𝑇𝑎𝑙 𝑦 𝑐𝑜𝑚𝑜 𝑒𝑟𝑒𝑠

Capitulo 14

Y llega él sábado por la tarde.

Al final sí que han quedado para hacer un 𝑒𝑠𝑐𝑎𝑝𝑒 𝑟𝑜𝑜𝑚.
Álex les mandó la ubicación del sitio por WhatsApp y han quedado en verse directamente allí, en la puerta.
A Denna no le costó mucho convencer a Juanjo para que los acompañara.
Justo son ellos los primeros en llegar.

—¿Has hecho alguna vez alguna cosa de estas? —le pregunta Juanjo mirando el cartel de la puerta.

—No, pero Lucas dice que son divertidos.

Denna apoya la espalda en la pared, junto a la puerta.
Juanjo examina bien el cartel. Es de color negro, con letras antiguas.
La puerta es oscura y parece que tenga muchos años.

—¿Es de miedo?

Denna va a contestar cuando ve a Álex y a Violeta a unos metros en un paso de cebra.
Se les acercan y los saludan.

—Oye, tengo novedades del tema del trabajo. De momento hay tres amigas de mi madre que están interesadas. Serían una alumna de primaria y dos chicos de instituto —le dice Álex a Denna tras darle dos besos.

—¡Qué bieeeen!

Violeta y Juanjo se saludan.

—¡Al final has venido! —exclama ella.

Juanjo le da un abrazo.

—Si, pero creo que ya me estoy arrepintiendo. El cartel no me da buena espina.

Se separan y Violeta fija su vista en el cartel.
Rápidamente mira a los otros dos y pregunta:

—¡¿Esto es de miedo?!

Denna mira a Álex en busca de una respuesta. Es él el que ha elegido el sitio.

—Un poquito, pero tenía muy buenas opiniones en Internet.

La pelirroja se echa la manos a la cabeza.

—¿Ya estás con el drama? —se oye a Lucas a lo lejos.

Violeta lo mira y señala a Álex.

—¡Que dice que es de miedo! —les grita.

Lucas llega hasta ellos y los saluda a todos.

—Bueno, no será para tanto —dice el uruguayo.

—Venga, vamos —termina diciendo Álex a la vez que abre la puerta.

Todos entran y esta se cierra de un portazo, haciendo que peguen un respingo.

—Mal empezamos —musita Juanjo.

En cuanto pasan por la recepción y Álex enseña la entrada grupal que lleva descargada en el móvil,  aparece un hombre algo mayor vestido con un traje de los años cincuenta.

Todos lo observan en silencio. Él los mira fijamente.
Ninguno se atreve a hablar.

El señor les cuenta que hace un mes su mujer falleció en esa casa. También les dice que siempre se ha rumoreado que hay una maldición allí. Dicha maldición afirma que, si mueres en esa casa, tu alma vagará por allí toda la eternidad o, al menos, el tiempo que la casa siga en pie. Pero él, por más que ha buscado, no es capaz de encontrar el alma de su querida Ana María.

Necesita la ayuda del grupo de amigos para conseguir saber la verdad y conocer de una vez por todas si la maldición es cierta, ya que, de ser así, su última voluntad sería poder morir en la casa para estar con su esposa por siempre jamás. O, en caso de que el rumor sea falso, venderla a una empresa constructora que quiere echar el edificio abajo y remodelar el barrio.