Un lugar oculto.

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Esa noche Marinette pensó en lo mucho que le hubiera gustado estar con Félix, quizás él hubiera disfrutado mucho más de un "pijamada" que el amargado de Chat Noir. Aunque intentó con todas sus fuerzas dejar de lado esos pensamientos, ¿desde cuándo ella pensaba en chicos?, eso era algo completamente nuevo, es que normalmente estaba sola, estuvo mucho tiempo encerrada en la soledad de su habitación.

—Te ves preocupada, Marinette... —le dijo Tikki.

La azabache se sobresaltó un poco al escuchar a Tikki, pero al verla sonrió. Tikki se recostó en las piernas estiradas de su portadora, la estaba mirando con preocupación marcada en sus facciones.

—Solo pensaba en algunas cosas, Tikki, pero ya estoy mejor, será mejor que durmamos de una vez... buenas noches.

Ambas se desearon las buenas noches y después de eso, se acomodaron para poder dormir. Marinette lo intentó, pero seguía pensando en Félix. Eso la mantuvo desvelada y algo preocupada, no quería pensar en él.

*

Al día siguiente, ambos se saludaron como de costumbre, aunque no estuvieron juntos en la sala de clases. Ahora Alya se sentaba con Marinette, ambas estaban intentando conocerse y ver si conseguían convertirse en buenas amigas. Hasta ahora, Marinette había descubierto que Alya era una gran fan de los superhéroes y realmente admiraba a Ladybug y a Chat Noir, eran su ejemplo a seguir y ella quería saber todo sobre ellos.

—¿No te da miedo que no sean tan geniales como piensas?

Marinette tenía mucho miedo de que todos descubrieran su identidad. ¿Qué pasaría si descubrían que la gran Ladybug no era más que una chica que dependía de una muleta para tener estabilidad?, Marinette no era alguien sorprendente, valiente o genial, simplemente era Marinette, nada más. La chica genial era Ladybug.

—No dejes que tus temores hablen por ti, Marinette. Ladybug es increíble, ella es muy valiente. Todo lo que hace a diario es grandioso, confía, algún día todo esto terminará —aseguró Alya.

Marinette solo sonrió. Escuchar todo eso la tranquilizaba un poco, le gustaba escuchar ese tipo de cumplidos, aunque no eran directamente para ella, de todas formas sí lo eran.

*

En el recreo, Félix fue directo con ella.

—Decidí que me inscribiré en el taller de esgrima.

—¡Eso es genial! —Marinette aplaudió, mantenía una sonrisa de oreja a oreja en sus labios —, me alegro mucho de que te decidieras. ¿Qué te hizo tomar esa decisión?

Félix la miró fijamente, Marinette también lo miraba, pero decidió esquivar su mirada, por alguna razón se sintió incómoda, no supo el motivo. Félix sonrió. Se sintió tan tentado a responder: "por ti, porque tú me apoyas y me motivas, eres inspiración para mí". Aunque no fue capaz de decirlo, algo se lo impidió.

—Quería buscar algo interesante que hacer, algo que me guste —optó por responder —. Este colegio tiene distintos lugares para los deportes, el fútbol se practica en el patio trasero, donde está el pasto, pero el esgrima es en el patio central —le contó.

—Nunca he visto a los deportistas —admitió Marinette.

—Teniendo en cuenta que este es tu primer año aquí, lo entiendo —la azabache asintió. Jamás le llamaron mucho la atención los deportes, cuando veía películas, los deportistas solían ser los más engreídos del colegio —. ¿Te gustaría acompañarme? Podrías conocer algo nuevo, ya sabes, salir un poco de la rutina.

—Claro, gracias por la invitación.

—Gracias a ti por acompañarme —ambos sonrieron.

*

No dejaron que Marinette acompañara a Félix a la inscripción, pero si dejaron que esperara afuera. Mientras ella esperaba, tristemente se encontró con Chloé.

—¿Tú otra vez, Muletita? —Chloé se acercó y cruzó sus brazos —, ¿no me digas que tienes ganas de ver a los deportistas hacer todo lo que tú nunca podrás? Justo cuando pensé que ya no podías ser más patética —el brazo de Marinette tembló un poco, porque esas palabras la estaban afectando —. Si te quedas lo suficiente, podrás verme con mi uniforme de porrista y podrás morir de envidia, verás lo encantadora que me veo.

Chloé se alejó.

Marinette sintió como una lágrima la traicionaba y caía. Observó a su alrededor, muchas personas habían escuchado eso, solo miraban. No había ni rastros de Félix.

—¿No lo vas a esperar, Marinette? —preguntó Tikki, preocupada.

Pero Marinette no respondió. Simplemente comenzó a caminar. Fue al primer lugar que se le vino a la mente "el baño especial", se demoró un poco en llegar, pero una vez ahí, se encerró para llorar. Chloé siempre intentaba herirla, siempre le decía comentarios feos o muy directos. Ella intentaba ser fuerte, pero en ocasiones no lo conseguía, porque las palabras pueden doler, sobre todo cuando crees que son ciertas.

—¡Marinette! —un Akuma había aparecido —, ¡Si dejas que entre en tu Miraculous, es el fin! ¡Entregarías los aretes enseguida!

—¿Entregar mis aretes? —de pronto se levantó, lo hizo soltando su muleta y eso la hizo trastabillar un poco. En eso, pensó en lo bien que se sentía siendo portadora, en lo mucho que su vida había cambiado y en la libertad que sentía cuando era Ladybug. ¿En serio el dolor haría que hiciera cosas que ella no quería? ¿En serio quería perder lo mejor que le había pasado? —, ¡No caeré en esta trampa! —exclamó. Sintió con tanta intensidad, que sin la necesidad de usar sus poderes, la mariposa volvió a ser blanca. Tikki se sorprendió, eso indicaba un gran poder.

Marinette había usado tanta energía al hacer eso (algo que ni siquiera ella notó), que cayó inconsciente sentada en el inodoro, había sido un esfuerzo realmente grande.

—El Maestro Fu sabía lo que hacia al elegirla... —susurró Tikki.

La Kwami atravesó la pared del baño y tomó un poco de agua con sus manitas, regresó al baño y la arrojó al rostro de su portadora, no funcionó. 

*

Félix había salido con su uniforme de esgrima. Adrien estaba emocionado por enfrentarse a su primo y derrotarlo, sería divertido, también quería que él se enfrentara a Kagami, porque pensaba que ese sería un duelo épico. Solo que... Félix no estaba concentrado.

—Algo no está bien —dijo Félix.

—Lo sé, no me respondes, no estás concentrado en esto —le respondió Adrien —. No es divertido hablar... —Félix comenzó a caminar, no le importaba llevar su uniforme puesto —, ¿adónde se supone que vas?

Félix se alejó sin responder.

—¿No deberías estar practicando? —le preguntó Plagg.

—Marinette dijo que estaría apoyándome y no estaba, ella no se iría así como así.

No estaba en la cafetería, tampoco en el salón de los casilleros ni en ningún otro lugar. De pronto, Félix recordó el baño "para discapacitados", lo había divisado en más de una ocasión. Primero golpeó la puerta, pero no hubo respuesta. Después, entró. Apenas lo hizo, corrió hacia la azabache, estaba tendida en el suelo.

—¡Marinette! —sintió su pulso, estaba algo lento. La meció un poco, sin ser muy brusco. En eso, ella despertó —, ¿qué pasó?

—Me sentí mal —en realidad, Chloé la hizo sentir mal, después casi fue akumatizada y... esas cosas —. Fallé.

—No digas eso, todo está bien, ya despertaste y no estás sola —Félix la ayudó a levantarse, notó que la azabache estaba algo fría y su cuerpo aún temblaba un poco —. Tienes que ir al Hospital, yo...

—Tengo una silla de ruedas —lo interrumpió —, el Director lo sabe, él la guarda para casos de emergencia, si me ayudas a...

—Espera aquí, iré por ella y te llevaré a casa.

Félix se fue rápidamente, sin importarle nada más que ayudar a Marinette.

—Siempre se preocupa tanto por mí...

Tikki notaba que había algo que hacia sentir mal a Marinette y ella no podía entender qué era.

Otro día.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora