Capitulo 21

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La víspera de Navidad caía con un aire de expectación sobre la ciudad. El frío de diciembre se infiltraba por cada rendija, pero el piso de Juanjo y Denna estaba cálido y acogedor. Habían pasado días preparando la cena de Nochebuena, y esa noche esperaban con ansias la llegada de Álvaro y Bea, quienes habían estado fuera por varias semanas. La mesa estaba adornada con un mantel rojo, candelabros y una vajilla que solo sacaban en ocasiones especiales.

El aroma de los platos cocinados por Juanjo llenaba el aire. Desde la cocina se podía oír el bullicio de las preparaciones finales: el crujido del pan recién horneado, el burbujeo del caldo para la sopa, y el crepitar de las verduras asadas en el horno.

Denna estaba terminando de poner la mesa cuando la puerta principal se abrió de par en par. El viento frío se coló por el recibidor, trayendo consigo risas y el sonido de maletas rodando sobre el suelo de madera.

—¡Ya estamos aquí! —anunció Álvaro con una voz alegre mientras dejaba las maletas a un lado. Detrás de él, Bea sonreía con una expresión que reflejaba tanto cansancio como felicidad.

—¡Álvaro, Bea! —exclamó Denna, corriendo a abrazarlos—. ¡Qué alegría veros! ¿Cómo fue el viaje?

—Largo —respondió Bea mientras abrazaba a Denna—, pero ha valido la pena. Hemos echado de menos este lugar y a vosotros.

Juanjo salió de la cocina, limpiándose las manos en un delantal y sonriendo ampliamente.

—¡Os he echado de menos chicos! Espero que tengáis hambre porque hemos cocinado como si no hubiera un mañana.

—¡No me digas eso! —bromeó Álvaro, frotándose el estómago—. He soñado con tu cocina, Juanjo.

La atmósfera en la sala se llenó de risas y charlas mientras se sentaban alrededor de la mesa. El ambiente era cálido y familiar, cada uno ocupando su lugar habitual. Denna vertió vino en las copas y levantó la suya.

—Por el regreso de Álvaro y Bea —dijo—. Y por una Navidad llena de promesas y aventuras.

—¡Salud! —respondieron todos al unísono, chocando las copas con alegría.

Mientras comenzaban a comer, la conversación fluía fácilmente, llena de anécdotas y planes para el nuevo año.

—¿Y que tal estáis? —pregunta Bea

—Si preguntas por lo que creo que preguntas, mucho mejor. Ya no voy llorando por las esquinas —bromea la maña—. He rehecho mi vida y tengo un grupo de amigos súpermajos con los que hago planes, algunas tardes doy clases particulares para ganarme algún dinerillo...

Todos sonríen, les gusta oír eso.

—¿Y tu qué tal estás?

Juanjo bebió de su vaso y así gana unos segundos.

—Yo estoy bien. Trabajando mucho y sacando tiempo por las tardes para intentar ir todos los días al gimnasio.

Álvaro, que bebe de su copa de vino, abre exageradamente los ojos.

—¿Lo dices en serio?

—Claro, que poca fe tienes en mí —ríe Juanjo.

—Por cierto, ¿qué planes tenéis para Nochevieja?

—Yo iré a casa de mis padres —dice Denna.

Juanjo, por otro lado, se quedó pensativo. Sabe que se quedará solo ese día.

—Supongo que en casa —dice.

—De eso nada, nos vamos los unholy de fiesta después de las uvas —dice Álvaro con alegria.

Un par de horas después, terminan la cena.
En ese momento suenan los móviles de los mellizos.
Los miran y ven que hay un mensaje en el grupo de WhatsApp, que tienen con Violeta, Álex y Lucas

LUCAS: ¡Feliz Navidad! Os presento a 𝑁𝑒𝑣𝑎𝑑𝑜, es un braco alemán de pelo corto. Se lo ha traído Papá Noel a mi hermano. No se lo esperaba, ha llorado y todo.

ALEX: ¡Es precioso! Lucas, tú seguro que también has llorado, que te conozco...

LUCAS: Un poco...

VIOLETA: Jajaja, me encanta 𝑁𝑒𝑣𝑎𝑑𝑜, estoy deseando conocerlo.

Los mellizos abren la foto y Denna se la enseña a Álvaro y Bea.

—Yo creo que es buena hora para dar los regalos, ¿no? —comenta Denna impaciente viendo que pasan ya doce minutos de la medianoche.

A todos les parece bien su propuesta y van a buscarlos.
Un par de minutos después ya están en el salón.

—Empezad vosotros —pide Juanjo.

Bea y Álvaro cogen los paquetes que les dan y Bea es la primera en abrirlos.

—¡Que bien me viene todo! —dice la chica al ver que es una libreta con bolis de colores, le viene genial para sus clases— Y las gafas de sol son preciosas.

Se las prueba.

—¿Qué tal me sientan?

—Divinas —responde Denna, que fue quien las eligió.

Bea siempre usa gafas de sol, así que seguro que las llevará a menudo.
Ahora es el turno de Álvaro que desenvuelve sus regalos con emoción.

—¿!Qué es esto!? —dice él riéndose.

—Una camisa con estampado de tu cara

Las chicas se ríen.
Se la prueba.

—Oye pues me encanta, me la pondré para la fiesta de Nochevieja.

Todos ríen a carcajadas.

—Bueno queda otro, ese era el divertido —dice Juanjo— toma, es una bolita que si la agitas sale nieve.

—Que bonita.

—Si te fijas bien los que estamos adentro somos Bea, tú y yo.

Álvaro se echa a llorar.

—Joder Juanjo es preciosa, ¡me encanta!. Os toca a vosotros, tomad.

Los mellizos abren los regalos a la vez. Reciben libros y unas cazadoras vaqueras a conjunto.

—¡Muchas gracias, sois los mejores!

Pasaron lo que queda de noche jugando a juegos de mesa entre risas y anécdotas del viaje.

ᴄᴀᴘ ᴍᴜʏ ᴄᴏʀᴛɪᴛᴏ 🥲

𝑇𝑎𝑙 𝑦 𝑐𝑜𝑚𝑜 𝑒𝑟𝑒𝑠 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora