Arrullo.

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En ese momento, Félix se dio cuenta de que Marinette se sentía mal, bastaba solo con verla para darse cuenta de ello. Su piel estaba más pálida que de costumbre, también se veía mareada y no dejaba de bostezar, algo sucedía. A Félix no le importó estar en clases, él se levantó, se dirigió a Marinette y la ayudó a levantarse, ella se sorprendió un poco, pero sin importar lo qué estaba sucediendo, simplemente lo siguió. De ese modo, juntos salieron del salón y Félix la sentó en la banca del patio.

—¿Qué sucedió? —le preguntó a la azabache.

Ella no respondió nada, aún se veía bastante pálida. Ella abrió su bolso y dentro de el sacó un inhalador, Félix se sorprendió un poco, ella jamás mencionó que tenía problemas respiratorios, eso era algo nuevo. Cuando estuvo lista, le explicó:

—A veces me dan ataques de asma, me siento muy encerrada o muy estresada, pasa esto —explicó la azabache, algo avergonzada —. Sé que puede parecer tonto, pero soy una caja de enfermedades tontas, puedes reírte si quieres —sonaba algo ofendida, aunque su voz sonaba ronca.

—¿Reírme porque tienes enfermedades? No sé qué clase de personas conociste antes, pero definitivamente no eran buenas —esa respuesta hizo que la azabache sonriera —. Te diré lo que haré —él se acercó un poco más a ella y comenzó a acariciar su espalda de modo suave, haciendo círculos en ella. Luego, comenzó a susurrar un arrullo —. Cuando me sentía mal, mi mamá hacía esto —explicó para después continuar con el arrullo.

Cuando Marinette se relajó, Félix se levantó, fue por agua. En cuanto volvió, se la entregó y ella bebió de modo lento.

—Muchas gracias por siempre ayudarme, Félix.

Marinette a veces pensaba que Félix era una especie de Ángel Guardián y se sentía muy agradecida de tenerlo en su vida, era una bendición para ella.

—No me tienes que agradecer, recuerda que lo hago porque eres importante para mí —respondió enseguida. Marinette sonrió, sonrojándose un poco.

Disfrutaba mucho estando a su lado.

Aunque, la semana siguiente, las cosas cambiaron.

*

Félix había faltado a clases el lunes, Marinette pensó que regresaría el martes, pero se equivocó, tampoco volvió el miércoles y el jueves mucho menos.

Marinette se dio cuenta de que cuando Félix faltaba, ella se sentía algo vacía, él era muy importante para ella porque la acompañaba, conversaban, se entendían e incluso podían reír juntos, ambos eran importantes para el otro. Incluso estando con Alya (y otras compañeras que se estaban convirtiendo en sus amigas), no sentía lo mismo, ellas no llenaban ese vacío. Incluso Nino intentaba hablar con ella, pero no funcionaba.

—Creo que a Marinette no le importa tanto Félix como él a ella —le dijo Adrien a Nino.

—Marinette es más tímida que Félix, Adrien.

—¿Félix está bien? —repentinamente la azabache apareció en el patio, frente a ellos. Nino saltó, se asustó —, es que ha faltado y no es habitual en él, sé que le gusta venir a clases.

Adrien sonrió, al fin Marinette demostraba interés y preocupación por él.

—¿No le has escrito?

—No —respondió enseguida bajando la cabeza avergonzada —. Es solo que no quería molestarlo.

—Creo que le gustaría mucho que le escribas, Marinette —aseguró Adrien —. O podrías ir a verlo, ¿qué te parece si me acompañas a casa hoy? —sugirió —, aunque tengo entrenamiento de esgrima, eso podría ser un problema, ¡espera! Creo que podríamos matar a dos pájaros de un tiro si es que estás de acuerdo.

—La verdad es que no estoy entendiendo nada.

—Bienvenida a mi mundo, Marinette —respondió Nino.

*

Marinette acompañó a Adrien al entrenamiento de esgrima, apenas llegaron, Adrien presentó a Marinette y a Kagami. Marinette la saludó de modo tímido, Kagami le dio una rápida inspección, Marinette se sintió algo intimidada. Adrien sabía que Kagami no tenía amigas y pensó que una chica tímida podría ayudar a su compañera a dejar de actuar tan seria todo el tiempo.

—Pensé que ambas podrían llevarse bien, después de todo, se parecen.

—Su cabello es más sedoso y largo que el mío y sus ojos son celestes, los míos no —respondió seria.

—De todas formas tienen el mismo color de pelo y son casi de la misma altura —aclaró Adrien —. Además, Marinette no sabe nada de esgrima, podrías explicarle y demostrarle lo buena que eres.

—Claro, ahora estamos hablando mi idioma.

Kagami le enseñó esgrima a Marinette, demostrando que era la mejor y venciendo a Adrien. Marinette no entendía mucho, hizo algunas preguntas. Después del entrenamiento, Kagami llevó a la azabache a la cafetería (fue una sugerencia de Adrien, ambas fueron solas).

—Si te soy sincera, nunca he tenido una amiga —dijo Kagami —. Yo estudio en casa, solo vengo aquí para entrenar esgrima, no soy buena conversando.

—Yo tuve amigos falsos, que me cambiaron por la chica popular del curso, así que te entiendo.

—En ocasiones creo que es mejor no tener amigos que pasar por amigos falsos, solo juegan contigo y después uno queda mal y ellos siguen con su vida como si nada.

—Tienes razón —ambas asintieron. Kagami suspiró, ella pensaba que la amistad no era para ella, que todos eran su competencia —. Pero existen personas buenas. Antes a mí no se me acercaba nadie por mi condición —tocó su muleta, Kagami asintió, entendía el punto —. Cuando conocí a Félix, él me ayudó a entender que existen personas que son buenas y que te ayudan, personas que te escuchan y que estarán contigo siempre —la azabache sonrió ampliamente.

—¿Félix es tú novio?

—¿Qué? ¡No! ¡Él es mi amigo! —respondió nerviosa.

—Marinette, hablas de él como si estuvieses enamorada, deberías ver la sonrisa de ilusionada que tienes, pero no te preocupes, tengo una solución —Kagami tomó su bolso y sacó una revista —. Harás el test para saber de tus sentimientos.

—¿Crees que un test de revista me dirá si estoy enamorada o no?

—Es una tontería, pero si en las películas funciona, ¿quién dice que en la vida real no?

No tenían nada que perder.

*

—Quiero decirle la verdad a Marinette, mamá, pero tengo miedo de su reacción.

—Hijo mío, no importa tú origen, tú eres como cualquier otro humano, no lo dudes... —y como cuando era un niño y sufría, en ese momento su madre lo estaba arrullando. Félix se había dado cuenta de sus sentimientos por Marinette, quería contarle lo que sentía, pero antes de poder dar ese gran paso, quería contarle su origen, pero tenía muchas dudas al respecto, ¿ella lo tomaría bien?, ¿lo entendería o pensaría que era un monstruo? No quería que eso la alejara... por primera vez en su vida: estaba aterrado.

Hoy tuve prueba y ¡Dios! ¡Es que no se imaginan! La profesora dio un temario MUY largo, era sobre las bodas alrededor del Mundo (muchísimos países) y obviamente yo estudié todos esos países, sus vestidos, tradiciones, etc. & cuando fue mi turno... me tocó una parte que hablaba sobre los padrinos, el fin de la boda y la duración de está, justo me tocó Latinoamérica ¡& yo aprendiendo todas esas cosas raras! ¡JAJAJAJA! Eso me hizo enojar y reír, es que ¿para qué estudiar tanto? XD jajaja, por eso vine a escribir para desahogarme. XD

De todas formas, creo que me fue bien, estoy casi segura, pero esa profesora es algo complicada, así que no voy a celebrar aún.

Otro día.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora