Pasado
El cobarde de Andrew Virgilio Todd no se atrevió a contarle a Lauren que había informado a Vanessa Vivaldi sobre Cristina Montero. Por su parte, el rubio se dedicó a escuchar a su amiga contarle todos esos acontecimientos memorables de la noche anterior; Lauren Jauregui le comentó sobre como Cristina se inclinaba sobre ella durante la película y como la tomó de la mano al finalizar. Además, describió muy bien el momento en el que Montero volvió a dejar un beso en la comisura de su boca y como la de cabello negro acariciaba el contorno de su mandíbula. Le encantaba sentir el contacto de Cristina Eugenia Montero.
—Me encanta Montero. Hace mucho que no sentía estos nervios que estoy sintiendo ahora mismo —dijo Lauren cuando llamó a Todd para contarle todo.
—Eso me hace muy feliz.
Durante la noche, Todd se acercó a casa de Jauregui. Allá, cuando tocó la puerta, la vio salir vestida toda de negro. Su cabello estaba tirado hacia un lado y sus ojos estaban maquillados de una forma que la hacía ver intimidante.
—Lauren, voy a tener que alejar con escobazos a todas las personas de la fiesta cuando se te quieran lanzar —dijo Todd pasándole el casco para que ella se subiera a la motocicleta—. Luces muy bien.
—No seas idiota —se burló Lauren soltando esa risita tan característica de ella.
El camino fue corto. Andrew Todd no condujo rápido, por el contrario, el chico era el más cuidadoso para conducir su motocicleta. Siempre iba despacio y sabía las normas de tránsito de memoria y a la perfección. El chico prefería llegar a tarde a los lugares que acelerar demasiado su vehículo. El camino estaba iluminado por las luces que cuidaban las calles. Por su parte, Lauren Jauregui le gustaba mucho mirar con curiosidad esa avenida que tanto había recorrido y encontrar nuevos detalles.
Al llegar a la casa que quedaba a las afueras de la ciudad, un chico les dio la bienvenida. John, al igual que Jauregui, tenían la misma pasión por las plantas, especialmente por los cactus. Luego de haberlo conocido en un campamento en el nevado, ambos chicos siguieron en contacto saliendo un par de veces para compartir especies de cactus. Nunca tuvieron un romance aunque a John no le hubiese molestado que eso sucediera. El chico tenía cabello largo y muy ondulado, una barba no muy poblada y una sonrisa optimista siempre. Su piel era muy blanca dado a la falta de sol y además de la carne en su dieta. Era un chico muy agradable.
La reunión empezó muy bien. Estaba el primo de Jauregui, los amigos del segundo Jauregui, todos eran chicos igual a él, relajados y con ese aire hippie que los caracterizaba. Ahí estuvieron fumando algo de hierba y bebiendo cerveza a excepción de Andrew quien esa noche cuidaría de Lauren Jauregui. A eso de las once y media de la noche llegó al lugar Vanessa Vivaldi. Lauren sintió como su corazón se agitaba y un agradable calor recorría su cuerpo.
—Te lo juro, estábamos en medio de la nada. No teníamos una gota de agua ni leña para el fuego —decía Lauren animadamente sosteniendo una cerveza en su mano y un cigarro en la otra—. Según mi teléfono, estábamos a menos siete grados centígrados. Pregúntenle a Johnny y a Albert que todo lo que veíamos era neblina y esos arbustos llenos de espinas. Ese día sentí lo que era el miedo. Les juro por lo que más quiero que si no...
Sin importarle nada más, Jauregui se puso en pie dejando a ese grupo de cinco personas con la que estaba compartiendo su experiencia de haberse perdido en el parque de los nevados y caminó hacia Vivaldi.
—¡Van! —Lauren abrazó tiernamente a la chica que tenía en frente. Respiró el olor de su cabello y sintió la tibieza que emanaba Vivaldi.
—Mi Lauren, ¿cómo estás? —dijo Vanessa un poco fuerte ya que la música de fondo dificultaba el poder hablar—. Quería verte esta noche.
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La Levedad de la Memoria | Camren
Fiksi PenggemarPiensa por un momento que te enamoras de tu amiga más cercana, ¿eso suena algo muy normal? Ahora imagina que durante años tratas encarecidamente de conquistar su corazón y, como si fuera un milagro, lo logras. Sin embargo, para tu pésima suerte, tu...