Salgo de la tienda pasadas las once menos cuarto. La noche es tranquila y un poco fresca, se siente una especie de calorcito en el ambiente. Ayudo a Linda a cerrar desde afuera con los candados correspondientes a cada una de las cerraduras.
—Dile a Bill que regrese mañana. Las chicas de la secundaría se sienten atraídas y vienen a llevar cualquier cosa si él las atiende.
—Claro —suelto una risita divertida, nosotros también nos habíamos dado cuenta de eso y a veces bromeamos al respecto, ninguna de ellas imagina que soy yo quien lo disfruto.
—Y también dile que me disculpe.
—¿Eso no puedes hacerlo tú?
—Es mucho para mí, no lo corrí en el momento porque me conozco y sé que la cagué, pero no le pediré una disculpa.
No era buena idea llevarle la contraria después de cómo él le contestó.
—Bien. Yo le digo.
—Ah, una última cosa —dice a la vez que empieza a buscar algo en su bolso. La veo tomar algo y saca de este un sobre.
—¿Qué es?
—El pago de todas tus horas extras de este mes. No te los puedo dar en cada pago porque las ventas a veces están mal y otras bien. Pero bueno, ahí están. Nos vemos mañana.
—Hasta mañana.
La pierdo de vista una vez que aborda su camioneta y se va. Yo por mi parte, camino en dirección a la anterior parada de autobuses, pues no pasará otro en quince minutos, y mi ansiedad me hará caminar de cualquier modo. Saco el móvil para marcar a Bill, sin embargo lo vuelvo a guardar cuando noto un auto venir en la orilla de la calle, ha bajado su velocidad y quizás quieran asaltarme además, el dinero que me ha dado Linda no es opción darlo, así que lo que puedo hacer es entrar corriendo a una tienda de abarrotes cerca.
—¿Tom? —No hago nada, ni correr, ni seguir caminando y mucho menos, contestar—. ¿Eres Thomas Trümper?
Era más que obvio que venían de parte de Frank. Me habían encontrado.
—Sólo vengo a preguntarte si estás dispuesto a seguir trabajando para el jefe, aquí en España.
—No.
—¿Es tu última palabra? —pregunta esperando una respuesta de mi parte, respuesta que nunca llega—. Porque para serte sincero, no creo que Frank acepte eso. Y dice que eres muy bueno. Mira, piénsalo, está buscando un dealer aquí, y qué mejor que tú. Además, sabemos que trabajas en la tienda de ropa, tú y tu... ¿Qué era? No recuerdo si Frank mencionó la palabra novio o hermano, disculpa mi mala memoria. Ah por cierto, si cambias de idea, éste es el número. Adiós.
Veo el auto avanzar y de repente se me hiela la sangre. Me quedo estático, pegado al piso, estaba perdido.
Llamo rápidamente a Bill y él contesta de inmediato.
—Hola mi vida. ¿Ya vienes?
—¿Dónde estás? ¿Estás bien?
—¿Qué te pasa, Tom?
—Sólo responde. ¿Dónde estás?
—Tom, tranquilízate, estoy bien.
—¿Dónde estás? —Me desespero.
—Estoy en el departamento. ¿Qué te pasa?
—Nada, ya estoy esperando el autobús.
—¿Quieres que vaya por ti?
—No, no salgas, quédate ahí. Ya voy para allá.
—Bien, estoy haciendo tu pasta favorita.
—Bill.