pensamientos.

-De eso nada. ¿Y si están esperando a que me quede sola para secuestrarme o algo peor? A demás, tengo que ver a Gabriel y a los demás. Se lo debo, después de irme sin a penas dar explicaciones.

Han pasado casi cinco días desde la última vez que vi a mis amigos y hermano, pero la culpa me corroe por dentro al pensar en como se sienten por haberme ido sin siquiera decirles a donde.

-Tengo que decirles la verdad, por lo menos a mi hermano. Él también ha perdido a sus padres y también lo está pasando mal, no soy la única.-continúo.

-No voy a dejar que entres en la sala de interrogatorios.

-Está bien, solo quiero verles a ellos.-no era cierto, quería oír lo que ese imbécil tenía que decir, pero ya me buscaré la forma de estar ahí.

Montamos en el coche que ha traído Peter. Monto en el asiento trasero yo sola, mirando por la ventana sin echar cuenta a lo que dicen Peter y Will. Llegamos a la fachada de la Agencia y entramos.

Paso por segunda vez por la recepción, esta vez puedo entrar con mis propias huellas dactilares, pero Peter me para antes de poner mi dedo en la placa.

-No, si nuestra suposición es cierta, no les conviene saber que Will y tú estáis aquí. Si van a por vosotros, tenemos que manteneros lo mas ocultos posibles.

Peter abre con su propia huella dactilar y entramos. Son sobre las seis de la mañana, a si que la sala principal de la Agencia está ocupada por unas cuantas de personas que están empezando a trabajar. Pasamos desapercibidos.

-Nosotros nos vamos a la sala de interrogatorios. Tú deberías ir a ver a los demás. Si necesitas algo estamos en la planta cinco.-dice Will-No hables con nadie, revelale lo menos posible y búscanos en cuanto termines.-Me abraza y dice contra mi oído.-Ten cuidado.

Levanto un poco la cabeza y rozo suavemente sus labios con los míos.

-Tu también.

Le doy un corto beso y cojo el ascensor para ir a la planta de las habitaciones. Todo parece ser igual, aunque la situación es muy distinta.

Ahora me doy cuenta de que cuando me estaba entrenando me sentía segura, aunque no lo sabía hasta que he sabido lo que es estar en verdadero peligro como ahora. Todos mis músculos estan en tensión. A pesar de lo que me dijo Will, se lo voy a contar todo a mi hermano, no puedo ocultarle algo así, sobre todo cuando también puede afectarle directamente a él.

Pero enseguida me doy cuenta. No puedo contarles lo mas mínimo si eso va a suponer ponerlos en peligro a ellos también. No puedo dejar que sientan la inseguridad por la que estoy pasando yo ahora, el sentimiento de ser asesinados en cualquier momento.

Últimamente no me paro mucho a pensar en mi misma, en lo que siento o en mis actos. Respiro hondo, intentando ordenar mis pensamientos, intentando concentrarme en lo que siento. Pero ninguna palabra que pueda describirme logra formarse en mi mente. Llego a la planta y camino por los pasillos, las manos me empiezan a sudar y los nervios recorren cada parte de mi cuerpo.

La puerta se abre antes de tener la oportunidad de llamar y Gabriel sale. Levanta la mirada y mi corazón da un vuelco al verle: tiene ojeras, como si no hubiera dormido mucho estos días y su expresión muestra tristeza, parece derrotado.

Me mira como si fuera la mejor cosa que podría pasarle en esos momentos y me abraza con tanta fuerza que no me permite respirar con normalidad.

-Me estás ahogando-rio. Durante este abrazo un vacío en mi interior se llena por momentos.

-Dónde diablos te habías metido, te hemos echado de menos.

-Tranquilo, Gabriel. Estoy aquí y estoy bien, tengo cosas que contarte. ¿Qué te parece si entramos y hablamos? Tengo la sensación de que tu también tienes cosas que contarme.

Asiente y entramos, nos sentamos en su cama y nuestros hombros se tocan.

-Bueno, no se por dónde empezar. No han sido muchos días pero han pasado infinidad de cosas. Verás, a nuestros padres los mataron una asociación internacional de la que no te puedo decir mucho. Yo estoy en peligro por ser demasiado curiosa, no quiero que te encuentres en mi misma situación.

-¿De qué estas hablando?-dice desconcertado.

-Déjame terminar. Estuve investigando y me tuve que ir porque me descubrieron y ellos no quieren que sepa cosas, ahora van detrás mía. Mamá y papá sabían demasiado sobre ellos y por eso murieron, les asesinaron. El otro día estuve en casa y allí había alguien de esa asociación, el que mató a Kate-esto último lo digo con cuidado, viendo su expresión.

-¿Cómo que mato a Kate?-dice con voz ahogada.

-Sí... cuando llegue ella estaba... bueno, en el suelo.

Un nudo se forma en mi garganta al decir esto, se pasa las manos por la cara y el pelo, en sus ojos puedo ver lágrimas. Nos quedamos en silencio. No puedo decirle los archivos que tenían nuestros padres sobre Escorpiones, no puedo contarle nada más.

-¿Y por aquí qué?-digo, cambiando de tema antes de que pregunte más. Espanta las lágrimas y habla.

-Todo se ha complicado, no nos dan mucho trabajo, no nos han dicho nada sobre la prueba, hay toques de queda, seguridad extra... es una locura. Ojalá pudiera volver a casa y...-se para, comprendiendo que es imposible, que ambos estamos en peligro.

Tengo que tener cuidado, ir con pies de plomo, si no me quiero arrastrar a mi y a todos los que me rodean a una muerte segura, no puedo involucrar a mis amigos y a mi novio, a parte de que no quiero que les hagan daño, serían un cebo fácil para atraerme hacia ellos. No puedo correr ese riesgo aunque no pueda hacerlo sola, pero los demás no van a pagar las consecuencias de las cosas que van a suceder.

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