Capitulo 7

284 23 5
                                    

Es la octava vez que Noemí mira el reloj que hay colgado en la pared de la cafetería.
Juanjo, que recoge sus cosas para ya irse, se da cuenta.

—Noemí, ¿necesitas ayuda con algo? —se interesa cerrando su mochila.

—Madre mia, Juanjo. Los pintores que iban a venir mañana me acaban de dejar tirada. Tengo que solucionarlo esta tarde como sea.

El chico se cuelga la mochila a la espalda.

—Si quieres puedo ayudarte a buscar unos nuevos.

—Muchas gracias Juanjo, pero tranquilo, unas cuantas llamadas y lo tengo solucionado... El problema es que mi hijo acaba a las seis su clase de judo. Me va a ser imposible llegar. Y mi marido no sale de trabajar hasta las ocho...

Juanjo ve muy agobiada a Noemí. Sabe que tiene que hacer algo para ayudarla.
Así que, poniéndole una mano en el hombro con cariño propone:

—Mira, yo ahora tengo cita en la peluquería y no tardo nada. Así que, cuando salga, me puedo pasar a por Eric.

—¿De verdad? —Noemí mira a Juanjo.

—¡Claro! Me lo llevo a mi piso y merendamos algo. ¿Le dan miedo los perros?

—No, no. Todo lo contrario, le encantan. Pero con nuestros horarios sería imposible tener uno —dice ella.

—Vale, genial. En mi piso tenemos una perrita. Así juega con ella.

Noemí se levanta y abrasa al chico.

—Muchísimas gracias, Juanjo, me salvas la vida.

—No hay problema —responde él, y al separarse añade—: Eso sí, envíame un mensaje con la dirección del sitio al que tengo que ir a recogerlo.

—Por su puesto, ahora te lo paso. Pero primero déjame hacerte una foto —dice la mujer desbloqueando el móvil.

Juanjo la mira extrañado

—¿Una foto? —pregunta.

—Si, así le mando un mensaje junto con tu foto al profesor, para que sepa a ciencia cierta quién va a ir a recoger a Eric.

El maño mira a la cámara, alza una mano haciendo una "V" con los dedos y sonríe.

—Perfecto.

—Vale, me voy ya, Noemi —se despide—. Ánimo con esas llamadas, y por Eric ni te preocupes.

Juanjo abandona la cafetería algo preocupado, no es que se le den demasiado bien los niños...

                                             ...

Algo más tarde, ya ha terminado en la peluquería y se va directo a la dirección que le ha mandado su jefa.
Encuentra aparcamiento bastante rápido, cosa que no esperaba.
Solo tendrá que caminar un par de minutos.
Al llegar, se queda parado delante de la vidriera.
A través de los cristales translúcidos ve que la clase de judo aún no ha terminado, así que se sienta en un banco cercano.
Se fija en el cartel que hay encima de la academia.

"𝐹𝑢𝑛 & 𝑆𝑤𝑒𝑎𝑡", lee.

También se da cuenta de que el cartel llega hasta la fachada del gimnasio que hay al lado.

"¿𝑇𝑎𝑚𝑏𝑖𝑒́𝑛 𝑒𝑠 𝑢𝑛 𝑔𝑖𝑚𝑛𝑎𝑠𝑖𝑜?"

La curiosidad le puede, así que saca el móvil y lo busca en internet. Mira algunas de las fotos que le aparecen y ve que es un sitio bastante amplio.
Después decide echar un vistazo a las opiniones de los clientes. Al final siempre son los más fiables.

𝑇𝑎𝑙 𝑦 𝑐𝑜𝑚𝑜 𝑒𝑟𝑒𝑠 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora