Mentiras.

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—Creo que el abrigo de mi papá te queda demasiado grande, no te protegerá demasiado del frío —dijo la azabache —. Quizás no sea buena idea que vayas a la nieve —se oía algo desanimada.

—¿Bromeas? ¿Después de todo lo que te abrigaste? Creo que es más que obvio que quieres ir a la nieve. Vamos, no te preocupes por mí —Félix la ayudó a caminar, la tomó del brazo y le dio un "empujón" (más que nada comenzó a motivarla) —. Estoy seguro de que te encanta la nieve, ¿no?

—Me gusta, pero no me gusta que otros se enfermen por mí culpa —respondió ella enseguida.

—Si quieres saber un poco más sobre mí, te diré que yo solía vivir en Londres y ahí el clima es bastante frío —le dijo con tono serio —. Así que no te preocupes por mí, estoy acostumbrado.

—Entonces no siempre viviste en París... —susurró Marinette.

—No —respondió de modo seco —. Pero vamos afuera, después si quieres podemos hablar del tema, aprovechemos que aún es temprano para salir —Marinette no dijo nada, simplemente comenzó a caminar y fue al patio en compañía de Félix.

Ella pensaba en eso de Londres. Félix solía vivir en Londres y ahora vivía en París. ¿Siempre estaba amargado porque no le gustaba vivir en París? ¿Extrañaba su vida en Londres? ¿En Londres tenía a sus amigos más cercanos?, se llenó de dudas.

*

Una vez fuera, Marinette sintió bastante frío pese a estar abrigada. Félix la ayudó a llegar al patio, podía notar que en esa superficie le costaba más caminar y mantener el equilibrio, por eso se mantuvo cerca. Félix pensó en Adrien, porque a él le gustaba jugar en la nieve.

—Creo que podemos hacer un hombre de nieve —sugirió Félix.

—¡Suena bien!

Juntos comenzaron a juntar nieve, de ese modo estaban creando a su hombre de nieve, con bastante esfuerzo y risas hicieron las tres pelotas de nieve, encontraron ramas para sus brazos y para su rostro usaron piedras que encontraron cerca, solo faltaba un gorro y una zanahoria para su nariz.

—Se podría decir que terminamos a medias, no tiene nariz.

—Por suerte no la necesita —Marinette no pudo evitar reír, Félix era tan directo que realmente daba risa —. ¿Te gustaría hacer un Ángel de nieve?

—Nunca he hecho uno, la verdad es que por mis problemas musculares me cuesta un poco agacharme —admitió la azabache.

—¿Qué tal si yo te ayudo? —sugirió Félix.

Marinette se sonrojó, aunque gracias al frío sus mejillas ya se veían lo suficientemente rojas, por lo que Félix no lo notó (y si lo notó, no dijo nada al respecto).

—Pero...

—No digas nada, no es incómodo y no me molesta —Félix la conocía bien y pudo predecir lo que ella diría —. Vamos a tu ritmo.

Félix tocó a Marinette de modo suave, por suerte gracias a toda la ropa que llevaba, no sintió cosquillas (aunque de los nervios no se salvaba), de ese modo, la ayudó a tumbarse en la nieve (dejando la muleta de lato); Marinette se colocó a su lado, un poco lejos para no ser golpeado.

—Solo tienes que mover tus brazos de forma rápida, arriba y abajo, así —Félix hizo una demostración.

—Entiendo —Marinette lo imitó. De pronto, una genuina sonrisa se formó en sus labios, Félix la vio y también sonrió, parecía ser que le gustaba lo que estaba haciendo —. Creo que volar se debe sentir de este modo —comentó la azabache —. Me siento libre —susurró, pero Félix pudo escucharla.

Volar. Él jamás pensó en volar. Ahora pensaba en Marinette, que dependía de una muleta para poder estar de pie y que cosas tan simples y cotidianas para él como agacharse, eran algo que a ella le costaba. Pobre. Con razón ella quería volar, su vida no era sencilla.

—Creo que ya terminamos, te dará frío —Félix la ayudó a levantarse, hizo uso de un poco de su fuerza para que ella no sufriera, aunque no pesaba casi nada, era bastante ligera —. Mira.

Vieron sus ángeles, a Marinette le encantaron.

—Quisiera tomar una foto de recuerdo, pero dejé mi celular adentro —hizo un puchero.

—Por suerte traje el mío —Félix sacó una foto de los ángeles.

—¿Me tomarías una foto? ¿Por favor? —Félix asintió y le tomó la fotografía, Marinette había salido realmente hermosa, era una foto que jamás borraría —, ¿Podemos tomarnos una foto juntos? Me gustaría tener un recuerdo de este día.

—Claro —Félix tomó la fotografía, era realmente encantadora, ambos se veían muy bien juntos y nada incómodos —. Creo que solo falta un trineo para que vivas la experiencia completa, aunque...

Antes de que Marinette pudiera decir algo, Félix se agachó un poco y puso su espalda para que ella subiera.

—Sube, no tardaremos mucho —dijo el rubio.

—¿No crees que será incómodo para ti?

—Para nada.

Marinette pensaba que Félix estaba mintiendo, pero de todas formas, subió a su espalda. De ese modo, él comenzó a correr un poco, le dio un paseo corto. Marinette quería bajar, pero Félix se dio cuenta de que la temperatura estaba descendiendo y por eso decidió que la llevaría de ese modo a su casa. Marinette se sentía incómoda, no quería que a Félix le diera dolor de espalda o de alguna extremidad, de todas formas, él la llevaba a ella y a su muleta.

Una vez dentro de la casa de la azabache, se quitaron los abrigos. Félix se iba a despedir, pero Marinette habló antes de que eso sucediera.

—¿No te gustaría tomar chocolate caliente o algún capuchino? —preguntó.

—¿En serio? —ella asintió, también se había sorprendido por sus propias palabras —, me gustaría mucho, pero aquí lo importante es: ¿a ti te gustaría? —quiso saber.

—Después de todo lo que hiciste por mí hoy, me sentiría mal si no aceptaras —respondió con sinceridad —. Sé que probablemente tienes muchas preguntas, y creo que ya me cansé de las mentiras... —dejo salir un suspiro —, hablemos en la cocina.

Marinette sentía que era hora de decirle la verdad a Félix, él merecía saber su verdad: merecía saber que ella tenía azul y que por eso actuaba de ese modo tan "raro".

Félix la siguió, ansioso por respuestas.

Tuve clases virtuales y les juro que ¡me enojé! Y necesito escribir lo qué pasó: la profesora estaba leyendo la lista por orden para elegir a las personas que tenían que leer, le tocó a mi compañero Daniel y yo soy Denisse, ambos somos D&D, entonces después me tocaría a mí (por el orden) ¿Qué pasó? ¡La profesora me saltó! ¡Se fue de la D a la E de Esteban! ¡& después a la M de Martín! ¿Desde cuándo los profesores te saltan? T_T Hoy ninguna profesora me hizo hablar o leer, fui invisible todo el día... me sentí mal.

Por eso vine a escribir un poco de esta historia, nuestros niños van avanzando. :3 El próximo capítulo contendrá verdades por parte de ambos, se conocerán más. ¡Ya tengo la idea en mente! :3

Otro día.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora