Príncipe.

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Chat Noir ingresó a la Panadería del modo más discreto posible, fue a la parte más alta. Una vez dentro, solo vio algunas fotografías familiares, en ellas Marinette se veía radiante, su sonrisa demostraba felicidad y amor, incluso sus ojos brillaban.

"Tú sí que amas a tu familia", pensó el felino. Le gustaba ver esa sonrisa en Marinette. Comenzó a recordar algunos momentos y recordó cuando Marinette conoció la biblioteca o cuando fueron a tiendas de ropa o cuando compraron helados. Definitivamente, él había tenido el privilegio de ver su verdadera sonrisa, la conocía bastante bien. "Concéntrate", se regañó mentalmente.

Observando ese lugar notó que no había nada significativo, nada que fuera llamativo o que pudiese ayudarlo de alguna manera. Por eso siguió caminando, bajó la escalera, los padres de la azabache continuaban trabajando, entró a la cocina, todo se veía normal, hasta que vio una especie de puerta, ingresó en ella, había muchas cajas y comida guardada, también vio una especie de estante. ¿Un estante en una cocina?

Se acercó a ese estante, porque le llamó la atención que estuviese ahí. Al acercarse lo primero que vio fue una foto de Marinette y muchos libros, la foto no tenía marco, era una foto apoyada en los libros. Para el felino eso fue bastante raro, por lo que la tocó y... bajó.

Llegó a un lugar oscuro, en el que había otro libro, este libro estaba simplemente apoyado en un lugar donde se veían algunas mariposas. ¿Qué estaba sucediendo? Se acercó y... vio imágenes que no tenía sentido, lo único que se podía apreciar era una imagen de Plagg, su Kwami y una criatura roja, se veía su anillo y los aretes de Ladybug.

En ese momento lo supo: su corazonada era cierta: uno de los padres de Marinette era el vilano.

—No sé cómo me encontraste... pero eres muy tonto al venir aquí solo.

De pronto, tenía un bastón apuntando su cuello.

—No soy tonto, soy suficientemente fuerte como para enfrentarme a ti —aseguró. Quizás estaba siendo muy estúpido, pero sentía que podía arriesgarse por amor.

—¿Eso crees? Mira esto —el villano encendió las luces del lugar y Chat Noir pudo ver cientos de mariposas encerradas, de ese modo siempre había akumatizados —. Podría akumatizarte ahora mismo si lo quisiera —le advirtió.

—Quiero ver que lo intentes.

—De acuerdo.

De ese modo Monarca lanzó uno de sus akumas a Chat Noir. Chat Noir escuchó todo el discurso, era tentador, pero su amor por Marinette lo mantenía cuerdo, por esa razón fue capaz de rechazar al akuma.

—No creas que estarás a salvo —Monarca volvió a lanzar un akuma, pero la historia se repitió.

—Tú estás perdiendo el tiempo —sonrió, se sentía muy confiado.

—¡No! —de ese modo lanzó más de un akuma hacia el felino (algo que jamás había hecho), pero nada sucedió, ninguno funcionó, incluso el felino comenzó a defenderse —, ¡Necesito tú Miraculous!

Comenzaron a pelear con sus bastones, golpes iban y venían. Chat Noir no quería lastimar a Monarca, porque sabía que era Tom, y sabía que era una buena persona, solo que estaba actuando de modo equivocado pensando que hacia lo correcto. En cambio Monarca no peleaba de modo cuidadoso, incluso consiguió golpear el labio del felino, haciéndolo sangrar. Al chico ya le dolía el hombro, Monarca estaba peleando de modo muy brusco, con mucha rabia.

—¡Tú no lo entiendes! ¡Yo solo quiero arreglar las cosas!

—Existen otras maneras, no siempre es necesario hacer el mal.

Otro día.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora