Narrador Omnisciente Todopoderoso.
Las cosas nunca ocurren como uno las planea. A veces es fácil, otras difícil... Y ahora simplemente había que escapar otra vez. No pensaron que iba a volver a pasar, pero por lo menos ya estaban acostumbrados, por así decirlo. Aún así, el miedo siempre está presente.
—Ven, te prestaré algo de ropa. Te reconocerán al instante si sales así de nuevo —indica María a Aya, para luego guiarla al cuarto, estirándola de la mano para que se moviera rápido.
No obstante, otro dolor bajo el vientre hace que se detenga, obligándola a soltar la mano de Aya para encontrar equilibrio por la mesa del comedor. Esta vez no es tan fugaz como el primero y debe cerrar los ojos con fuerza para contenerse.
—¿María? —pregunta Aya al darse cuenta y aparta una de las sillas para hacerla sentar. —¿María, estás bien? —pregunta preocupada.
—Sí —asiente mientras respira profundamente. —Debe ser por el estrés del momento —trata de convencerla para no angustiarla más de lo que todos ya lo están.
Aya no le cree ni una sola palabra y comienza a revisar su pulso y a palpar su vientre. Era claro que algo no iba bien. No obstante, el sonido de un caballo galopando en la arena la hace detenerse de sus atenciones, quedando paralizada.
—¡Carpintero! —llama la egipcia en total terror al sentir unas botas avanzar a paso decidido en la entrada.
—¡José! —grita como puede María.
Él abandona todo lo que estaba preparando y sale disparado de la habitación al oír a las mujeres. Al darse cuenta de la situación, se posicionó ante ellas, dispuesto a defenderlas.
Así tenía que terminar esto ¿no? Él defendiendo a su familia. No más muchacho torpe y asustado. Él haría frente al hombre que más había atormentado a su mujer y a su hijo. Esto se acababa hoy.
Apretó los puños con fuerza al ver a la gran figura asomarse entre las telas de la entrada. Cuando apenas lo vió, bajo la corona dorada no estaba aquel rey tan cruel y despiadado; solo estaba el muchacho confundido que ambos conocían muy bien.
—¿Tú?—es lo primero que sale de la boca del carpintero.
—¿Ustedes? —su mirada va de José a María —¿Qué rayos hacen aquí? —la confusión rápidamente se vuelve ira —¡Les dije que se largaran lejos! —levanta la voz, reclamándole al carpintero.
Por más que la impresión lo superaba en todos los aspectos, José no se quedaría callado ante él, no otra vez.
—¡Es Egipto!¡¿Qué tan lejos querías que me llevara a mi familia?! —levanta la voz.
—No lo sé ¡Tal vez en dónde nunca los volviera a encontrar! —responde, levantando la voz a la par.
Ante el momento tenso y la agresividad creciente, Aya toma una manzana del pequeño cuenco de frutas del centro de la mesa y se lo arroja, impactando directamente contra su mejilla.
—Eso fue... —Tensa la mandíbula y aprieta los dientes. —Increíblemente grosero —responde el rey.
—Aya, él es Antípatro —habla finalmente María mientras intenta respirar.
—No, él es el rey de Judea —niega con la cabeza aún alarmada. —Herodes —lo apunta con el dedo.
—¡¿Qué?! —suelta indignado el muchacho, haciendo a un lado al carpintero —Yo no soy mi padre —dice ante el recuerdo de su interminable lucha consigo mismo —Tú me dijiste eso, dijiste que yo sí tenía opción —reclama a María, tomando su brazo bruscamente ante el tren de emociones en el que se mezclaba la ira y la súplica —¡Dile que no soy mi padre!
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Antes, durante y después de la Estrella (Journey To Bethlehem / Camino a Belén)
FanfictionDetalles que creo que faltaron en la película porque obviamente, al ser una película, no puede durar la cantidad de tiempo que necesito que dure para todas las respuestas que quiero.