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Lunes, inicio de semana, donde las ganas de trabajar estaban al 100% luego de su merecido domingo de descanso, o al menos eso quisiera, pero la comodidad que sentía en esos brazos, superaban todas sus ganas de levantarse para comenzar su día.

Aún dormido, Luffy le abrazaba firmemente, como si pudiera esfumarse, pero no, Zoro sabía que por nada del mundo podía dejar a ese idiota, después de todo era SU esposo idiota.

Con pesar se levanto, trato de hacer el mínimo de ruido y movimiento. En unos minutos ya estaba fuera de la cama, observando como el azabache de removía incomodo al sentir su falta de calor.

Miro el reloj, podía esperar un poco más para despertar a su bello durmiente. Al menos mientras se duchaba y se aseaba para despertar mejor y después bajar a la cocina para preparar el desayuno, claro, no sin olvidarse de besar una de las mejillas del chico...

Ayer ambos habían cenado algo tarde, así que por su parte no tenia mucho apetito, más su esposo era otro show.

Encendió la estufa y colocó un sartén, notando unos rayones en el teflón negro —Luffy intentando cocinar de nuevo— soltó divertido antes de verter un poco de aceite.

Bien podrían contratar a un chef, cociner@, etc. para olvidarse de esa tarea, así como las personas que se encargaban de limpiar su casa cuando ellos se encontraban en el trabajo, pero, a decir verdad, adoraba a Luffy con esa hermosa sonrisa, elogiándole y diciéndole lo deliciosa que era su comida, así que por él, podía levantarse un poco más temprano y cocinarle el desayuno, almuerzo o cena.

No demoró demasiado para tener todo listo, dejándole el tiempo suficiente para terminar de arreglarse, despertar a su alfa y desayunar juntos.

Lu... despierta—pronunció a la par que besaba sus labios suavemente, notando como era correspondido tras unos segundos.

Mmm... buenos días mi Amor— saludó el azabache con una sonrisa, jamás en la vida se cansaría de ser despertado de esa linda forma por su amado esposo.

Buenos días Luffy— devolviendo el saludo, se incorporó para buscar su ropa, observando de reojo como el monito cerraba nuevamente sus ojos para regresar a su sueño -Vamos Amor, ya es hora de despertar- insistió solo para oír un quejido no muy agradable.

Pero Zoroo aun tengo sueñooo, quiero dormir un poco más...— Luffy sabía que sus berrinches y pucheros no funcionarían con su chico cuando este tenía prisa, pues Zoro era extrañamente responsable cuando se trataba de trabajo, cosa opuesta a él, quién prefería ser más relajado en ese tema -Ya sé!- una pequeña idea se le vino a la cabeza, y tal vez no funcionaria pero igual lo intentaría, al final de cuentas no perdía nada —¿Que tal si me acompañas? no te gustaría faltar al trabajo y quedarnos en la cama abrazaditos todo el día?!— propuso halando un poco de la mano de Zoro, el cuál se había acercado para levantarle de la cama.

Suena bien, pero... ¡¡El presidente de la empresa no puede faltar por un capricho!!— estaba bien ceder y acompañar a su esposo en algunas locuras pero, ya no eran adolescentes como para inventarse una enfermedad y faltar al colegio.

Cielos, ¡Ya no quiero ser el presidente!— soltó en un quejido, no es como que odiara ese puesto pero, le desagradaba la idea de tener tanta gente a su cargo —Esto es mucho trabajo, mi papá debe estar loco para dejarme ese puesto— suspiró con desgano, cubriéndose el rostro con una sábana. Desde años atrás, su padre se empeñó en recalcarle lo que le esperaba, pero jamás pensó que sería tan pronto, y es que lidiar con personas mayores a él, era difícil. Después de todo, su actitud a veces era tomada como la de un irrespetuoso e infantil a los ojos de sus socios, poniendo en aprietos varios acuerdos y sociedades.

𝑀𝑖 𝐷𝑢𝑙𝑐𝑒 𝐸𝑠𝑝𝑜𝑠𝑜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora