Capítulo 36.El paso del tiempo.

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10 meses después.

Ya han pasado diez meses, diez meses alejada de todo en una casita de madera en algún lugar del mundo. Diez meses en los que una vez a la semana me traían provisiones, diez meses intentando olvidarlo.

Lo intenté, de veras que lo hice, pero a los dos meses me acordé de las palabras de Peter y decidí dejarlo y aprender a vivir con ello, aprender a vivir a tener sangre en las manos, a estar en la situación que estoy y que haré cuando vuelva. Aunque haya evitado pensar en mi vuelta, no he podido evitar llorar todas las noches por mis amigos y mi hermano, por echarlo de menos. A veces, mientras corría o hacía cualquier actividad física, me preguntaba cómo estarían pasándolo ellos. 

Me sentía vacía, hacía lo que mi cuerpo me pedía; si tenía ganas de llorar, lo hacía; si quería tenderme en la cama y no hacer nada, lo hacía. La mayoría del tiempo intentaba mantener mi mente ocupada, y pensé que sería buena idea escribir todo por lo que había pasado, pero algunos recuerdos se hacían vagos y confusos. Otros ni si quiera los recordaba. 

Y así comencé a hacer mi mundo paralelo, donde escribí todo lo que me había pasado, convenciéndome a mi misma de que todo lo ocurrido no era mas que una novela, una etapa de mi vida que convertí en mi propia fantasía, de vez en cuando levantaba la vista y veía la foto de la familia, y las sonrisas de mis padres me ayudaban a continuar. Lo conseguí, en diez largos meses lo terminé. 

Levante mi vista del papel y miré por la ventana, vi el río (que por esta época lleva un caudal alto) correr por su cauce, y a lo lejos vi como su vida terminaba en el mar. 

Y entonces despierto.

Creo que ya he pasado demasiado tiempo fuera, he aprendido a convivir con las sombras de mi pasado, he aprendido a sobrellevar mis sentimientos y emociones, ya va siendo hora de volver.

Horas después estoy en un claro cerca de la cabaña, con la maleta en la mano, esperando que el helicóptero que me llevará a casa llegue. El sol se está poniendo, lo que provoca que el claro esté bañado con un color naranja muy suave. Una leve brisa hace mover las hojas de los arboles y revuelve mi pelo, aspiro aquel aroma natural por última vez mientras el helicóptero aterriza. Cubro mis ojos con mi brazo para que el aire no me moleste en la cara y lo aparto cuando escucho que el motor se ha parado.

Miro hacia la puerta abierta y no me puedo creer a quien veo bajarse del helicóptero. Suelto las cosas en el suelo y corro, abrazándolo tan fuerte como puedo.

-¡Berries! ¿es que no le enseñaron nada en la Agencia? ¡Tenga un poco de disciplina!

Río en su oído. Deshago nuestro abrazo y miro los ojos azules de Peter.

-Lo siento, solo estoy feliz porque voy a volverlos a ver por fin a todos. 

Peter sonríe y se pone sus gafas de sol. Se hace a un lado y deja a la vista la puerta del helicóptero, un hombre ya ha subido las maletas y entro para sentarme. Peter se sienta a mi lado y me indica como tengo que ponerme el arnés del asiento y así lo hago. 

Me paso parte del camino ilusionada, pensando en el reencuentro que tendré con mis amigos, y con Will.

-¿Cómo están todos?-grito para que se me escuche por encima del motor.

-Bien, aunque se nota que no estás, te hemos echado de menos y por fin vuelves. Una mujer, Juliet, ha venido en lugar de Andrew. Gabriel y Allison están mejor que nunca.

-¿Will?-no puedo evitar preguntar.

-Bien. Ha estado demasiado centrado en el trabajo durante estos meses.-se limita a decir, y con eso se que es él quien lo lleva peor.

Por fin llegamos al helipuerto de la Agencia, me aseguran que llevarán mis cosas a mi antigua habitación. Estamos en el ascensor de camino al comedor ya que he llegado justo a la hora de cenar, mis mejillas me duelen de tanto sonreír, Peter aprieta mi hombro y las puertas se abren.

Entro en el comedor y voy caminando lentamente hasta nuestra mesa. Me paro cuando entran en mi campo de visión. Gabriel y Allison están sentados uno en frente del otro, mi hermano comenta algo que hace que mi amiga se ría a carcajadas y su risa llega a lo mas profundo de mi, ensanchando mi ya grande sonrisa. Peter toca el hombro de Gabriel, cuando tiene la atención de ambos me señala y yo cruzo mis brazos.

Mi amiga abre la boca y se frota las ojos, pero su confusión solo dura unas milésimas, el tiempo que tarda Gabriel en levantarse, y corre hacia mi hasta abrazarme. Por poco me tira al suelo y la abrazo con fuerza, llena de felicidad.

-¡Amiga! Donde demonios has estado, te hemos echado muchísimo de menos.-su alegría hace que mi felicidad crezca mas aún, aunque parezca imposible.-Ya decía yo que no había visto a Peter en todo el día-se separa de mi dejando a la vista su enorme sonrisa.

Se hace a un lado y veo a mi hermano, me muerdo el labio inferior y rodeo su cuello con mis brazos.

-Gabriel...-río en su oído, mis pies están a unos centímetros del suelo.-Te dije que estaría bien.

-Lo sé hermanita, lo sé. 

Después de abrazarnos los cuatro, Will viene a mi mente.

-Peter...

-En la sala de entrenamiento-me interrumpe-está deseando verte.

Le sonrío y salgo corriendo. 

En el ascensor, las manos me sudan y las limpio repetidas veces en los vaqueros. 

Tras infinitos segundo llego a la sala de entrenamiento. 

Will está en la esquina mas alejada boca arriba en una máquina de hacer pesas. Está vistiendo solo unos pantalones de chándal. Se levanta y veo como su cuerpo ha sido trabajado durante estos meses, también veo el tatuaje que tantos recuerdos me provoca. 

Empiezo a andar y levanta la vista al escuchar mis pasos. Me sostiene la mirada y se tensa, pero anda hacia mi y en varias zancada ya está frente a mi, acunando mi cara entre sus manos. Descanso mis manos en su cadera.

-Emma.-dice, atónito.

-Will.

Me coge de la cintura y me levanta para abrazarlo, me aferro a él con brazos y piernas y anda hasta que mi espalda choca contra la pared. Algo dentro de mi reacciona, algo que no sabía que estaba ahí hasta que le he visto, algo que me termina de llenar por dentro.

-Dijiste que no tardarías.

-Te he echado de menos, William.

-Y yo a ti, Emma, te quiero.-susurra en mi oído.

Junto nuestras frentes y disfruto de su presencia junto a mi, de su olor.

Nuestros labios se encuentran y el alivio me invade, saboreo sus labios como nunca antes, nuestras lenguas juegan. Ahora siento que mi vida está completa gracias a este hombre. Nos separamos cuando nos falta el aire, jadeando.

-Cada segundo de estos diez meses he estado pensando en ti, ha sido un infierno.

-Ya estoy aquí, he vuelto y te quiero.

-No te vuelvas a ir, por favor, no vuelvas a dejarme solo, pase lo que pase.

-No lo haré, te lo prometo, pase lo que pase.

Escondo mi cara en su cuello y disfruto del maravilloso comienzo de mi nueva vida.

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Este es el último capítulo y aún no me lo creo, queda aún el epílogo, pero la novela ya está terminada. 

No me voy a explayar mucho aquí porque lo pondré todo en los agradecimientos, pero de verdad, muchas gracias por todo.

Nos vemos mañana. 






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