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No lo odiaba, más no era de su agrado, ser alimentado como si el mismo no lo pudiese hacer, era un poco humillante quizás, pero tampoco podía quejarse con su esposo, quien sonreía contento mientras le acercaba otra cucharada de comida a la boca.

Luffy no se había despegado de él ni un solo instante desde que regresaron del hospital, llevaba ya una semana con él en casa, era agradable convivir sin tener otra preocupaciones, más el trabajo era una responsabilidad que no se podía dejar de lado.

Listo, quieres que te sirva más Zo?— preguntó el azabache una vez que el tazón estuvo vació.

Ya estoy satisfecho, gracias— respondió moviendo su cabeza un poco a los costados, tronando levemente su cuello, dormir demasiado tampoco era muy bueno.

Te daré un masaje Amor— sin siquiera esperar una confirmación, el monito ya se encontraba dando suaves movimientos en los hombros de su esposo, tratando de brindarle alivio —¿Cómo te sientes hoy Zoro? ¿te duele algo? ¿necesitas algo? si es así solo dilo Amor

Luffy, estoy bien— murmuró con los ojos cerrados, disfrutando del relajante tacto que las manos del azabache le proporcionaban —Mi papá se fue ayer...— 

¿Lo extrañas? mi suegro dijo que le llamará si necesitabas cualquier cosa— mencionó Luffy sacando su teléfono, a punto de marcar el contacto de Mihawk.

No es eso Lu, a lo que me refiero, es que estoy bien, ambos lo estamos— informó esta vez sonriéndole al menor —Gracias por cuidar de nosotros

El pelinegro detuvo sus movimientos y se agacho un poco para besar lentamente a su esposo, después se arrodillo y besó la pancita de éste.

Ustedes son lo más importante que tengo...

Has estado cuidando de nosotros por  varios días, yo... no puedo volver ahora, pero, creo que tu debes ir ya al trabajo Lu— sugirió Zoro mientras acariciaba el pelo del alfa quién permanecía junto a él —El doctor lo dijo, no necesito reposo absoluto, aún puedo realizar actividades que no impliquen mucho esfuerzo

Pero... ¿y si Zoro se llega a sentir mal mientras no estoy? no quiero volver a sentir que puedo perderlos...

No volverá a ocurrir, lo que sucedió me sirvió para comprender que la salud del bebé es lo primero ante todo, y, además, no quiero ser una carga Luffy

Y no lo eres, tu papá y yo te cuidamos por que te amamos muchísimo shishi— dijo poniéndose de pie, el pelinegro besó las mejillas de Zoro para luego extenderle la mano —¿Quieres ver la tele? Creo que recientemente salió una serie de un espadachín que mata dragones

Por supuesto, pero tendrás que preparar las palomitas tú— señaló caminando rumbo a la sala —¡Y recuerda ponerles caramelo encima!

¡Okey Amor!— gritó el azabache para ir rumbo a la cocina y cumplir el pedido de su pareja...

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Zoro se había negado a compartir de sus palomitas, más no le importaba en lo absoluto.

En vez de prestarle atención al programa, Luffy veía con una sonrisa el rostro de Zoro, esté estaba muy concentrado en la pantalla del televisor, todo mientras comía sin cesar sus palomitas acarameladas, sus labios estaban manchados.

𝑀𝑖 𝐷𝑢𝑙𝑐𝑒 𝐸𝑠𝑝𝑜𝑠𝑜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora