16

81 18 1
                                    

El sol pronto entra por la ventana, sigo acostado prácticamente, encima de él, con mi cabeza en su pecho, y las alarmas de ambos no paran de sonar. Ninguno de los dos nos molestamos por apagarlas.

—No dormimos nada —digo sin poder moverme. Sus manos no se apartan de mi pelo.

—No. Creo que nunca habíamos ocupado toda la noche —aventura a decir con una risita floja, y trato de recordar si hubo alguna. No lo logro. Sonrío.

—¿Vamos a ir?

—Tenemos qué, Bill. Faltan pocos meses para que terminemos con esto.

—¿Y un día estarás produciendo mi música?

—Así es.

—No hay que ir, Tom. Por favor, quedémonos. No me funcionan las piernas.

Suelta una risotada que me hace vibrar.

—Hemos faltado ya esta semana. Además, ya es viernes, podemos con esto.

—De acuerdo. Pero voy a necesitar litros de café.

—Lo sé.

Él se levanta primero y sonríe cuando se gira para verme.

—¿Qué? —pregunto viendo sus ojos puestos en mí.

—Destruímos la cama.

—¿Hay pedazos de madera en el suelo? —pregunto sin moverme para nada. Sé que mi trasero está al descubierto.

—¿Qué? No. Es que las sábanas… es un desastre todo.

—Ah, bueno, siempre termina así. Por eso y otras cosas más, te amo.

—Yo también te amo. —Se inclina y deja un beso en mi frente—. Vamos, mi vida. Vamos a la escuela.

***

El día continúa y no fue hasta las nueve de la mañana que estuvimos rumbo a la escuela. Ambos teníamos sueño, ganas de acostarnos y no hacer otra cosa más que dormir. Bill va en el Audi, yo en el Mercedes y al llegar, él se va a su respectivo edificio y yo al mío. No lo veo durante todo el día, nuestras comidas son a diferente hora y ocupo el tiempo para comer y beber más café. Mis manos tiemblan y yo me siento como si en cualquier momento fuera a colapsar.

—¿Estás bien? —Se acerca Alicia de la mano de su novio.

—No, bueno sí, es que no dormí nada.

—¿Por qué?

—Sexo.

Alicia sonrió y yo no pude dejar de temblar.

—Ten, tómala con agua, agua —enfatizó.

—¿Qué es?

—Tú tómatela.

El tono que usó me hizo pensar en observar la pastilla, quizás yo tenía de esas, sin embargo no la reconocí.

—¿Es droga o algo?

—Ay Tom, no te va a pasar nada. Tómatela.

Me la tomé sin rechistar, y en el siguiente segundo, una llamada entra en mi teléfono, sonrío al ver la pantalla.

—¿Estás temblando? —pregunto sin responder un hola antes.

—Sí, ¿tú también?

—Sí, supongo que es la cafeína. Alicia me dio algo, una pastilla, déjame ver si no me muero y voy a dejarte una.

—Tom, no digas estupideces.

—Lo siento —digo sonriendo.

—Te dije que no vinieramos.

In die Nacht - Recuperándote [Parte 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora