—Esto es muy pesado... ojala al menos ese idiota se molestara en esperarme en la puerta— A buena hora el ascensor se había descompuesto, obligándola a subir largas e interminables escaleras para llegar hasta su apartamento.
—"Ya quiero relajarme con una taza de té, oh, y probar esos deliciosos pastelillos que mi amorcito me regalo el otro día..."—
Con una fuerte motivación, la chica logró llegar hasta su puerta, soltando las pesadas bolsas que cargaba para poder abrirla, pensando en que a la próxima que necesitara ir de compras. Le pediría ayuda a su novio.
Ella era muy limpia y ordenada, por lo que su hogar siempre la hacia sonreír en cuanto ponía un pie dentro. Sin embargo, esta vez, su sonrisa se quebró al notar semejante basurero, cuando apenas por la mañana había recogido.
La sala estaba llena de empaques vacíos, migajas y pañuelos...
Temiendo lo peor, corrió hasta la cocina para comprobarlo. Su tarro de galletas estaba vació, cuando a ella le llevaba semanas terminárselas, a veces hasta tenía que tirarlas.
—"La nevera"— y efectivamente, todo su helado ya no estaba —Mis pastelitos tampoco... están...— con ganas de llorar se cubrió el rostro con ambas manos, esos últimos eran especiales, ¿cómo podía desaparecer? —¡ESE IDIOTA!—
Con intensiones asesinas y mucha, mucha prisa avanzó hasta el cuarto donde su "primo" se hospedaba, ni siquiera se molestó en tocar, ella era la dueña de la casa después de todo.
—¡¿En serio te comiste todas mis golosinas?! ¡¿Qué eres? ¡¿Una maldita aspiradora?! ¡¡Y encima dejas hecho un basurero de mi casa!!— y justo cuando pensó que obtendría una disculpa sincera, la falta de interés del omega la dejó de piedra.
Él solo se levantó de la cama, la miró, y pasó a su lado como si nada, sin siquiera dirigirle la palabra!!
—"Esto no se va a quedar así"—
Dispuesta a decirle al peliverde todo lo que pensaba, le siguió furiosa, y la cosa empeoró cuando vio a éste ya en la cocina... comiéndose unas galletas.
—¿Están ricas?— preguntó con una sonrisa y en tono dulce, Zoro asintió levemente mientras mordía otra —¡¡Pues claro que están ricas!! ¡¡y aún más si no eres tú el que las compra!!— si, seguramente con eso al menos obtendría un "perdón no fue mi..."
—Oi... ¿éstas tratando de insinuar algo? por que si es así, mejor dímelo de frente—
Eso fue lo ultimo que soporto, así que soltando un suspiró de la manera más dramática, se sentó en un banco junto a la barra, dejando caer su cabeza en el mármol.
—Juro que no sé como te he aguantado dos semanas... eres una maldita basura desconsiderada y malagradecida— balbuceó haciendo unos cuantos pucheros.
Zoro rodó los ojos, sin embargó tomó asiento justo al lado de la pelirosa, que curioso, el último color de pelo que quería ver en su vida, más no había remedio.
—Ojalá me den el premio a la mejor prima...— murmuró esta vez sollozando falsamente, conectando su mirada con el chico, el cual le veía ¿asqueado?
—¿Cuantas veces te lo tengo que repetir? el que tu papá sea amigo del mío, no nos convierte en 'primos', de verdad sigues igual de infantil a como te recordaba, y eso que eres más vieja que yo— con esa palabras, Perona corrigió su postura y nuevamente sintió esas ganas de discutir, lo cual trataba de evitar a toda costa por el estado del omega, pero es que éste no cooperaba para nada.
