Pasado
La noche anterior y la mañana siguiente fueron eternas. Las horas parecerían no correr y la neblina que cubría su tejado parecía estar tan estática como su reloj. El tiempo, el enojo y el frío estaban pausadas en la casa de Lauren. Ella regresó muy en la madrugada. Sus pies estaban helados y su pantalón completamente empapado. Caminó desde la casa de Camila hasta la suya. En su turbulenta cabeza, el camino pareció ser más corto de lo que en realidad era.
Al ver las llamadas insistentes de Camila, su enojo pareció empeorar. Sintió que se estaba burlando de ella. Entonces decidió aceptar la llamada. Le pidió espacio ya que eso era lo único que quería y que sentía que la podía calmar. Respiró hondo una vez dio por terminada la llamada; luego de eso, respiró profundo más de una vez y trató de calmarse, pero parecía ser inútil.
En ese momento, Lauren todo lo que necesitaba era la compañía de un amigo. No obstante, no sabía a quién llamar. Andrew Virgilio Todd por esos días no era el amigo más cercano ni mucho menos el más atento. Lauren sólo podía pensar que quizás era ella quien lo había dejado de lado por estar enredada en sus amores quizás destinados al fracaso.
—¿Ally? —Al final había decidido llamar a Allyson. Ella siempre se había prestado para escucharla aún si se trataba de una tontería—. ¿Estas libre esta noche o está tarde o ahora mismo?
—¿Estas bien? —preguntó Ally preocupada ya que notaba algo diferente en la voz de su amiga. Su voz nunca sonaba así.
—No, estoy mal —dijo Lauren con un nudo en su garganta que parecía atajar sus palabras.
—¿Qué te pasó?
—Camila. Eso pasó.
—Oh, corazón —dijo Ally.
—Me siento tan estúpida.
—¿Nos vemos en Babilonia en dos horas? —Babilonia era un café antiguo de la ciudad. Era una de las casas con más historia y de las más hermosas desde que la ciudad apenas se estaba fundando. De techos altos y columnas de madera gruesa. El piso seguía siendo de tablones que rechinaban a cada paso. El techo fue cambiado un total de cuatro veces en los últimos treinta años conservando el estilo viejo de vidas pasadas. Ally ignoraba todo eso, tan solo quería llevar a su amiga donde servían su helado de vainilla favorito.
—De acuerdo.
—En este momento me iré a bañar —dijo Ally y Lauren supo que no serían dos horas sino tres.
—Te esperare allá.
Entonces, el sol empezaba a colarse de entre las espesas nubes de invierno. Lo pocos rayos atravesaban su ventana dando un poco de luz a ese triste cuarto. Lauren decidió ir a su azotea para hacer un balance de los daños del día anterior. Al subir, notó que, con la luz del sol, todo tenía forma de un enorme desastre. Estaba desordenado, frío y sucio como su propia vida en ese momento. Tomó una pequeña pala y empezó a apilar la tierra pantanosa junto con las piedras y los ladrillos que utilizaba para dividir las plantas. Las plantas que yacían en el suelo, las utilizaría como compostaje para sus próximos cultivos. Sus pies estaban llenos de tierra y su frente empezaba a sudar enormes gotas. Se clavó una puntilla oxidada en la planta del pie y el dolor no se comparaba con lo que sentía en el corazón.
Volvió a bajar, y fue directo al baño dejando un rastro de pisadas empantanadas. Allá se duchó. El agua que caía estaba manchada por la tierra y la sangre. Mojó su cabello y aplicó shampoo. El agua fría se sentía muy bien en su piel, como si se llevara las penas que la agobiaban. Salió desnuda y limpió la herida con alcohol y algodón. Le puso una curita y seguido se maquilló, usó perfume, puso loción en todo su cuerpo y se vistió.
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La Levedad de la Memoria | Camren
FanficPiensa por un momento que te enamoras de tu amiga más cercana, ¿eso suena algo muy normal? Ahora imagina que durante años tratas encarecidamente de conquistar su corazón y, como si fuera un milagro, lo logras. Sin embargo, para tu pésima suerte, tu...