Capitulo 12

263 22 0
                                    

Riiiiing...
Riiiiiiiiing...

𝐶𝑜𝑟𝑎 empieza a ladrar y Denna corre para atender el telefonillo.

—¿Quién es? —dice al descolgar.

En ese instante se ilumina la pequeña pantalla del aparato y aparece Violeta saludando.
Denna aprieta el botón y le abre la puerta.
Minutos después, el ascensor deja la chica en la planta correspondiente.
Denna sale a recibirla.

—¡Hola, guapa! —saluda Violeta entrando en el piso—. Vaya pisito, ¿no?

—Si —ríe ella—. Aquí vivimos Álvaro y Bea, que son dos amigos de mi hermano, él y yo.

Violeta deja las cosas que trae a un lado y Denna le enseña el piso.

—Madre mía. Un día nos los tenéis que presentar.

—Claro, son muy majos, os van a caer muy bien. Aunque ahora mismo están pasando unos días fuera de casa. ¿Quieres algo de beber? —pregunta dirigiéndose a la cocina.

—Con un poco de agua fresquita me vale.

Denna vuelve y deja un par de vasos de agua en la mesa del salón.
Las chicas han quedado para hacer un par de trabajos que les han mandado en la universidad.

—¿Lo has traído todo?

—Claro

La pelirroja coge sus cosas y las pone en la mesa.

—Aquí tenemos cartulinas y pegamento. Tú ponías las revistas y los colores, ¿no?

—Exacto. ¿Nos instalamos mejor en el suelo para poder estirar las cartulinas? —propone Denna.

—¡Por supuesto!

Las chicas colocan en el suelo todo lo que necesitan y se ponen manos a la obra.

𝐶𝑜𝑟𝑎 no tarda en unirse a ellas.

Cuando Violeta ya lleva un rato dibujando, no puede evitar quejarse.

—Yo creo que esta profesora va a días —e imitando su voz dice—: Hoy me apetece y les mando a hacer un 𝑐𝑜𝑙𝑙𝑎𝑔𝑒 que represente su infancia. Dentro de tres días les mando una investigación que les ocupe cincuenta páginas. Y mañana me apetece y les mando dibujar el cuerpo humano, con órganos y todo.

Denna ríe por su imitación.

—¿Tú le ves algún sentido? —protesta la chica.

La rubia, que recorta imágenes de diversas revistas, mira a su amiga.

—Pues no, pero si queremos aprobar... —responde—. de hecho, menos mal que te callaste ayer en clase, porque si no, aunque hoy hiciéramos una obra de arte, estaríamos jodidas.

Violeta recuerda la clase del día anterior y le hierve la sangre.

—Pues te digo una cosa..., una segunda vez no me voy a callar. ¿Cómo puede estar formando a las profesoras y profesores del futuro y decirles que el tema del feminismo es una gilipollez y que todo era mejor antes? ¿Acaso a ella le parecía bien que un tío, haciendo lo mismo que hace ella, cobrase más? Y es un ejemplo de miles.

Denna, lógicamente, piensa como su amiga.
Y también tuvo que contenerse para no rebatir a la profesora.

—Tienes toda la razón, yo también quería saltar y decirle lo que pienso, pero al final, nos guste o no, ella está por encima de nosotras. Ella se marcharía a su casa tranquilamente, mientras que nosotras nos iríamos con una asignatura para recuperación.

𝑇𝑎𝑙 𝑦 𝑐𝑜𝑚𝑜 𝑒𝑟𝑒𝑠 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora