Narrador Omnisciente Todopoderoso.
Él no despierta los siguientes dos días.
El tiempo es algo curioso. A veces ni siquiera te das cuenta de que las horas pasan; a veces un solo minuto puede parecer una vida entera. Un solo momento puede convertir segundos en una pesadilla y hacerte caer de rodillas hasta que lo único que puedas oír sea el sonido rápido pero constante de tu corazón latiendo dentro de tu pecho vacío.
María tuvo que soportar muchos de estos momentos en su joven vida, y algo en su corazón le dice que todavía quedan muchos más.
Recuerda el miedo cuando la fueron a buscar soldados en la casa de su prima en Hebrón.
Recuerda el pánico en sus venas cuando el príncipe de Judea desenfundó su espada ante el lecho donde yacía su hijo recién nacido.
Pero nada se comparaba a esto, porque en todos esos momentos, él se encontraba a su lado para protegerla.
Lo trajeron los soldados y algunos aprendices cuando estaba despidiéndose de Aya. Llegó inconsciente, con un vendaje rodeando su frente y otro cubriendo por completo su abdomen.
Cuando pasa el shock, las siguientes horas son pura tortura.
El profeta ha turnado a sus aprendices para venir a revisarlo, cambiar sus vendas o intentar algo que haga que despierte, ya sea con hierbas, ungüentos o aceites. Ella ha visto a los pobres muchachos intentar todo lo que saben, todo lo que les enseñaron, todo lo que se les había ordenado, pero nada cambia.
Aya ha venido estos días únicamente para asegurarse de que ella no se desmoronara por completo, recordándole su estado. Ella le dice que Jesús y este bebé son lo único que la retienen de no largarse a llorar todo el tiempo.
Bomani ha distraído al niño todo lo que puede, y por esos breves instantes, no pregunta donde está su padre. Ella no quiere que lo vea, no así.
El arquitecto Nkosi le había pedido perdón tantas veces que su angustiada cabeza no puede recordar cuantas han sido realmente, y ha puesto en sus manos oro, que según él es por el pago de su invento, pero fue tanto que incluso cree que cierta parte del pago ya es solo la culpa. Ella lo agradece, pero de todos modos nada de eso es suficiente, porque no es lo que realmente quiere. Ella quiere a su esposo.
María no está desamparada, lo sabe. Dios siempre ha acomodado todo para que eso nunca pase. Lo ha hecho incluso ahora, pero simplemente no sabe realmente qué decir ni qué pensar hasta el punto en que tiene que cerrar los ojos para calmar su respiración temblorosa y disminuir un poco los latidos de su corazón. Ella tiene que hacerlo porque no sabe si este bebé es lo único que le quedará de él.
Sus ojos están fijos en su rostro dormido mientras lo observa desde la silla a un lado de la cama; ha descansado poco o nada, a la espera de ver sus ojos abrirse.
—¿Sabe que el profeta ha prometido premiar al que esté de turno mientras el carpintero despierta? —habla Ishaq esa noche, desde su silla al pie de la cama.
Él había sido el que había tomado los turnos más largos, el que había intentado con más ahínco que José despertara, él que ahora lo miraba somnoliento y cruzado de brazos desde su asiento.
—Les enseña a ser sanadores, lo suponía —habla sin despegar la vista de su esposo.
—Pero todos tienen miedo de lo que pueda ocurrir si no... Despierta definitivamente durante su turno —ella entiende lo que trata de decirle; si fracasan, podrían ser degradados a lecciones primarias de nuevo. —Por eso tomo los turnos más largos, porque yo sí estoy seguro de que despertará, y no tengo miedo.
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Antes, durante y después de la Estrella (Journey To Bethlehem / Camino a Belén)
FanficDetalles que creo que faltaron en la película porque obviamente, al ser una película, no puede durar la cantidad de tiempo que necesito que dure para todas las respuestas que quiero.