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¡¿Lo escuchaste?! ¡Dime que lo escuchaste!

Pegaste literalmente el celular a mi oído, encima de que estaba en altavoz, así que no, no escuche nada— exclamó Zoro levantándose de su cama, poniendo la mayor distancia posible entre él y la chica —No sé por que no cortaste la llamada

Bueno, no es culpa mía que tu amigo no se haya asegurado de colgar bien, además es mi celular y yo hago lo que quiera con él— Replicó Perona, paseándose por la habitación con un gesto de indiferencia.

Zoro decidió ignorarla, su mente estaba en otra parte... había algo que necesitaba comprobar, por ello aparto las cortinas de su ventana, observando así el patio delantero.

Si querías verlo debiste salir— murmuró ella, notando como el peliverde fruncia el ceño —Sus palabras eran sinceras, al menos así me pareció a mí

Y dime, ¿no crees que quizás Koby no colgó la llamada a propósito? ¿Quién dice que esto no fue planeado por Luffy?— tras escuchar aquello, la pelirosa solamente negó, Zoro ya no creía en nada que se tratará de Luffy, era triste.

Mi tío me invito a quedarme, así que me voy mañana temprano, si me necesitas, lo cual dudo mucho, estaré en un cuarto de invitados— Sin esperar respuesta, Perona se dirigió a la puerta, dejando a Zoro solo con sus pensamientos.

¿Superarlo? se supone que eso estaba intentando, se suponía que con el tiempo que pasó lejos de él, ya no debía tener otro sentimiento más que rencor y odio por causarle todo ese dolor, entonces.... ¿Por qué estaba llorando ahora mismo? ¿Por que su corazón latía de esa manera? ¿Por qué quería estar con él?. Eran cosas que se preguntaba con un nudo en la garganta.

No importa, solo necesito más tiempo, es todo...— se consoló a si mismo con un largo suspiro, alejándose de la ventana, tratando de poner fin a esos pensamientos que lo atormentaban.

...

¡Pero yo te lo dije Sabo! ¡Aún después de que cumplió los dieciocho, no debimos quitarle el chip rastreador de su teléfono!— gritó un pelinegro para reprocharle a su hermano, quién ya no soportaba el dolor de cabeza que Ace le provocaba.

Llevaba unas cuantas quejándose sin parar, repitiendo un montón de veces lo preocupado que estaba, y no es que Sabo no lo estuviera, pero él era consciente que caminar en círculos y balbucear tonterías no ayudaba en nada.

¡¡¿Y qué tal si se tiró por un puente?!! ¡¡¿Qué vamos a hacer Sabooo?!! ¡¡Por lo menos respóndeme, quieres!!— insistió Ace, sin dar señales de calmarse.

En vista de que su hermano no planeaba callarse por al menos un minuto, el rubio se levanto del sofá y se encaminó hacia la puerta, no sabían en donde estaba Luffy, intentaron llamarle pero éste no respondía, también habían hecho una parada frente a la casa de Mihawk más el azabache no estaba ahí y en la empresa mucho menos.

"Luffy no sale más que para ir a casa de su suegro.... entonces, ¿tal vez en el Baratie?"— ciertamente ese era su restaurante favorito, pero hace mucho que él no iba, y algo le decía que no lo encontraría comiendo en ningún lugar.

¡¡Hay que llamar a la policía!! se que no han pasado las veinticuatro horas, pero pidamos que hagan una excepción— propuso el pecoso, cortándole el paso al rubio.

Sabo, cansado de las exageraciones del pelinegro, lo sujetó de los hombros y lo miró fijamente a los ojos. Estaba a punto de soltarle unas cuantas maldiciones cuando la puerta a su costado se abrió de golpe.

𝑀𝑖 𝐷𝑢𝑙𝑐𝑒 𝐸𝑠𝑝𝑜𝑠𝑜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora