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Pasado

—Espero que tengas una buena excusa por no haber llegado hoy. Debo decirte que Camila estaba furiosa contigo, creo que te reventará el hocico cuando te vuelva a ver —dijo Andrew Todd cuando estuvo en la vivienda de Lauren.

El chico dejó caer su chaqueta negra y su bolso de cuero sobre el mueble que tenía junto a la entrada. Era un sofá azul y junto este, Lauren tenía diferentes clases de plantas decorando. Tenía una pequeña palma y un arbolito de café también. Lauren Jauregui amaba la idea de tener una pequeña selva en su vivienda. Junto a los ventanales tenía las plantas que necesitaban más luz solar como sus cactus y suculentas. En la parte de arriba de la casa tenía un pequeño cultivo de diferentes clases de plantas: orégano, albahaca, cilantro, romero, tomate, maíz, lechuga, perejil y otras cosillas sabiendo aprovechar bastante bien el espacio.

Para el cultivo de tomate, Lauren contó con la ayuda de Andrew Todd, este le ayudó a subir enormes bolsas de tierra negra y aserrín de madera. Cada bolsa pesaba más de veinte kilos, y fueron subidas tres pisos a eso del mediodía por Lauren y Andrew. Ambos quedaron color café y completamente empapados de sudor. El sol y el calor eran algo casi permanente en la ciudad, así que los acompañó durante toda la siembra de tomates. A Andrew Todd no le importó ya que siempre apoyaba a su mejor amiga en cualquier loca idea que esta tuviera. Ese día estuvieron hasta la seis de la tarde regando tierra con aserrín y compost, y separando pequeñas canaletas usando viejos palos de madera y ladrillos. Finalmente habían logrado un resultado bastante aceptable.

"Estoy muriendo del cansancio." Se quejaba Andrew.

"Mi vida, te hace falta naturaleza en las venas. Necesitas campo, tierra, pantano." Se burlaba Lauren al ver a su amigo en tal condición.

—Finalmente, después de todos los meses de espera, nuestra pequeña cosecha ha dado frutos. Déjame decirte que no esperaba que estuvieran tan maduros porque ya sabes los nutrientes de la tierra eran algo reducidos teniendo en cuenta el espacio —Lauren mostró un ejemplar rojo y del tamaño de una pelota de tenis—. ¡Mira esta belleza! Te va a encantar lo que te he preparado, mi vida. Y sobre lo que me dijiste, tengo una buena excusa por haber llegado tarde.

—Te escucho —Andrew siguió a Lauren hasta la cocina—. Huele bien.

—Gracias, te va a encantar —dijo Lauren. La chica para ese momento estaba usando una camisa amplia con el logo de una banda que disfrutaba escuchar, Circa Waves—. ¿Quién es Camila y por qué esta tan enojada conmigo? ¡Ves! No sé porque las personas siempre resultan enojadas conmigo y yo ni enterada. Y ahora resulta que también se enojan personas que no conozco.

—Camila es la chica nueva que está en el proyecto —se burló—. La misma que hoy dejaste esperando.

—¡Puta! No sabía que teníamos otra compañera —dijo genuinamente apenada—. Qué horror, ahora va a pensar que soy la persona más irresponsable de la ciudad.

Andrew se burló una vez más.

—Relájate, a ella le dio igual.

—Qué alivio, ya iba a buscar a esa chica para disculparme por todos los daños y perjuicios que causé —ahí la chica empezó a servir dos platos de sopa de tomate caliente—. Mi vida, enciendes la música, por favor.

—¡No otra vez tango! —se quejó dramáticamente—. No me gusta el tango, pero gracias a ti ya conozco las letras de memoria. Te apuesto que ni siquiera mi abuelo sabía esa música de memoria, pero gracias a ti ahora lo sé. ¿Estas feliz Jauregui?

—Pon lo que sea que quieras entonces. ¿Qué quieres escuchar?

Así estuvieron un rato discutiendo sobre la música y comiendo lo que Lauren había preparado para la cena.

La Levedad de la Memoria | CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora