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¿Eh? ¿Que son esas cajas chicos?— debía haber unas diez quizás, desde pequeñas hasta las del tamaño de casi una persona.

Son unos paquetes que te llegaron Luffy, esperó que no les moleste que los hayamos recibido— comentó Sabo acercándose a su hermanito y cuñado para darles un abrazo a cada uno.

No hay problema, muchas gracias Sabo— agradeció Luffy con una sonrisa, estaba contento por ver a sus dos hermanos mayores.

Gracias Sabo, eres el mejor cuñado— detrás del rubio, un pecoso rodaba los ojos.

¿Luffy, a mi no vas a saludarme?— intervino Ace a lo que el monito asintió contento y se acercó a para abrazarle.

Amor, Ace... metan las cajas a la casa por favor— ordenó el peliverde mientras él y Sabo iban primero al interior.

¡No nos des órdenes Marimo!

Ace apúrate y ayúdame con las cajas— comentó Luffy llevándose dos de las más grandes.

¡No seas un mandilón hermanito, deja que el venga y se los lleve él mismoo!— gritó enojado pero no hubo nadie que le prestase atención.

¡Deja de quejarte y date prisa Ace!

Oi... ¡¡Tú también ayuda Saboo!!

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Ahora que te veo mejor, ¿subiste de peso Ace? en serio que te has descuidado, mira que cansarte con unas simples cajitas ligeras...— se burló Zoro mientras bebía de su jugo de naranja, ensanchando más su sonrisa al ver al pecoso rojo del coraje.

Lo dice el señor músculos que no nos ayudó a cargar las cosas, dime, ¿no te cansas de estar sentado y ver a los demás trabajando?

Lo hago, fue agotador ver como te estabas muriendo por levantar una caja de cartón, gritando a tus hermanos para pedirles ayuda

Lufyyyy por que de tantos omegas en el mundo, tenías que casarte con ese precisamente ¡¿eh?!— se quejó el azabache mayor halando de sus cabellos, de verdad que Zoro los sacaba de sus casillas.

No digas tonterías Ace, no sabes la fortuna que tuve de haberme casado con Zoro, él es único en el mundo, no podría haberme enamorado de alguien más nunca— las palabras de Luffy hicieron sentir mal al peliverde, el monito le demostraba cada día cuanto le amaba, y él por simples celos, se atrevía a dudar de ese inmenso amor.

Sabes que es al revés Lu, yo soy el afortunado de tenerte conmigo— pronunció con mucho amor mientras se acercaba más a su pareja para besarle en los labios, Sabo les veía enternecido por la escena, mientras que Ace solo los veía como un par de cursis.

Dejen eso ya y mejor dinos de una vez eso tan importante Luffy— alegó el pecoso interrumpiendo a la pareja.

Ya se los digo, pero primero quiero ver que tienen estas cosas— si bien no sabía quién se las había enviado, su emoción superaba esa duda.

Sentándose sobre el piso se dispuso a abrir la más grande, trato de retirar la cinta, pero sus cortas uñas no le ayudaron.

Luffy busca algún cutter o tijera—Sugirió Sabo pero el azabache hizo caso omiso y continuó arañando la caja, desesperando a los presentes.

Como Zoro sabía bien que su esposo no se detendría  hasta abrirla, el mismo marcho a la cocina para buscar algo útil, escuchando a su espalda el tono de llamada del celular de su esposo.

𝑀𝑖 𝐷𝑢𝑙𝑐𝑒 𝐸𝑠𝑝𝑜𝑠𝑜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora