Capítulo 25. Lo siento.

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No sé como he llegado hasta este momento de mi vida, ni sé que voy ha hacer a partir de ahora. En mi interior se ha formado una agujero negro que no hace más que crecer y destruirme por dentro con cada cosa que pasa.

Habrá algún momento en el que todo tendrá que pasar, sigo teniendo esperanzas en que algún día bueno está reservado para mí y, a partir de ahí, mi vida no hará más que mejorar.

Pero tengo más que supuesto que eso es imposible. Nadie entiende como me siento al saber que he perdido a un ser querido, probablemente sentiré las torturas a las que lo someterán, o quizás no sienta nada porque mi hermano ya está muerto.

Quizás haya sido un disparo, rápido y sin sufrimiento.

Quizás lo han matado lentamente, harán la forma de hacérmelo saber para que el agujero negro siga creciendo y consumiéndome, hasta que no quede ni si quiera mi recuerdo.

Mi madre decía que lo malo siempre acaba trayendo cosas buenas a nuestra vida, pero en este momento lo veo imposible, sumergida en la oscuridad de mi ser. Algunos dirán que no debo castigarme por esto, que no es mi culpa. Pero se equivocan, es mi maldita culpa.

Si no fuera por mí, Gabriel seguiría con nosotros, feliz junto a Allison.

Los he destruido a todos, podrían haber muerto por mi culpa, debería haber ido yo sola, debería haberlos dejado a todos al margen... pero no, no puedo hacer nada bien, he destruido la vida de las personas a las que más quiero.

No sé en qué momento perdí el conocimiento, ni en qué momento lo recuperé. Tampoco sé cuánto he estado llorando, ya que al abrir los ojos los siento pesados y húmedos.

Siento el aroma de Will impregnado en su almohada entrando por mis fosas nasales. La habitación está en penumbra.

Aún llevo el uniforme de combate, me levanto y recojo unos pantalones vaqueros del suelo, ropa interior limpia y una camiseta azul de Will encima de la cómoda. Salgo del cuarto sin hacer ruido, escuchando voces y sollozos que provienen del salón. Distingo el llanto de Allison, lágrimas que caen por mi culpa. Pero no logro distinguir lo que dicen las voces.

Sin echar más cuenta y arrastrando los pies me encierro en el cuarto de baño. Sin querer mirarme al espejo me desvisto lentamente y cuando desabrocho mi sujetador, el pendrive azul cae al suelo. Lo recojo y lo admiro, con la expresión ausente depositándolo sobre una esquina del lavabo.

Pongo el agua lo más fría posible, restriego mi cuerpo con el jabón, intentando borrar cualquier rastro de lo sucedido las últimas veinticuatro horas. Me tomo mi tiempo y cuarenta minutos después salgo, sin secarme el pelo.

Allison se levanta de la cama cuando me ve entrar en la habitación y yo me quedo en la puerta. Las dos nos miramos y ella empieza a llorar.

Me acerco y la abrazo, aunque me siento sucia al consolarla ya que todo ha sido culpa mía. Llora sobre mi hombro, pero yo no soy capaz de derramar ni una sola lágrima, cuando se calma un poco nos sentamos en el borde de la cama y me empieza a contar:

-Has estado más de una día inconsciente o dormida y llorando... todo sucedió ayer por la mañana, ya es por la tarde.-dice, me oriento de nuevo. Lo siguiente que dice lo hace con cuidado, mirando mi expresión.-Los chicos y yo hemos estado hablando... aunque no podemos hacer nada hasta que no veamos lo que hay en el pendrive. Y Emma, no podemos hacerlo sin tí. A si que por favor te pido que reacciones.

No digo nada, un escalofrío me recorre la espalda y el pelo mojado me empapa la camiseta, volviéndola azul oscura. Allison se levanta y vuelve poco después con una toalla. Se sienta detrás mía y me lo seca con la toalla hasta que queda húmedo, coge mi peine de la cómoda y lo pasa por mi pelo, desenredándolo. Al final, lo trenza y algunos mechones sueltos caen por mi frente.

Alguien aparece en la puerta y sé que es Will cuando mi estómago cosquillea. No le miro.

-Os dejo solos...-dice Allison, y se marcha de la habitación.

Will cierra la puerta cuando se marcha y se sienta a mi lado. Mis piernas están cruzadas en modo indio, las manos sobre mi regazo y él las coge y las calienta entre las suyas.

-Lo siento-suelto, aunque me sale más como un gruñido. Tengo la garganta áspera y seca. La aclaro y repito.-Lo siento.

Con sus dedos pulgar, índice y corazón en mi barbilla hace que gire mi cara hacia él.

-No es tu culpa.-susurra, acercándose a mi.

-Lo siento por todo, Will, que mi hermano se haya ido es mi culpa, que tu y yo estemos como estamos es culpa.

-¿Cómo estamos tú y yo?

-No lo sé, ese el problema.

-Te dije que ante todo siempre te querría. Y lo sigo haciendo. Ante todo, Emma, recuérdalo.

Sus ojos desprenden desesperación por mantenerme a flote. Lo que no sabe es que diciendo esas simples palabras ha hecho que vuelva a sentir de nuevo. Cierro los ojos con fuerza, las lágrimas queman tras mis ojos, pero no llegan a salir.

Me tumba junto a él, acomodándome sobre su pecho. Sus brazos alrededor mía funcionan como una barrera que mantiene alejados todos los problemas y me envuelve en una burbuja donde solo estamos él, yo y nuestros sentimientos.

Levanto la cabeza, pero se adelanta y me besa. Sus labios van arreglando lo que el agujero negro ha estropeado, hace que la sangre vuelva a correr por mis venas, que mis mejillas se vuelvan rojas y que las llamas me recorran desde la cabeza hasta los pies, despertando mi instinto. Pierdo la noción del tiempo junto a él y nos besamos durante un largo rato, recoponiéndonos el uno al otro y diciendo lo que sentimos mediante caricias.

Acabo medio dormida por sus caricias en mi pelo.

-No quiero volver.-digo-quiero quedarme aquí contigo.

-Yo siempre estaré contigo, Emma Berries. Te amo, ya lo sabes.

-Te amo, William Anderson.

Y es verdad, digo esas palabras poniendo todo mi empeño y todo mi amor en ellas, haciéndole saber que de verdad lo necesito, dándole las gracias por todo lo que está haciendo por mí.

***

Estamos todos en el salón. Logan y Allison sentados a un lado de Peter, que tiene un ordenador delante, y yo en el regazo de Will al otro lado de Peter.

Meten el pendrive en el ordenador y una pantalla se abre.

-Manos a la obra.-dice frotándose las manos.

Se mete en varias carpetas, teclea letras y palabras extrañas, abre unas ventanas y cierra otras. Así hasta que el sol se va, todos nos vamos levantando para ir al baño, a por algo de comer o cambiarnos de sitio, pero no hablamos en toda la tarde ni nos separamos de él. Por fin levanta las manos del teclado, dándonos esperanzas a todos.

-Alguno de tus padres era muy bueno con los ordenadores, quizás ambos.-comenta, suspirando-Mis conocimientos no me permiten llegar a casi nada, tendremos que llamar a algún especialista de confianza.

-Vivian-responde Will de inmediato.-Ella sabrá que hacer y no pedirá muchas explicaciones.

-¿Vivian?-pregunto.

-Una compañera nuestra-responde-se entrenó con nosotros pero siempre destacó con los ordenadores. La llamaré para que venga mañana por la mañana.

Peter asiente, cierra la pantalla del ordenador y nos deja solos a mí y a Will, ya que Allison y Logan se fueron a dormir hace un par de horas.

-Vete a la cama-me dice-estaré allí en un segundo.

Hago lo que me pide e intento mantenerme despierta, pero mis ojos se cierran y la oscuridad me traga.

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