Capítulo 31.Hasta pronto.

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Ha pasado una semana, una semana en la que había estado vagando por cualquier parte, sin echar cuenta a nada y sin a penas comer, me es suficiente con intentar digerir todo lo que pasó hace siete días.

Siete días, no he visto a Will, ni a mi hermano ni a nadie. Y me gustaría visitar a Allison.

Me levanto de la cama y me doy una lenta y dubitativa ducha. Me visto con una sudadera gris de Will y unas mayas negras. La ropa me queda un poco grande por la pérdida de peso, pero no me importa. Mi reflejo en el espejo da pena: ojeras, los ojos brillantes y despeinada, mi aspecto es débil y no me gusta, pero no me esfuerzo por mejorarlo en estos momentos.

Voy con los brazos cruzado y la vista en el suelo hasta la enfermería, me se la habitación de Allison de memoria; la semana anterior he estado parándome en la puerta cada día, nunca me he sentido lo suficiente segura como para entrar y enfrentarme a ella. ¿Sabrá sobre Logan?

Hubo tres días de luto donde se homenajeó a los héroes muertos. Menuda gilipollez, cada persona debería recordar a los que se han ido de la manera que ellos quieran, no estando atentos a un discurso donde se dice que eran unas buenas personas y todos lloran y asienten.

Me vuelvo a encontrar frente a la habitación de Allison, y vuelvo a pensar en darme la vuelta, lanzarme en la cama y seguir sin hablar, pero tengo que enfrentarme si o si a esto.

Allison, la chica que siempre estaba feliz, sonriendo, dándole consejos a todo el mundo, está en una cama; más pálida que nunca, sin expresión y rodeada de claves y máquinas.

Y para mi sorpresa, en la silla junto a ella está Will.

Nunca me lo habría imaginado tan preocupado como luce ahora mismo, nunca me lo habría imaginado junto a Allison, con los codos en sus rodillas y las manos enterradas en su cobrizo cabello.

Sigo con los brazos cruzados y la mirada en mis zapatillas. La puerta de cierra con un sonido suave y noto la mirada de Will en mí, levantó un poco los ojos hasta él, se ha puesto recto y me mira, parte de su preocupación a crecido y se levanta.

En tres zancadas está mi lado, acunando mi cara entre sus manos y mirándome a los ojos.

-Lo siento-digo con voz ronca, y es lo primero que sale de mi en días.

-Emma... ¿Dónde has estado? Estás muy delgada, no duermes, ¿verdad?

¿Dormir? Creo que ya no se lo que es eso, las pesadillas están presentes todas las noches, a sí que niego despacio.

Cierro los ojos cuando me envuelve entre sus brazos.

-Nosotros tenemos que hablar.

Asiento, porque lo sé, y lo llevo temiendo toda la semana.

-¿Will?

-¿Si?

-Allison sabe... bueno.

-A penas ha estado consciente estos días por los analgésicos.

-Ella vio como yo...

-No fue culpa tuya, se lo que pasó, y seguramente lo pregunte cuando despierte.

-¿Y que le diremos?

-La verdad, no hay otro remedio, hace unos minutos estuvo un poco consciente.

Suspiro.

-Siéntate, te traeré algo de comer.

Asiento sin prestar mucha atención y me siento mientras se va. Observo como Allison respira pausadamente, con los labios de un ligero tono violeta entreabiertos, y veo cómo aprieta los párpados.

-¿Allison?-digo con cuidado.

-Emma-sigue con los ojos cerrados y le cuesta muchísimo trabajo hablar.

-Tranquila.-le digo cuando intenta incorporarse.-Estás en el hospital de la Agencia.

-¿Cómo están todos?-dice con los ojos entrecerrados.

Muerdo mi labio inferior.-Bien... Solo que...-Me callo esperando que lo entienda.

-Dime, Emma, quién.

Miro al suelo consternada-Logan no pudo...-No puedo seguir, subo un poco la cabeza, me mira con la boca abierta en una O.

Empieza negando lentamente, llevándose ambas manos a la boca. Las primeras lágrimas son silenciosas, pero en cuestión de segundos su cuerpo de convulsiona, grita, llora, golpea la cama y solo veo a cámara lenta como varias enfermeras entran en la habitación y me tapan la vista. No me doy cuenta de que me he agazapado en el rincón de la habitación hasta que alguien me saca de allí por los hombros.

Me lleva a rastras hasta su antigua habitación con pasos apresurados. Es la segunda vez que me saca así de algún sitio, aunque esta vez estoy paralizada.

-Ya está, Em, ya pasó.-me abraza por los hombros.

El sitio me recuerda a cuando todo estaba bien y me encontraba a salvo junto a Will, no tenía ni idea de lo que iba a pasar ni tenía claro que sentía. Ahora si.

-Tendré que ayudarla a superarlo...

-Lo harás, te conozco.

-Se ha puesto histérica... ha sido horrible.-de hecho, me recordó a mi cuando me dijeron sobre mis padres.

Mi pecho duele. Echo de menos a mi amigo. Aún sueño con sus ojos, como la vida se escapaba de ellos y la muerte le arrebataba la luz de su vida. Aún limpio la sangre que quedó bajo mis uñas, aún la noto.

Me separo un poco, noto algo extraño en él.

-¿Tienes algo que contarme?

Sus ojos se paran en los míos durante unos segundos y se sienta en el borde de la cama

-Siento haber estado tanto tiempo alejado de ti... pero necesitaba despejar mi mente, el tema de mi padre me tiene aún desconcentrado.

-Fui yo, yo lo hice.-digo mirando al suelo.

-Eres demasiado dura contigo misma. Lo sé, Emma, y no te culpo, iba a matarte.

Se que dice eso para que me tranquilice, pero no puedo, se que algo dentro de él se rompió al verme apretar el gatillo con el objetivo de la frente de su padre. Cruzo los brazos, escucho como se levanta y sus pies aparecen en mi nublado campo de visión, rodeando mis codos con sus manos.

-Ha sido un golpe muy duro, no te lo voy a negar, pero no quiero que te preocupes con eso, bastante tienes que soportar ya.-niego al escucharlo-Te has defendido, has hecho lo que te han enseñado, lo que yo te he enseñado. Aunque no fuera el mejor padre del mundo, es... era mi padre, y eso no lo puedo cambiar. Desearía sacar cada gota de sangre de él que tengo en mi, pero no puedo. No me odies por lo que está pasando, solo te pido eso.

¿Qué no le odie? Es él el que debería odiarme a mi.

-Deja de consolarme-digo con voz ahogada-No lo hagas.

-No llores, pues.

Y advierto que lágrimas han ido a parar a nuestros pies, formando pequeños surcos húmedos.

-Tengo heridas-empieza a decir con cuidado-pero cicatrizarán, igual que las tuyas. Necesito espacio, pero mi vida volverá a ser normal, la tuya también, y entonces nos volveremos a encontrar.

-Me estás diciendo que...-no puedo seguir.

-No, mírame-lo hago-te estoy diciendo que necesito apartarme de todo por un tiempo, y creo que tu también.

-No podré, no sin tí.

-Al contrario.

-¿Te vas?

Suspira-No lo sé, siento que aún no hemos terminado, queda algo suelto.-yo también lo siento. Vuelve a suspirar y frunce el ceño-La subdirectora Jones me dijo que quería hablar contigo.

-Entonces... será mejor que me marche.

-Hasta pronto, Em.

Besa mi frente por unos segundos y mas lágrimas ruedan por mis mejillas. Me separo y voy hacia la puerta, no sin antes provocar que nuestras miradas se crucen una última vez.



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