Fiesta de pijamas.

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—Esto se siente casi como descansar un poco... —susurró Ladybug —, siempre estamos batallando tanto, nunca tenemos descanso, el trabajo de un superhéroe nunca termina.

Chat asintió, él sabía bien eso, jamás descansaban, siempre estaban salvando París y él buscaba pistas sobre quién podría ser el villano, pero no tenía ninguna pista sólida. Pensaba que quizás era alguien importante de París, alguien poderoso, a veces las personas poderosas creen que no tienen suficiente poder y por eso quieren tener aún más. Uno nunca sabe.

—Cada vez que veo tu rostro te ves serio —comentó Ladybug —. ¿Nunca sonríes? Creo que deberías aprender a relajarte.

—Eso es imposible para mí, Ladybug —respondió con seguridad.

—No es imposible, Chat, solo tienes que relajarte —repitió ella —. Te preocupas demasiado y eso es malo, hay cosas que se pueden cambiar para bien, confía en mí —él no pudo evitar alzar una de sus cejas, no era que no confiara en ella, solo que... había cosas de ella que no le gustaban completamente —. Después de todo, somos compañeros, el mejor equipo de todos, ¿no?

Chat soltó una risa con algo de sarcasmo, no lo pudo evitar. A veces ella era la líder del equipo, incluso los medios de comunicación decían eso, los comparaban diciendo que él era "el ayudante de Ladybug", aunque él sentía que ambos se ayudaban cada vez que podían, se apoyaban mutuamente.

—Sí, somos un buen equipo —respondió el felino.

—¿Solo buenos? —repitió ella —, ¿no crees que seamos los mejores?

—No —respondió enseguida con sinceridad. Ladybug suspiró, Chat era demasiado sincero —. Somos los únicos superhéroes que existen, eso no nos convierte automáticamente en los mejores.

—Tienes razón, pero de todas formas somos muy capaces, hasta ahora no hemos fallado —le recordó ella. Eso hizo que el felino asintiera, no había pensado en ese detalle hasta ahora y era algo cierto, no eran malos, aunque tampoco los mejores —. En fin, es bastante tarde y creo que será mejor que nos vayamos, sino, esto será como una fiesta de pijamas —bromeó.

Chat solo frunció el ceño, no le gustaban los chistes de mal gusto de su compañera, eran bastante tontos. Ella también frunció su ceño y se despidió, alejándose.

*

Una vez en casa, volvió a ser Marinette y se recostó en su cama.

—A ese felino le falta sentido del humor, realmente no disfruta de las bromas —se quejó mientras suspiraba, se sentía bastante cansada —. Es un amargado, creo que todos los gatos son así, por eso no me gustan tanto...

*

—Deberías tener un poco de su sentido del humor, es divertida —le dijo Plagg a Félix.

—Sí, ustedes se llevarían bien, son igual de irritantes con los chistes malos —Plagg frunció el ceño hacia su portador —. Lástima que yo soy tu portador.

—Lo sé, tristemente no te puedo cambiar.

—Y yo no me puedo deshacer de ti —señaló su anillo.

—Tendrás que empezar a hacer chistes malos, así comenzarás a apreciar más a esa chica.

Félix y los chistes no se llevaban bien, por esa razón le costaba conquistar a Ladybug, esa chica y él eran todo lo contrario. Aparentemente, tenía una misión imposible.

Otro día.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora