—Cuando mencionaste 'tu casa' yo de verdad creí que seria ¡TU CASA!— refunfuño la pelirosa quien arrastraba la maleta del peliverde hasta la entrada.
—Ésta es mi casa también— respondió él tocando el timbre.
—¿Cuantas veces te lo tengo que repetir? Nadie nos está siguiendo, así que relájate y deja de actuar como si fueras un criminal en fuga— espetó al ver como el omega se giraba y observaba cada rincón el bonito jardín, buscando alguna cosa, o más bien a una persona en particular —Si continuas actuando de esa manera, creeré que estas ansioso por verlo—
Zoro la ignoró y regreso su vista al frente una vez que estuvo convencido de que ella y él eran los únicos ahí afuera, unos cuantos segundos después, la puerta se abrió, olvidándose por completo del comentario de la chica.
—Bienvenido a tu casa hijo— saludó Mihawk con los brazos abiertos, abrazando con cuidado al peliverde, el cuál, miró de reojo a Perona, alzando una de sus cejas para indicarle que él tenía razón, en respuesta ella sólo le sacó la lengua.
—Gracias por recibirme papá— agradeció él con una leve sonrisa, a pesar de todo, sabía que su padre sería el único en el siempre podría confiar.
—Ni lo menciones, estoy encantado de tenerte en casa, y a mi nieto también— afirmó el mayor desasiendo el abrazo y acercándose a la chica para saludarla de igual manera —Muchas gracias por cuidar de mi hijo Perona, eres una buena prima—
—No fue nada tío, me gusto tener compañía— admitió ella al recibir unas suaves palmadas en su pelo y con los ojos llorosos continúo —Perdón por no visitarte antes, ¿cómo has estado?—
—"Supongo que se volvió más sentimental con la edad"— pensó Zoro al ver que su padre le seguía el juego a la pelirosa en eso de tratarse como familia, y al notar que ese par se quedaría a platicar para largo, decidió entrar a la casa.
Una vez dentro, por fin pudo soltar un respiro de tranquilidad, más no le duró mucho. Sin perder un solo minuto, comenzó a cerrar las ventanas con seguro, cerciorándose de colocar las cortinas también, impidiendo toda vista al exterior.
—Asegura las puertas— ordenó cuando vio a Perona por la sala, ella le frunció el ceño dispuesta a recriminarle, así que...—Por favor...prima— exclamó sabiendo que esas palabras a veces eran mágicas.
—¿Ves que no te cuesta nada ser amable? vamos dime donde están— y tras recibir las indicaciones, ella marchó a cerrarlas...
—Ya dejé tus cosas en tu habitación, si necesitas algo no dudes en decírmelo— avisó Mihawk en cuando estuvo al lado del peliverde, notando que éste aún seguía un poco tenso —No te preocupes Zoro, si no quieres verlo, así será—
El omega agradeció y juntos avanzaron al comedor, la chica no tardo mucho en llegar, y entre los tres comenzaron a poner la mesa y servir la cena.
—¿No preparaste demasiado?— cuestionó Zoro al ver bastantes platillos.
—Para nada, solo cociné tus favoritos—
—Tu papá de esforzó mucho, así que tienes que comerlo todo sin rezongar— añadió la pelirosa antes de probar bocado.
Los otros dos la imitaron, teniendo una pequeña platica mientras cenaban, o más bien, mientras escuchaban algunas pequeñas quejas.
—Y no lo olvides tío, no debes comprar nada de postres, golosinas, o cualquier cosa con azúcar, ¡Por que ese tonto se las termina en un solo día!— bufó la omega apuntando con su tenedor a la persona que estaba sentada justo a su lado —Se comía hasta las cosas que me regalaba mi novio... lo único que se salvaba eran las barras de granola...— sollozó con un puchero en el rostro.
—Todo estuvo delicioso papá, hace mucho que no comía tan bien, por qué alguien cocina con mucha sal— soltó mirando directamente a su amiga, la cual no demoró nada para molestarse.
—¡¿Así me agradeces por alimentarte todos los días?!— gritó ella levantándose de la mesa, Zoro también lo hizo y ambos comenzaron a fruncirse el ceño, mirándose como si se quisiesen matar el uno al otro.
—¡Pues muchas gracias por subir mi presión arterial!—
Y antes de que la pelirosa pudiese decirle algo más, Mihawk comenzó a reír un poco, ganándose la atención de los dos.
—Tenia miedo de ver a mi hijo en mal estado, verlo callado, sin apetito y deprimido, pero estoy feliz de ver que es el mismo de siempre— ante el comentario, Zoro no pudo evitar sonreír un poco.
Perona también sonrió, era cierto que el peliverde había tenido todas esas actitudes y otras más que no mencionó su tío, pero ella no tenía por qué decirlo ahora.
—Siéntense voy por el postre— los menores ya tranquilos obedecieron , observando como el pelinegro se marchaba a la cocina.
—Extraño a mi papi, voy a ir a visitarlo la próxima semana, y llevaré a Kumashi conmigo— pronunció la omega con los ojos llorosos, Zoro optó por no decir nada y esperar por probar lo que su padre hubiese preparado —Tú... no decidiste venir con tu papá por las pequeñas discusiones diminutas que teníamos... ¿verdad?— preguntó con algo de culpa, pero al sentir como el peliverde le daba unas palmaditas en la cabeza eso desapareció.
—No seas tonta, no fue por nada de eso, yo... estoy muy agradecido contigo— dijo murmurando lo último, Perona sonrió contenta al escucharlo.
—Entonces... ¡¿Si vas a dejarme ser la madrina del bebé?!—
—Ya te dije que una amiga me lo pidió antes— respondió él, recordando a... Nami —"Dios, no quiero ni imaginarme todo lo que me dirá en cuanto la vea..."— y un poco de sudor frío le recorrió el rostro al darse cuenta que ni si quiera un mensaje de texto le había mandado a la pelinaranja, aunque por suerte, ella no se atrevería a hacerle algo en su estado.
—Eso fue por que ¡Yo no sabía que mi primo estaba embarazado! Además yo soy su tía, por eso debo ser su madrina, ¡Tengo más derechos que tu amiga!—
Y Nami era como su hermana, pero Zoro no iba a mencionar eso frente a la pelirosa con complejo de chihuahua.
—Voy a pensarlo solo si dejas de molestar con eso ¿de acuerdo?— Perona asintió feliz y no dijo nada más al ver que Mihawk se acercaba con una gran bandeja, la cual coloco en la mesa.
Galletas con mermeladas de distintos sabores, brownies, tartas de manzanas, magdalenas de vainilla... el peliverde quedó fascinado al ver las cosas deliciosas que podría comer.
—"Va a ser un consentidor con su nieto o nieta"— pensó mientras se servía un poco de té.
—¡Tío te dije que no le des cosas dulces a Z-!—
—¡ZOROOO!—
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