Narrador Omnisciente Todopoderoso.
Aya no era tan dócil de manejar al momento de desarrollar ciertos temas, como lo eran los niños hebreos. Tenía demasiadas preguntas al desconocer todo de raíz, y obviamente, a su edad, cuestionaba ciertos puntos mucho antes de llegar a una conclusión.
Esta vez, le dejó leer el pergamino en otro extremo de la mesa, mientras ella jugaba con el niño en su regazo, pero pacientemente a la espera de cualquier pregunta.
—Todo es un desastre, francamente —suelta su opinión al levantar la mirada del pergamino —. Si tu Dios vio que Lea era despreciada, la solución no era cerrarle la matriz a la otra esposa.
—Era una lección para Jacob —inició María —. Él podría estar enamorado, pero no podía darle la espalda al plan de Dios. Lea tenía que concebir a los patriarcas de las tribus de Israel, ya cuando los tuvo, la matriz de Raquel fue abierta —explicaba, al tiempo que intentaba que el pequeño no metiera el puño en la boca.
—No me digas, no me digas —trata de buscar los escritos en el pergamino —Rubén, porque Dios vio su aflicción al no ser amada, Simeón, porque Dios oyó que era despreciada, Leví, porque será el que lo una a su esposo, Judá para alabar a Dios, Isacar, porque fue premiada por Dios y Zabulón, porque a través de ella Dios ha dado un buen regalo a Jacob —suspira —¿Todos los nombres de tu gente significan algo o solo...?
—Sí, es tradición —responde —Jesús significa "Dios salva" —lo dice mientras acomoda algunos mechones cortos en la frente del niño.
—¿Y si era niña? —suelta Aya, sonando de lo más natural del mundo.
Pero en la cabeza de María hizo eco la pregunta, al punto de que el silencio fue prolongado. Claro, en un embarazo normal, usualmente no sabes qué será hasta el final y piensas en el nombre durante ese periodo de tiempo.
—No lo sé, yo...—realmente no tiene idea de qué responder.
—Tranquila, entiendo —dice Aya en tono comprensivo —. Usualmente, los hombres esperan varones, al punto en que no te dejan pensar siquiera en una niña, mi padre quería uno y salí yo —se encogió de hombros.
María creció viendo la ilusión de su padre con los embarazos de su madre, a la espera de un hijo que jamás llegó, pero no veía a José siendo esa clase de hombre. Aunque, para probar tal hipótesis, deben ocurrir una serie de cosas, las cuales se encuentran aparentemente lejanas.
—Estoy segura de que tu padre te ama, Aya —le asegura para su consuelo.
—No tiene opción, soy la única hija que tiene —responde en tono sarcástico, al tiempo que apoya tu mentón en una de sus manos.
María niega con una sonrisa ante aquel remate. Este tipo de momentos con Aya la hacen recordar a ella misma un año atrás.
***
La brisa hacía flamear su camisón. Se abrazó a sí misma para calentar sus brazos sobre la tela. Era Nazareth, y por el clima, eran mediados de otoño. Estaba en casa, pero por una extraña razón se sentía perdida. Caminaba entre la multitud, pero nadie parecía notarla.
Avanzó en la dirección que recordaba, llegando a su hogar. El hogar que ella y José habían dejado. Porque no hubo un día en el que no anhelara volver a casa, en que no pensara en las personas que había dejado atrás, en todo aquello que construyó aquí.
Cruzó la puerta como un viento fuerte, raudamente, rebosante de alegría. Pero lo que se encontró no fue lo que esperaba.
Se encontró con un montón de desconocidos con semblantes tristes, sentados alrededor de una larga mesa. Todos se veían tan desconsolados, que incluso ella podía sentirlo a pesar de no entender nada.
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Antes, durante y después de la Estrella (Journey To Bethlehem / Camino a Belén)
FanfictionDetalles que creo que faltaron en la película porque obviamente, al ser una película, no puede durar la cantidad de tiempo que necesito que dure para todas las respuestas que quiero.