A la hora de clases, Félix se sentó al lado de Adrien y para su buena suerte, cerca de Nino y de Kim. Pudo ver como Alya se sentaba al lado de Marinette, aunque ninguna de ellas se dirigió la mirada. Félix sonrió de lado. Adrien estaba pendiente de las reacciones de su primo.
—Te lo dije, Nino —susurró Adrien a su mejor amigo.
—Lo veo y no lo creo —respondió Nino desconcertado. Jamás imaginó que al serio de Félix podría gustarle alguien y ¡mucho menos alguien como Marinette, que es todo lo contrario a él!
La profesora dio la orden de hacer un trabajo en grupos. Adrien le iba a hablar a su primo, para que trabajen en grupo como siempre, pero ni bien la profesora terminó de hablar él se levantó y se acercó a Marinette, sentándose a su lado.
—Félix corriendo para trabajar con una chica, ahora yo no lo puedo creer —dijo Adrien —. Siempre decía que le gustaba trabajar conmigo porque no soy tan "lento" como otros, es un cumplido a su manera.
—Al menos ahora podremos trabajar juntos, el poder de los mejores amigos hará que tengamos una excelente nota —Nino chocó los puños con Adrien, que no estaba tan seguro de eso.
—¿Estás bien? —le preguntó Félix a Marinette.
—Sí —Marinette estaba frotando sus ojos. Antes nadie la elegía para los trabajos grupales, ahora todo había cambiado y se sentía algo irreal, era distinto ser la "rechazada" del curso a tener un amigo sincero —. Solo tenía algo de sueño y cuando bostezó algunas lágrimas escapan —mintió.
—Entiendo, a todos nos pasa —sabía que Marinette mentía, pero decidió no hacerla sentir incómoda —. Entonces, ¿has pensado en eso del taller que elegirás?
—Félix —Marinette alzó una de sus cejas y vio fijamente al rubio, él también la miraba —. Estamos en clase, debemos hablar sobre nuestro trabajo.
—Sí, es solo que buscar un taller me parece más importante que este trabajo —respondió con sinceridad.
—¿En serio eres tú? Porque... —Félix era el mejor estudiante del salón y que en ese momento no estuviera pensando en la materia era algo bastante raro.
—¿Cómo van ustedes? —la profesora se acercó a ellos. Marinette se alteró, porque no llevaban nada, su rostro la delató. Trago saliva, nerviosa. Félix la vio y quiso reír, Marinette era demasiado expresiva con sus facciones.
—Estábamos discutiendo un poco, porque existen leyendas como Nessie, pero también existen cosas que se creía que no existían, recientemente por ejemplo llegaron superhéroes a París, eso también es algo sorprendente, ¿no lo cree?
Marinette alzó una de sus cejas. Félix realmente poseía el don de la palabra y el conocimiento. No habían hablado sobre ningún tema y él había improvisado de modo veloz, era realmente sorprendente. La azabache sonrió.
—Yo voy a escribir sobre Ladybug, soy su fan número uno —se quejó Alya.
Marinette la miró sorprendida, ¿esa chica con tan mal temperamento admiraba a su otra versión? Eso definitivamente era algo que no se esperaba, ¡una locura!
—¡No, yo soy su fan número uno! —exclamó ahora Chloé. Y definitivamente, eso sorprendió a todos en el salón. ¿Chloé admiraba a alguien que no era ella misma? ¡Qué locura! —, además, somos muy cercanas, ella me admira también.
—Qué mentirosa... —susurró Marinette.
Un gran debate se armó y casi toda la clase estuvo hablando sobre los superhéroes y lo mucho que los admiraban. A Félix le sorprendió bastante escuchar como muchos alababan su inteligencia (siempre pensó que Chat Noir solo era un personaje secundario en toda esa historia) y algunos decían cosas sobre su disfraz, comentarios bastante inapropiados e incómodos. Marinette por su parte se sentía tan bien, muchos la admiraban, era algo que nunca imaginó.
*
Cuando la hora de salida llegó, Félix dejo a Marinette sentada en una banca para que la esperara.
—¿Entonces a ti también te gustan Ladybug y Chat Noir? —le preguntó Alya acercándose.
—Sí —Marinette respondió bajo, aún no confiaba del todo en esa chica —. Me encanta que tengan poderes y que sean tan hábiles, creo que son muy geniales.
—¡Tienes razón! ¡Yo amo sus poderes y amo lo valientes que son! —exclamó Alya —, quizás otro día podríamos juntarnos a hablar sobre eso. Disculpa si te hice sentir mal por lo de tu amigo, solo... me gustaría tener una amiga. Lo siento, ¿quieres empezar de nuevo?
A Marinette también le costaba hacer amigos, por eso decidió darle otra oportunidad a Alya.
—Soy Marinette.
Alya sonrió.
—Y yo Alya —ambas rieron —. ¡Debo irme, nos vemos mañana!
Después de un rato, Félix llegó y se sentó al lado de Marinette.
—Traje papeles de todos los talleres que existen, así será más sencillo para ti tomar una decisión.
—Muchas gracias, Félix —Marinette se acercó sin pensarlo dos veces y besó la mejilla de su amigo. Al darse cuenta, se sonrojó un poco, se sintió avergonzada.
—No es nada —respondió sonriente, ignorando ese beso (aunque lo hizo sentir bien, no lo negaría).
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Otro día.
أدب الهواةSerie de relatos protagonizados por Félix, utilizando las palabras del calendario Marichat.