Capitulo 15

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Martin ordena y coloca unos folletos encima del mostrador del gimnasio.
Ve que la puerta se abre, mira y sonríe dispuesto a desearle buenos días a quien entre por ella.

—¡Pero bueno, qué madrugador! —exclama al ver a Juanjo.

Es sábado y son las 9:43 de la mañana.

—No podía dormir, y no se me ha ocurrido nada mejor que venirme aquí —responde él.

—¿Todo bien? —se interesa Martin.

—Sí, solo es el trabajo, que ocupa hasta mis horas de sueño.

—Hacer ejercicio a mí también me ayuda a despejarme.

Juanjo se dirige hacia las cintas, seguido de Martin. Se sube en una de ellas y la pone en marcha.
Martin se apoya en la máquina que hay frente a él.

—Estás cordialmente invitado a verme sudar y agonizar en la cinta —bromea Juanjo.

—Tengo unos quince minutos antes de mi primer entreno, así que me parece un buen plan —responde Martin echando un vistazo al reloj de su muñeca.

Ambos se miran a los ojos.

Juanjo lleva varias semanas yendo al gimnasio. Intenta ir todos los días menos los fines de semana. Lo de hoy es una excepción.

—¿Los findes también empiezas tan pronto? —se interesa el maño.

—Normalmente no —le explica Martin—. Pero el otro día mi madre me dijo que si me podía quedar con mis hermanos que tenía que ir a hacer algunos recados de Navidad, así que moví horarios y por eso estoy aquí tan pronto.

—¿Recados de Navidad? Si todavía es pronto —comenta Juanjo asombrado.

—Mi madre es así, es una persona súperprevisora. Siempre le gusta tenerlo todo planeado con tiempo, para que no haya errores en el último momento.

Juanjo piensa en Denna.

—Mi hermana también es de tener las cosas planeadas, así que te entiendo —cuenta.

Martin sonríe y mira su reloj de nuevo. Aún le quedan unos minutos.

—¿Y qué planes tienes con tus hermanos esta tarde? ¿Qué vais a hacer? —se interesa Juanjo.

—Ayer miré la cartelera del cine y vi que este mes han estrenado una peli de dibujos titulada 𝑆𝑚𝑎𝑙𝑙𝑓𝑜𝑜𝑡, así que me los llevaré a verla. Luego iremos a casa, cenaremos y supongo que veremos alguna otra película en la tele hasta que los convenza para ir irnos a dormir.

—Qué bien montado lo tienes, menudo plazo de sábado por la tarde. Seguro que se lo pasan en grande contigo.

Juanjo, que sigue caminando en la cinta, empieza a sudar.
Martin lo mira y tiene una idea.

—Oye..., que si te quieres venir, estás totalmente invitado —dice de manera improvisada.

Juanjo lo mira, no esperaba que dijese eso.

—Anda ya...

—Lo digo en serio. Quizá sea una buena manera de olvidarte del trabajo por un rato —le dice Martin con una media sonrisa—. A no ser que te creas demasiado mayor como para ir al cine a ver películas de dibujos.

Juanjo se ríe.

—¡No digas tonterías! Si mi película favorita es de animación, pero seguro que no la conoces.

—¿Cuál es? —se interesa.

—Se llama 𝐸𝑙 𝑔𝑖𝑔𝑎𝑛𝑡𝑒 𝑑𝑒 𝘩𝑖𝑒𝑟𝑟𝑜.

𝑇𝑎𝑙 𝑦 𝑐𝑜𝑚𝑜 𝑒𝑟𝑒𝑠 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora