—¿Y hay muchas cosas en los pisos superiores? —le preguntó Marinette a Félix.
Ambos estaban conversando en la cafetería. Marinette bebía un capuchino de vainilla y Félix un café sin azúcar, hacía bastante frío.
—Lo que más me gusta es la biblioteca —la azabache asintió, aunque su rostro demostró cierto grado de decepción. Félix pensó en añadir algo, por lo que hizo algo de memoria —. También está el salón de Arte. Espera, ¿tú no tienes clase de Arte? Creo que nunca te he visto.
—Es porque no puedo subir la escalera —Félix se sintió avergonzado, Marinette tuvo que decir algo obvio por su culpa —. Digamos que subir es complicado, pero bajar es un tormento. Jamás podré conocer ese salón.
—Quizás alguien podría ayudarte alguna vez, ¿no has pensado en que te carguen? Si algún día quieres ir a la biblioteca, yo podría llevarte en mi espalda —propuso.
¿Por qué había dicho algo así? Simple: Marinette le causaba ternura, era una gran chica. Era bastante triste que no pudiera subir escaleras o caminar demasiado. El mundo es enorme, hay lugares hermosos por conocer.
—Gracias, aunque me daría algo de vergüenza —admitió sonrojándose levemente. Félix mostró una sonrisa amable, era tierna —. ¿A ti no te daría vergüenza?
—Para nada, estaría ayudando a una amiga. Ayudar no es algo por lo que se deba sentir vergüenza.
—Gracias, Félix —la sonrisa de Marinette cambió en ese momento —. Eres un buen amigo.
En ese momento ambos compartían un pensamiento: "tengo un amigo", era algo nuevo para ambos. Por eso se sentían emocionados.
*
Chat Noir no lo dudó y en cuanto vio a Marinette, la tomó entre sus brazos. Marinette se asustó un poco, pero se aferró al felino. Félix podía notar lo delgada que era la azabache y podía sentir su miedo, la reconfortó diciéndole que la estaba llevando a un lugar seguro.
—Aquí estarás a salvo —y la abandonó, dejándola en la biblioteca.
—Félix no mentía al decir que es enorme, mira cuantos libros...
Aunque quisiera observar todo, decidió transformarse. ¡Era hora de acabar con la maldad!
*
—¡Fue una batalla intensa! ¡Pero como siempre, ganamos! —Ladybug siempre se mostraba tan alegre, era todo lo contrario a él.
*
Decidió regresar a la biblioteca solo porque quería ver un poco más del lugar. Después podía transformarse en Ladybug para regresar a su casa, no era tan terrible.
—¿Marinette? —dio un leve salto, se asustó —, ¿Cómo subiste?
—Chat Noir me trajo aquí —respondió la azabache —. Me encanta, es enorme y todos estos libros, solo mira. Hay una sección de clásicos, sinceramente siempre he querido leer Mujercitas.
Félix sonrió, había hecho una buena acción siendo Chat Noir sin sentirse obligado, se sentía bien ayudar a Marinette, su sonrisa hacia que todo valiera la pena.
—Podemos sacar tu tarjeta y te llevas el libro, ven.
Después de haber hecho eso, Félix se agachó un poco y recibió la muleta de Marinette. Ella se subió a su espalda, él la sostuvo fuertemente, ella se puso nerviosa, por suerte él no podía ver su sonrojo.
—¿Seguro que no te da vergüenza?
—Tranquila, todo está bien —respondió con tono tranquilo.
—¿No crees que peso demasiado?
—Para nada, tranquila, deja de pensar tanto, piensa en que pudiste conocer la biblioteca sin dañar tus piernas.
—Gracias por rescatarme, Félix.
—Supongo que salvé a la Princesa de la Torre, vaya...
Félix se arrepintió por las palabras que utilizó, porque en un cuento de hadas, las Princesas siempre son rescatadas por Príncipes Azules.
Marinette sí veía a Félix como un Príncipe o un caballero. Y Félix también veía a la azabache como una Princesa, una chica tímida, algo delicada y al mismo tiempo soñadora.
Ambos se mantuvieron en silencio, por la incomodidad que sintieron.
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Otro día.
FanfictionSerie de relatos protagonizados por Félix, utilizando las palabras del calendario Marichat.