Ambos se dirigieron a la cocina de la casa, una vez dentro, Marinette comenzó a juntar las cosas necesarias para preparar capuchino y buscó algunas galletitas para Félix.
Félix notó que el cuerpo de la azabache daba ligeros temblores, eso solo demostraba lo nerviosa que ella se sentía. Comprendía que tendrían una conversación sincera, algo que la aterraba, quizás ya no quería hablar del tema.
—Te ofrecería pastel, pero solo tenemos galletas.
—Marinette, ¿te parece si hacemos un trato? —propuso el rubio cambiando completamente de tema.
—¿Quieres hacer un trato? ¿Qué clase de trato? —preguntó un poco confundida la azabache.
—Sé que me quieres hablar con sinceridad y yo quiero hacer lo mismo contigo, para que te sientas más tranquila, yo te contaré sobre mí y tú me contarás sobre ti después —sugirió el rubio —. Creo que así te sentirás más cómoda hablando.
—Gracias.
—Recuerda que no me tienes que dar las gracias por todo.
Una vez que los capuchinos estuvieron listos, ambos se sentaron. Marinette sirvió las galletas.
—Yo nací en Londres y viví ahí durante casi toda mi vida —informó Félix —. Si te soy sincero, de pequeño mi padre me maltrataba, entonces no lo pasé muy bien, pero cuando todo eso acabó, fui muy feliz con mi mamá. Ella y yo siempre fuimos muy unidos.
Félix tuvo que omitir la parte en la que hablaba de sus verdaderos orígenes, porque Marinette no sabía sobre los Miraculous y sus poderes, sería algo muy extraño que alguien repentinamente te diga: "no soy humano, nací de una pluma".
—El año pasado, cuando mi primo quedó huérfano mi mamá y yo nos mudamos aquí para vivir con él.
—¿Por eso siempre te veías amargado? ¿Extrañas a tus amigos de Londres?
—Jamás tuve amigos —admitió Félix para sorpresa de Marinette —. Siempre fui solitario, creo que los maltratos de mi padre me hicieron temer un poco de las personas, nunca quise confiar en nadie. Debo admitir que aquí en París, me sentí un poco mejor, porque la familia creció, aunque seguí siendo amargado sin darme cuenta —se sentía raro hablar de ese tema.
—Yo me escondo de las personas, siempre que tengo amigos, pasan cosas —soltó Marinette —. El año antepasado, yo iba a clases normales, como todos. Ese año, tuve dos amigos, pero después dejaron de ser mis amigos.
—¿Te abandonaron? —la azabache asintió, sus ojos se cristalizaron debido a la tristeza que sintió al recordar eso —, para mí no tiene sentido, tú eres muy simpática y tierna. Eso es algo que me podría pasar a mí, no a ti.
—Mi amiga y yo éramos algo cercanas, las dos éramos solitarias y nos juntábamos por esa razón. Mi amigo conversaba conmigo, pero se juntaba conmigo porque necesitaba mis apuntes —Marinette suspiró —. Un día, la chica más popular del curso se quedó sola, porque dejaron de juntarse con ella, perdió a su "rebaño".
Félix no entendía qué relación tenía todo eso: dos amigos que solo utilizaron a Marinette y después ¿una chica popular que perdió a sus secuaces? Era algo confuso.
—A esa chica yo no le caía bien, nunca supe porqué, pero en ocasiones cuando se despedía de mi amiga, yo quería despedirme y ella se alejaba para que no besara su mejilla, como si yo le diera asco.
—Era una tonta.
—Como mi amiga era solitaria y yo era su única amiga, el primer día de clases, le envío un mensaje a mi amiga para que se sentarán juntas. Desde ese día, se volvieron inseparables y... me dejaron sola.
Marinette comenzó a llorar sin poder evitarlo, recordar eso le afectaba mucho, era algo que no podía superar aunque el tiempo pasara.
—Estaban juntas en todas las clases, pero en los recreos ella me buscaba porque la abandonaba. Un día, estábamos en una clase y mi amigo también se unió a ambas, los tres hicieron una convivencia y a mí no me invitaron. Recuerdo como comían papas fritas y otras cosas, se ayudaban, reían y yo... ya no existía.
Marinette siguió llorando. Félix se levantó y la abrazó, acarició su espalda sin decir nada.
—Eran mis amigos, ella me ayudaba y me hablaba, él a veces me corregía y yo le prestaba mis apuntes, a veces salíamos a caminar. No lo entiendo... ¿cómo es que me cambiaron por una chica popular? ¿Es que para ellos mi amistad nunca significó nada? ¿Soy tan reemplazable?
—Ellos son unos tontos, tú eres una chica muy dulce, amable e inteligente, eres muy fuerte, Marinette. Ellos no te supieron valorar —Félix limpió sus lágrimas y continúo acariciando su espalda.
—Después de eso me cuestioné tantas cosas, me di cuenta de que soy diferente porque uso una muleta y que quizás, por eso las personas no se quieren juntar conmigo, por ser diferente.
—No pienses así, ser diferente es lo que te hace especial y valiente —Félix ni siquiera dudo al responder —. Eres más que una muleta, eres Marinette y vales mucho.
Se separaron. Félix volvió a sentarse, pero acariciando su espalda.
—Todo eso me hizo sentir mal y por eso decidí dejar el colegio normal y estudiar en casa. Este año regresé, porque quería tener amigos, entonces llegaste tú —ambos se estaban mirando fijamente —. Y confíe en ti, te ganaste mi cariño, pero por alguna razón, cuando todo esto pasó... mis miedos también volvieron. Sé que tú eres inteligente, pero... tuve miedo, mis recuerdos me jugaron en contra y quise aislarme, siento que no merezco tener amigos —admitió.
—Yo creo que mereces tener amigos y olvidar a quienes te hirieron, porque los amigos no hacen eso —en el fondo ella lo sabía, pero a veces cuesta aceptar la realidad —. Yo jamás te dañaría, te quiero, Marinette.
Esas palabras fueron las que impulsaron a Marinette a contar su secreto más profundo.
—Tengo depresión —soltó —. Por eso me cuesta hablar con los demás, por eso me cuesta mirar a los demás a los ojos. Yo casi siempre contengo las ganas de llorar —suspiró y bajó la mirada después de decir eso —. Te acabo de contar mi mayor secreto, nadie lo sabe, solo algunos profesores.
—Y yo no se lo diré a nadie —prometió. Ella confiaba en él, sabía que era cierto, que Félix estaba siendo muy sincero —. Ahora sé que eres mucho más fuerte de lo que pensaba.
—¿Fuerte? Yo siento que no soy fuerte, que solo sé llorar y no sirvo para nada.
—Tienes recuerdos dolorosos y muchas inseguridades, luchar contra todo eso a diario es una gran cosa. Eres muy fuerte, Marinette.
—Gracias por decirme cosas así.
—Te digo lo que veo en ti. Eres pequeña, tierna, pero al mismo tiempo eres una guerrera, eres asombrosa.
—Félix —y está vez, fue Marinette quien abrazó al rubio, no pudo contenerse.
Todo esto fue tan profundo, lloré escribiendo. 😭💔
Esa historia de los dos "amigos" fue lo que me pasó a mí, ¡me cambiaron por una Chloé! Y ella me sacó del grupo, dejándome sola. 💔 A veces aún me preguntó si alguna vez ellos me consideraron su amiga o no, incluso él me borró de su Instagram...
Este año tengo dos "amigos", pero tal y como le pasa a Marinette, tengo miedo...
En fin, ¡estamos por llegar a los cien votos! ¡Gracias! 🥺♥️
ESTÁS LEYENDO
Otro día.
FanfictionSerie de relatos protagonizados por Félix, utilizando las palabras del calendario Marichat.