Esa noche amaneció en la casa de Lauren. Se despertó a las cinco de la mañana asustada pensando que no debería estar allá viviendo sin Lauren. Ahí fue consciente que la casa no había sido limpiada desde antes del accidente. Camila sintió vergüenza de Lauren por fallarle en una de las pocas tareas que le asignó. Además, ya había fallado en mantener las plantas a salvo.
Cuando llego a la habitación donde tenían a Lauren, se asustó al ver tantos cables y pitidos. En la cama estaba ella dormida con sus brazos apuñalados por las agujas que le suministraban medicamentos y alimentos. Estaba muy delgada: sus brazos, sus piernas y su torso mostraban con descaro los huesos como nunca los vio en el cuerpo de su novia; eran tan evidentes aún bajo esa delgada sabana que la cubría. Sus mejillas rosadas y gordas entonces eran pálidas y delgadas.
La quería tocar, abrazar y moverla para que se despertará y así decirle todo lo que pensaba. Pensamientos que esas eternas noches la habían perseguido sin piedad y sin descanso. No obstante, ella sólo la podía ver a través de un vidrio. La madre de Lauren estaba en el pasillo esperando, ¿que esperaba? Lo mismo que Camila: un milagro.
Camila perdió el sentido del tiempo viendo los monitores hacer ruido: los goteros que tan perezosamente dejaban caer ese líquido trasparente para ser suministrado vía intravenosa. Y allá, envuelta en una sábana blanca, estaba la única persona que había amado con todo su corazón, tan frágil y tan distante de este mundo. Camila quería acompañarla en cuerpo y, también, donde estuviera su mente; allí quería estar también. Quería entrar a esa habitación, cubrirla con una sábana más gruesa porque sabía que Lauren solía sentir mucho frío en las noches y tampoco podía dormir bien cuando tenía los pies helados. También quería acomodar su almohada para que su cuello no doliera cuando despertara, quería acurrucarse a su lado a esperar que ella abrirá los ojos y le dijera: "Buenos días, Cami hermosa. ¿Dormiste bien? Disculpa si ronqué. Tuve el sueño más raro de la vida, preciosa. Te juro que podrían hacer una película." No obstante, no fue así. Su amada seguía inerte en la cama siendo monitoreada por treinta maquinas.
—Despierta, por favor. Hazlo por mí —dijo Camila como un quejido que salía atorado de su garganta.
Entonces, por primera vez en muchos días vio su reflejo. Su cara era enfermiza, con enormes ojeras y un color pálido como el papel. Estaba despeinada y veía su cara mucho mal delgada. Por supuesto que estaba delgada, apenas había probado bocado esos días amargos. Se sintió mareada y fue a sentarse en el pasillo junto a la madre de Lauren. Allí, sin darse cuenta, empezó a llorar. Lloraba en silencio dejando salir ese dolor tan agudo y tan profundo que le carcomía las entrañas de a poco. Lloró hasta que sus ojos se resecaron y dejaron de producir lágrimas.
—Vete a descansar un rato. Te llamaré si algo pasa –dijo la madre de Lauren—. Me alegra que mi hija tenga una amiga como tú.
Cuando se puso en pie, se mareó y sabía que debía comer algo. Al irse, la conserje trapeo el charco de lágrimas que Camila había dejado en el pasillo, justo donde había estado sentada junto a la madre de Lauren. Se sintió un poco mejor cuando comió; comió algo en un restaurante que estaba cerca de donde estaba Lauren. Saboreo la comida, pero esta no sabía a nada, lo mismo pasó con el refresco que bebió, este sabía a agua del grifo. Supo que desde que Lauren no estaba, las cosas que le gustaban dejaron de significar.
A su casa solo iba de vez en cuando a dormir o por ropa limpia; sus padres se preocupaban por ella. No obstante, no había algo que ellos pudieran hacer para retenerla en la casa. Se iban acostumbrando a que amaneciera en la casa de Lauren o en el hospital. Esporádicamente, iba a la facultad. Por suerte sus notas no corrían peligro y estaba a punto de finalizar todo. Y de no ser así, ella de igual manera habría puesto todo en juego por estar junto a Lauren.
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La Levedad de la Memoria | Camren
FanfictionPiensa por un momento que te enamoras de tu amiga más cercana, ¿eso suena algo muy normal? Ahora imagina que durante años tratas encarecidamente de conquistar su corazón y, como si fuera un milagro, lo logras. Sin embargo, para tu pésima suerte, tu...