Ángel/Demonio.

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—Creo que tengo una teoría, pero no tengo con quien hablar al respecto...

Félix se sentía algo desesperado, porque él pensaba que estaba cerca de una pista, cerca de descubrir la verdad sobre el mal. Si no supiera la identidad de Ladybug, hubiera hablado del tema con ella, pero como sabía quién era, no podía hacerlo.

—Tú lograste cambiar... —un anciano de baja estatura se paró frente a él y lo observó de modo tranquilo.

—¿Quién es usted? —preguntó el rubio sin demostrar alguna emoción, ni miedo ni sorpresa, nada.

—Es el gran Guardián —dijo Plagg, apareciendo. Se encontraban en un parque, por suerte no había muchas personas —. Él es quien te eligió.

—Hablemos en un lugar tranquilo.

Félix prefirió no preguntar nada y simplemente siguió al anciano, no tenía otra opción, él tenía muchas preguntas para hacer.

Se dirigieron a un callejón donde había una puerta oculta, entraron a un lugar que no se veía pequeño y se sentaron, lucía como una especie de refugio abandonado.

—¿Por qué me eligió? ¿Por qué quiso maldecirme? —fue lo primero que le preguntó una vez se sentaron.

—Yo no quise maldecirte, solo vi el potencial que hay en ti —le respondió rápidamente —. Los Miraculous tienen la capacidad de cambiar tú vida, te dan herramientas necesarias para cambiar y mejorar, si logras utilizarlos para el bien.

Félix pensaba en que gracias a los Miraculous había encontrado al amor de su vida sin saberlo y quizás, gracias a esa persona había cambiado. Al principio solo se dedicó a ver las cosas malas de ser un portador, jamás pensó en las cosas positivas. Quizás había sido un poco malagradecido sin notarlo.

—Yo soy el Maestro Fu y soy el Guardián de los Miraculous —se presentó —. Los he estado siguiendo y sé que tienes algunas pistas.

—Tengo una teoría, pero no estoy del todo seguro —respondió.

—Joven portador, puedes contarme tus teorías —le dijo el Maestro Fu.

Félix sentía que podía confiar en ese hombre, porque él sabía mucho sobre los Miraculous y eso le daba seguridad. Incluso él podría saber que él no era un ser humano, o quizás no era tan poderoso como él pensaba.

—Estaba pensando en los padres de Ladybug —confesó Félix. El Maestro Fu asintió, se mantuvo serio, no expresó nada —. Una vez ella me dijo que sus padres harían cualquier cosa con tal de ayudarla a ser normal. Creo que las cosas podrían ir por ahí.

—Si tienes tus sospechas, debes manejar el tema con calma.

—Admito que me sorprendería que una chica tan angelical como ella pudiera estar relacionada con alguien demoníaco como un villano —explicó Félix.

—Debes seguir tus instintos, porque eso es lo que te ha ayudado hasta ahora, solo recuerda que no estás solo —le recordó el Maestro Fu.

*

Félix tomó una decisión: iría a la Panadería de los padres de Marinette, ya que ellos casi siempre estaban en ese lugar y ella casi siempre se encontraba sola en casa, él quería investigar ese lugar y buscar alguna pista o algo.

—Recuerda que el Maestro Fu te dijo que son un equipo —le recordó Plagg.

—No puedo simplemente decirle que su familia podría estar relacionada a villanos gracias a su condición —respondió Félix —. Por mucho que ella no sepa que yo sé su identidad, no quiero hacerla sentir mal.

*

Félix se transformó en Chat Noir y se dirigió a la Panadería, los padres de la azabache aún se encontraban trabajando.

—Debí suponerlo, apenas son las ocho de la noche... —comentó el felino.

Bajo su perspectiva, solo tenía dos opciones: entrar a la Panadería encubierto y buscar algo o volver a casa y esperar a que cerraran. Aunque, si lo pensaba bien ya estaba ahí. La decisión estaba clara.

*

Marinette se encontraba en su habitación y por alguna razón, se sentía bastante inquieta, ella pensaba que era por sus sentimientos y por lo que tenía pendiente.

—¡Solo quiero decirle que sí, Tikki! ¡Esto ya no puede esperar más!

Marinette tomó su muleta y se puso de pie. No estaba cansada, su mente no dejaba de pensar en Félix y solo quería ir a verlo y decirle que quería ser su novia, que no tenía nada que pensar. Ella ya se había dado cuenta de sus sentimientos y estaba segura de ellos, lo amaba. Tenía mucho que decirle a Félix.

Apenas llegó a la Mansión, Adrien abrió la puerta y frunció su ceño al verla.

—¿Félix no está contigo? Estaba seguro de que fue a verte, Marinette —dijo el rubio.

—¿Te dijo que iría a verme? —la azabache se sonrojó sin poder evitarlo, ambos habían tenido la misma idea.

Marinette pensaba como una chica enamorada, Adrien pensaba como un primo preocupado.

—Marinette, Félix salió de casa a eso de las siete de la tarde —dijo Adrien —. Si te das cuenta, ya es tarde y no ha regresado —la azabache también se preocupó —. Y no está contigo.

—¡Esto es malo! ¡Esto es muy grave! —el rostro de la azabache demostraba pánico, comenzó a pensar en que algo muy malo le había sucedido a Félix y se preocupó tanto como Adrien.

—Tranquila, él está bien —Adrien sacó su celular y marcó el número de su primo, el cual no respondió —. De acuerdo, hay que preocuparse.

—No, no nos tenemos que preocupar, ¡hay que buscarlo! —Marinette apretó su muleta y se alejó de Adrien. Adrien comenzó a correr, le gritó a Marinette que le avisaría apenas supiera algo —, ¿Qué podemos hacer, Tikki? —la azabache intentaba mantener la calma, después de todo, era Ladybug y podía buscar a Félix con ayuda de sus poderes, ella lo salvaría, haría lo necesario, lo que estuviera a su alcance con tal de salvarlo.

—Hola, Ladybug.

La azabache gritó y dio un salto. Tiró su muleta al suelo y el anciano que le había hablado, la recogió y se la entregó. Ella seguía asustada.

—¡Yo no soy Ladybug, yo solo soy Marinette! Soy una chica normal, con una vida normal, además, soy muy aburrida, yo...

—Marinette, él es el Gran Guardián —dijo Tikki —. No tiene caso que intentes mentirle.

—Yo soy quien te eligió —la azabache parpadeó, no podía creer lo que estaba escuchando, al fin tenía las respuestas que tanto había buscado —. Y tenemos mucho de que hablar, Ladybug, pero me temo que no tenemos tiempo suficiente, al menos no en este momento.

—¿Usted sabe qué sucedió con Félix? —preguntó la azabache.

El Maestro Fu sabía que no podía responder a eso, porque las identidades aún no se sabían, debía responder con cuidado.

—Es sobre Chat Noir —eso alertó a la azabache —. Él está en peligro.

—Lo salvaré —aseguró decidida —. Y también salvaré a Félix. Yo puedo, siempre he podido.

—Claro que sí, Marinette —el Maestro Fu aplaudió ante su decisión.

¡Holis!

Lamento mucho la tardanza, pero apenas el jueves salí de vacacionesadiós, primer semestre!), estudiar es una gran responsabilidad y no tenía tiempo para escribir, ¡fue horrible!

Pero ahora que estoy de vacaciones, terminaré este fanfic. 🥺

Otro día.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora