Narrador Omnisciente Todopoderoso.
Dos meses pasan rápido cuando hay mucho por hacer. Cuando tienes que construir una estabilidad desde cero en un lugar desconocido.
Trabajaron juntos, como lo venían haciendo hace un año, desde que se casaron. La tienda ahora era, no solo amplia, sino también acogedora. La dividieron en tres partes con las cortinas en las que María había trabajado, un espacio para el comedor, otro para la cuna del bebé y otro donde dormirían ellos. Las alfombras gruesas cubrían los suelos para que no sean tan invadidos por la arena del exterior y las lámparas de aceite iluminaban cada rincón.
El espacio del niño tenía lo que José había prometido, una cuna. La madera reluciente, bien pulida, barandas altas con un acabado delicado. María tejió el mosquitero y los cojines ella misma. El pequeño colchón fue comprado de unos tapiceros del mercado en Tebas, junto con el colchón para ellos, ambos rellenos de lana en muchas cantidades y tejido con telas de algodón. El muchacho también se encargó de hacer una mecedora, para que su esposa pudiera acunar al niño más cómodamente.
Muy en el fondo, y aunque no lo haya dicho en voz alta, en José aún pesaban las condiciones tan apresuradas, poco cómodas y llenas de carencias en las que el niño llegó al mundo en Belén.
¿Qué clase de rey nace en la inmundicia?
Resonaba en su cabeza una de las muchas frases despectivas que había lanzado el príncipe de Judea aquella noche. Y si bien, esas palabras lo atormentaban, sirvió para impulsarlo a trabajar más rápido y más duro para que su hijo tuviera un lugar decente en donde descansar y jugar.
Él hizo la base para el colchón de ambos, ella hizo las almohadas, tenían el baúl que trajeron desde Judea. Él también había hecho un pequeño estante para que ella guardara los pergaminos de las escrituras que había alcanzado a traer consigo. Tenían un espacio propio, era de los dos y lo habían construido juntos.
Para el comedor, no hay mucho que decir, había hecho una estantería para los utensilios de cocina, una mesa y unas cuatro sillas, si a alguien se le ocurriera visitarlos.
También habían creado una rutina, él iba un par de días a la semana para trabajar en los mobiliarios del templo, el resto solo trabajaba bajo el toldo que había levantado cerca de la tienda para poder tener su taller. Empezaba a tener clientes, trabajaba realmente duro.
Ella se encargaba de la casa, la comida, la limpieza y el bebé, le sobraba tiempo para leer más de lo que le gustaría admitir en ocasiones, pero se sentía bien con todo eso, estaba criando al salvador y tenía al lado a un hombre que se esforzaba para que no les faltara nada. Era lo mínimo que podía hacer.
Por eso, cuando su lectura se ve interrumpida por el llanto de Jesús, no duda en abandonar los pergaminos sobre la mesa y hacer a un lado la cortina que separaba el comedor de la habitación del niño.
—Llegó mamá, mi amor —dijo serena y dulcemente al encontrarse con el niño sentado en el colchón y con los ojos aguados, a la espera de un rostro familiar.
Corrió con la mano el mosquitero y tomó al bebé, pasando el brazo por sus pequeños muslos para cargarlo de manera que se sienta más cómodo sentado contra este, mientras que con el otro trata de darle estabilidad a su espalda. Ya podía erguirse y levantar el torso y la cabeza solo, pero todavía era algo débil para ciertas cosas.
El llanto calmó apenas estuvo entre sus brazos, así que no era hambre, tampoco un cambio de pañal, continuaría llorando si así lo fuera. Ella lo sabe. Solo era atención o aburrimiento, porque a pesar de que no era nada que le doliera o algo que le molestara, mantenía su tierno semblante de disgusto.
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Antes, durante y después de la Estrella (Journey To Bethlehem / Camino a Belén)
FanficDetalles que creo que faltaron en la película porque obviamente, al ser una película, no puede durar la cantidad de tiempo que necesito que dure para todas las respuestas que quiero.