Capítulo 28

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Los cuadros del castillo fueron removidos, las grandes puertas de la entrada al castillo se estaban cerrando con máxima seguridad. Justo en el gran salón, los estudiantes que formaban parte del "Ejército de Dumbledore" estaban siendo castigados, Camille mordía su labio con fuerza hasta el punto de sentir el sabor de hierro en su boca mientras en su mano se comenzaba a notar nuevamente las palabras que escribía.

Delante de ellos estaba Umbridge sentada viendo a cada uno como sufrían. Terminando el castigo, todos salieron y encontraron a Cho, pero la ignoraron, los últimos en salir fueron Harry seguido de su hermana.

-Harry...- el azabache paso de largo ignorándola, Camille se cruzo de brazos observando a Cho.

-Te quiero lejos de mi hermano.- advierte con tono gélido. La Potter comenzó a caminar agarrando la mano afectada, sentía un ardor insoportable pero se negaba a soltar una lágrima y que alguien la viera.

Sus pasos se dirigieron hacia la torre de astronomía, necesitaba estar por un momento a solas, un respiro de todo lo que estaba pasando.  Al llegar llegó hasta el barandal observando el panorama frente a ella, sus manos se aferraron por completo al mental haciendo presión mientras soltaba algunas lágrimas en silencio.

-¿En que pensabas cuando se te ocurrió crear un ejército...?- al reconocer la voz, se limpió las lágrimas con la manga de la túnica.- ¿... Y creer que no lo descubrirían?

-¿Qué haces acá, Riddle?- cuestiona seria.- Creéme que no estoy para tus jueguitos menos para tus idioteces, así que si no demasiada la molestia, déjame sola.- el azabache intentó agarrar la muñeca de Camille pero ella lo aparto de inmediato volteando a verlo.- ¿¡Qué parte de que no estoy para tus juegos no entiendes?! ¡Vete, no quiero verte ahora!

Las lágrimas eran retenidas por Camille pero eso no evitaba que fueran evidentes, en especial por los ojos rojos; Tom sintió una punzada en su pecho al notarla de aquella forma, una preocupación por querer evitar que llorara se instalo, sin ser consciente de sus acciones, agarró suavemente las manos de ella por las que se resistiera y la atrajo hacia ella.

Camille soltó un sollozo en silencio para después morderse el labio para evitar llorar, se negaba rotundamente hacerlo frente al idiota que inesperadamente la estaba abrazando, no negaría que sentir esa extraña calidez que le estaba brindando el azabache, le hacía sentirse reconfortante y tranquila.

Después de unos minutos, Camille se separó de inmediato dando unos pasos hacia atrás y limpiando las lágrimas que habían escapado de sus ojos.

-Puedes dejarme sola...- musita serena pero Tom no tenía planes de dejarla.- Por favor.- súplica viéndolo de reojo. Riddle nuevamente se acercó a ella tomándola del brazo para que lo vea pero en el momento que su mano tocó el brazo de Camille, ella soltó un quejido.

LA CHICA POTTERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora